La Junta de Castilla-La Mancha ha decretado la puesta en cuarentena de todas las explotaciones ganaderas (con ganado ovino o caprino) de la comunidad autónoma, excepto de la provincia de Guadalajara, al considerarse que hay poco ganado, debido al avance de la viruela ovina. En total quedarán inmovilizadas más de 6.000 explotaciones de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo debido a una enfermedad vírica por la que ha habido que sacrificar a unos 40.000 animales.
La viruela ovina no se contagia a los seres humanos ni tampoco a los productos de los animales afectados, pero que sí que es muy contagiosa entre los animales a los que se transmite. Hasta ahora se han detectado dos focos: en Cuenca, donde se registraron los primeros brotes a finales de 2022 y en Ciudad Real, donde se ha localizado un nuevo y último brote que ha puesto en alerta a todas las explotaciones. Hay temor a una transmisión comunitaria entre los rebaños.
Las autoridades ahora tratan de evitar que se mezclen unos animales con otros y que pueda extenderse el contagio de viruela ovina. Es el principal objetivo. El ganado caprino, además del ovino, también se ve afectado por la viruela, por lo que requiere estar bajo control.
Desde el Ejecutivo han querido dejar claro que no hay posibilidad de contagio de esta enfermedad vírica entre personas, aunque los trabajadores pueden portar el virus en la ropa y provocar el contagio de un animal. Esta enfermedad en el ganado se caracteriza por la aparición de algunos síntomas, como los siguientes:
En algunos casos puede provocar la muerte del animal afectado. El período de incubación dura entre ocho y 13 días.
El destino principal del ganado afectado son dos productos típicos de Castilla-La Mancha, como el queso y el cordero. La Denominación de Origen Queso Manchego no está preocupada por la medida tomada por la Junta porque no afecta a la recogida de leche, aunque ya avisa que se reducirá la producción de queso por el sacrificio de ovejas manchegas (unas 20.000 de los 40.000 animales que han pasado por el matadero.
El confinamiento de las ganaderías de ovino y caprino, no obstante, no ha sorprendido a algunos de los ganaderos que ya se vieron afectados por los primeros brotes. Muchos pedían una intervención desde hace cuatro meses. La erradicación de la viruela ovina, que se creía eliminada desde los años 60, es una prioridad para ellos.