La incidencia de gripe en Europa se ha multiplicado por cinco esta temporada (2022-2023), en comparación con la pasada (2021-2022), según datos del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés). Desde el año 2001 circulan a nivel mundial dos linajes del tipo B (Yamagata y Victoria), antigénicamente diferentes, y que pueden infectar en cada temporada con carga y proporción variables e imprevisibles.
En Cataluña, por ejemplo, la incidencia estimada de gripe registra un claro ascenso, con 226 casos por 100.000 habitantes, frente a los 137 de la semana pasada, y la tasa calculada de bronquiolitis sigue en nivel de transmisión bajo.
En cuanto a la sintomatología de los dos tipos de gripe, A y B, los expertos afirman que no es posible diferenciarlas sin analizar previamente una muestra de los pacientes afectados ya que ambas generan un cuadro similar, que incluye dolores de cabeza, fiebre y malestar general.
Según Magda Campins, epidemióloga del hospital Vall d’Hebron, en declaraciones a La Vanguardia, "haber pasado la gripe A protege poco frente a la gripe B”, por lo que una persona que haya tenido gripe en otoño puede volver a tenerla ahora.
Los síntomas más habituales de la gripe B son: fiebre, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolores musculares, dolores de cabeza y sensación de fatiga. En algunos casos puede también presentarse vómitos y diarrea, algo más común en niños que en los adultos.
No siempre están todos estos síntomas presentes, ya que en algunos casos el cuadro sintomático puede presentarse con ausencia de fiebre, aunque siempre hay que estar vigilante ya que la gripe, aunque suele ser una enfermedad leve, en algunos casos presenta altas tasas de mortalidad vinculada al estado de salud previo de los pacientes afectados.
En términos generales, el virus de la gripe B se considera menos peligroso que el de la gripe A, y ha sido estudiado con menos intensidad, dado que posee menos capacidad para mutar y ocasionar cepas pandémicas letales. Sin embargo, el virus de la gripe B representa una parte significativa de la carga de la gripe anual en los seres humanos.
Un reciente informe de la Sociedad Española de Vacunología recogía el datos de seis sociedades médicas españolas en el que proponían sustituir la habitual vacuna trivalente (compuesta por tres cepas de virus influenza, dos de tipo A y una del tipo B) por otra tetravalente, que incluye dos virus A (A/H1N1 y A/H3N2) y dos virus B (B/Victoria y B/Yamagata), un cambio con el que los científicos piensan que se reducirán los afectados y las complicaciones provocadas por la gripe.
El estudio, recogido por El Confidencial, estimaba que cambiar la vacuna trivalente por la tetravalente evitaría al año en España 18.565 casos de gripe, 2.577 complicaciones, 407 hospitalizaciones y 181 muertes. A nivel económico global, se reducirían los costes por absentismo laboral (3,7 millones de euros), por atención a complicaciones de la gripe (2,2 millones) y por atención a los casos de gripe no complicada (0,4 millones).