Jubilación anticipada: ¿qué consecuencias puede tener para la memoria?
Un reciente estudio vincula las pérdidas de memoria con la jubilación: la culpa la tiene un 'frenazo' en nuestra actividad cerebral y social
Es importante, una vez llegue la edad de jubilación o prejubilación, mantenernos activos de forma constante, también en el ámbito de las relaciones sociales
¿Cuándo son alarmantes las pérdidas de memoria?
Uno podría pensar que la jubilación trae de la mano mejores condiciones para nuestra salud. Aunque es cierto que, cuando llega el momento de dejar de trabajar, nos encontramos en una edad relativamente avanzada, también lo es que tener tanto tiempo en nuestras manos (si sabemos utilizarlo sabiamente) puede hacernos ganar en calidad de vida, y mucho. Viajar, dedicarnos a nuestras aficiones, leer, disfrutar de tiempo de calidad en familia… son algunos buenos ejemplos. Sin embargo, la lógica inversa también se aplica: tras años y años de estrés y esfuerzo diario, un cambio radical hacia la monotonía más absoluta puede convertirse en detonante del desarrollo de enfermedades de todo tipo. En este sentido, un reciente estudio vincula las pérdidas de memoria con la jubilación (en este caso, anticipada): toma nota y aprende a evitarlo.
Jubilación anticipada: ¿Qué consecuencias puede tener para la memoria?
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La mayoría de nosotros soñamos con la llegada del día en el que podamos dejar de trabajar durante el resto de nuestra vida. Si, además, podemos retirarnos antes de la edad que marca la legalidad para la inmensa mayoría de los casos, mucho mejor. Sin embargo, prejubilarse también puede conllevar sus riesgos. Según recoge un estudio publicado por ScienceDirect, dejar de trabajar puede acelerar el declive cognitivo. Ello, claro está, si dejamos de utilizar nuestro cerebro de forma activa cada día.
En concreto, en este estudio se analiza el efecto de un programa de jubilación anticipada (el Plan Rural Nacional de Pensiones) puesto en marcha en China en el desempeño cognitivo de sus participantes. Los investigadores se basan en la Encuesta Longitudinal China de Salud y Jubilación (CHARLS, por sus siglas en inglés) que incluye una muestra representativa a nivel nacional de participantes de 45 años en adelante.
El resultado es claro: el grupo prejubilado mostró efectos adversos clínicamente significativos en varias áreas de la función cognitiva, especialmente en áreas como la recuperación inmediata de recuerdos, la recuperación retardada y en la retención total de vocabulario.
Este estudio resulta muy revelador teniendo en cuenta que los indicadores analizados tienen mucho que ver con el riesgo de padecer demencia en el futuro. Es el caso de una puntuación baja en cuanto a memoria de recuperación retardada. La buena noticia es que este deterioro no parece tener que ver directamente con la ausencia de trabajo, sino con una disminución de la frecuencia de relaciones sociales o de la realización de actividades que requieran cierta agudeza mental. En otras palabras, al llegar a la edad de jubilación podemos vernos tentados a echar el freno por completo y, sin embargo, esto es lo peor que podemos hacer.
Así, el resultado de este estudio nos deja ver que hay mucho de nuestra mano: es importante, una vez llegue la edad de jubilación o prejubilación, mantenernos activos de forma constante y crear rutinas tanto en el área de relaciones sociales como en cuanto al uso activo de nuestra capacidad cerebral. Afortunadamente, contaremos con todo el tiempo del mundo y un amplio abanico de posibilidades con las que hacer frente a esta tarea.