Media España está cubierta de nieve por el temporal y se esperan temperaturas bajo cero durante los próximos días. Un clima gélido al que nuestra piel no está acostumbrada y con el que sufre mucho ya que el frío puede provocar una deshidratación cutánea, enrojecimiento e incluso la descamación.
Además, las bajas temperaturas agravan las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como los síntomas de las enfermedades reumáticas, y favorecen los resfriados, las infecciones bronquiales y la gripe.
Con temperaturas bajo cero, es raro aquel que no siente frío. Pero aún en estas situaciones hay personas que parecen pasarlo realmente mal y algunas a las que pareciera que las bajas temperaturas no les afectan en tanta medida. ¿Por qué unas personas tienen más frío que otras? El frío es una sensación, una percepción de nuestro cerebro que se produce en la zona del hipotálamo, donde se regula la temperatura de nuestro cuerpo. Su principal función no es otra que controlar que nuestra temperatura no baje (ni suba) bruscamente ni que perdamos energía, tal y como explican en 'ScienceLine'.
Las diferencias entre unas personas y otras en cuanto al frío pueden tener varias causas, y una de ellas es el 'grosor' de la piel, que protege y aísla a los órganos. Es decir, las personas delgadas tienen, por lo general, más frío porque su piel es más fina y, por lo tanto, protege menos: igual que no es lo mismo abrigarse con un jersey que con una camiseta de algodón.
Asimismo, al ser el frío una sensación de nuestro cerebro, a veces puede llegar a engañarnos. Por ejemplo, algunas investigaciones han encontrado que aquellos que se sienten solos tienden a percibir los espacios como más fríos, y que ver a una persona tiritando ejerce una suerte de 'contagio' y nos hará sentir más frío. Otro de los motivos para sentir frío puede ser el cansancio o agotamiento. En otras ocasiones, puede ser síntoma de alguna enfermedad, desde gripes o resfriados --desaparecerá junto con los mocos y el malestar--- hasta infecciones más severas o problemas circulatorios, casos en los que lo mejor es acudir al médico.
Cuidar estos días de nuestra piel y de nuestras manos es de vital importancia ya que son las partes del cuerpo que quedan expuestas al frío. Con temperaturas muy bajas, la producción de grasa disminuye, por lo que la película protectora natural de nuestra piel se vuelve más fina y, al no poder retener la humedad, provoca la deshidratación.
En la mayoría de los casos, y siempre que la condición de friolero no implique alguna enfermedad seria, se puede dejar de serlo cambiando el estilo de vida: comiendo mejor, haciendo ejercicio y reduciendo el estrés diario.
Así por ejemplo, un poco de ejercicio activará el metabolismo y conllevará el movimiento de los músculos. Estos, mientras se muevan, producen calor. Además, el hígado también tiene mucho que decir en cuanto al frío ya que el 20 por ciento del calor de nuestro cuerpo es producido por este órgano, por lo que los expertos aconsejan "tratarlo bien" y no abusar del alcohol.
Sanidad aconseja informarse de las previsiones meteorológicas antes de salir a la calle. En caso de bajas temperaturas, se recomienda utilizar prendas de abrigo resistentes al viento y a la humedad y, bajo estas prendas, cubrirse con varias capas de ropa no excesivamente ajustadas.
Por otro lado, insta a protegerse "adecuadamente" la cabeza así como las manos, por ser zonas sensibles y de mayor pérdida de calor, y llevar calzado resistente al agua y antideslizante para evitar caídas (ante las placas de hielo) y especialmente en el caso de las personas mayores. Hay que procurar permanecer seco, ya que la ropa mojada enfría el cuerpo rápidamente.
En general, se recomienda estar pendiente de las personas que puedan estar en situación de vulnerabilidad ante el frío y, en caso necesario, contactar con el 112 o los servicios sociales de su ayuntamiento o centro de salud.
Además, Sanidad recuerda que todavía está operativa la campaña de vacunación frente a la gripe, recomendable para personas mayores y enfermos crónicos. También puede ser necesaria la vacunación contra el neumococo, un microbio responsable de muchas neumonías, para lo cual hay que consultar en el centro de salud.
Por otra parte, también se advierte de que se debe tener suma precaución con las estufas de leña y gas para evitar riesgo de incendios o de intoxicación por monóxido de carbono, asegurándose de que funcionan correctamente antes de ponerlas en marcha y de que las salidas de aire no están obstruidas.