¿Alguna vez se te ha olvidado la cara de un conocido? Imagínate que ese lapsus de memoria se produjese día tras día. Sales a la calle, te encuentras a tu vecino y su rostro no te suena de nada. Lo mismo ocurre al cruzarte con compañeros del trabajo, con antiguos amigos de la universidad, o incluso con personas cercanas. Esta afección neurológica se llama prosopagnosia o ceguera facial.
La prosopagnosia es un trastorno neurológico que se caracteriza por la dificultad o incapacidad para reconocer rostros de personas conocidas.
Esta alteración puede ser leve –no reconoces a conocidos con los que tienes poco trato, pero tienes una sensación de déjà vu porque te suenan de algo– o tremendamente incapacitante –no te reconoces a ti mismo en fotografías o incluso en el espejo–.
En cualquier caso, muchas personas se preguntan si alguien con prosopagnosia ve un borrón o un vacío en la cara de los demás. Esto es falso. En realidad, su cerebro detecta la información visual y es capaz de procesar perfectamente los detalles de un rostro. Identifica las cejas, ojos, nariz, boca, etc., pero a la hora de asociar este conjunto de rasgos a todos los rostros que tiene almacenados en su memoria, algo falla.
La prosopagnosia congénita afecta a todas aquellas personas que tienen una dificultad o incapacidad para reconocer rostros desde el nacimiento o la primera infancia. A mayores, pueden darse dos problemas: que la persona no sepa diferenciar unos rostros de otros, o que la persona logre diferenciarlos, pero no reconocerlos.
Respecto a la causa, hay dos hipótesis.
Es importante tener en cuenta que muchas personas con prosopagnosia congénita no son conscientes de que tienen una alteración neurológica porque no afecta a su vida cotidiana. Sufren algún despiste a la hora de saludar a un conocido por la calle, pero no hay más consecuencias.
La prosopagnosia adquirida suele ser más grave, porque va ligada a causas como:
En cualquier caso, las áreas del cerebro responsables de reconocer los rostros se encuentran dañadas.
Para paliar los déficits, es necesario utilizar otras claves visuales o contextuales para identificar a las personas –por ejemplo, fijándose en su corte de pelo, su forma de vestir, si tiene alguna marca…, o pensando qué persona es probable que sea teniendo en cuenta el lugar dónde se la ha encontrado–.
Como tal, la prosopagnosia adquirida no puede prevenirse porque es un síntoma de un daño cerebral. Lo que sí podemos hacer, es reducir el riesgo de sufrir dicho daño cerebral: