¿Cuentas juntas o separadas?: el impacto psicológico del dinero en el bienestar de la pareja
A los varones, lo que les genera mayor bienestar subjetivo es la cantidad de dinero que ganan, mientras que, en las mujeres es la forma de gestionar el dinero
En las parejas tradicionales, el dinero tenía un significado más comunitario que simbolizaba la propia unión de la pareja
Actualmente, las relaciones son más individualizadas y se apuesta por una mayor independencia en la gestión del dinero
¿Qué modelo de administración económica mantiene con su pareja? ¿Son de los que poseen una “bolsa única” en la que ambos miembros contribuyen con sus ingresos? Un modelo que se considera más igualitario y donde cada uno de los integrantes administra el fondo y, por consiguiente, toma parte en sus decisiones. O, por el contrario, ¿son más partidarios del undoing gender, donde cada uno dispone de una cuenta propia? Un patrón, este último, que se encuentra más asociado con aquellos casos en los que la mujer posee mayores ingresos y también con los nuevos modelos de parejas y matrimonios. Sepan que, sea uno u otro, el modelo de gestión económica que han escogido como pareja está estrechamente asociado con el bienestar de cada uno de ustedes.
Dos investigadores de la Universidad de Málaga, Luis Manuel Ayuso Fernández y Félix Requena Santos, han profundizado en la relación que existe entre administración de dinero en la pareja y el grado de satisfacción de cada uno de sus miembros, recogiendo su investigación en el artículo “Administración del dinero y bienestar subjetivo en la pareja”, publicado en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas. Con este estudio, centrado en España, sus autores han querido aportar evidencia sobre cuál es la forma de reparto de dinero que proporciona mayor bienestar subjetivo a los diferentes miembros de la pareja.
MÁS
Los resultados que se extraen de este informe mantienen que el bienestar subjetivo en los varones, por término medio, es un 1,20% mayor que en las mujeres. También que la variable más desigualitaria entre hombres y mujeres en la pareja es la cantidad de ingresos mensuales medios de cada uno; siendo un 34,38% mayor en los primeros. Pero la principal conclusión que se extrae es que “el efecto que genera más bienestar subjetivo en los varones tiene que ver con factores económicos y sociales: específicamente, la cantidad de dinero que ganen. Mientras, en la mujer, aunque algunos de los factores económicos y sociales son más importantes que para el hombre (por ejemplo, la menor satisfacción con la pareja mientras aumenta los años de relación), el mayor bienestar subjetivo se asocia, de forma muy significativa, con la gestión y la forma de repartir el dinero”.
Luis Manuel Ayuso Sánchez, catedrático de Sociología en la Universidad de Málaga, especialista en Sociología de la Familia y uno de los autores de este estudio, afirma que “actualmente el modelo predominante es el denominado “bolsa común” donde todos los miembros contribuyen y cada uno utiliza lo que necesita. Es el modelo tradicional existente en nuestro país y en la mayor parte del mundo, vinculado a la sociedad moderna y al amor romántico. En el modelo antiguo, el hombre ganaba el dinero y la mujer lo gestionaba, sobre todo porque “lo multiplicaba” como responsable de la gestión doméstica”.
El significado que tiene actualmente al factor económico en la pareja ha variado. Según este experto en Sociología de la Familia, “en las parejas tradicionales, el dinero tenía un significado más comunitario que simbolizaba la propia unión de la pareja. En las relaciones actuales esa relación es más individualizada, de ahí que asistamos a una mayor independencia en la gestión del dinero. Las parejas tienen más probabilidad de no ser para toda la vida, por ello, frente a la importancia del amor en la formación de estas parejas, que es una idea subjetiva e irracional, la gestión del dinero en la pareja ofrece una mayor racionalidad. Es mejor que cada uno gestione su dinero y así no interfiera en nuestra relación de “amor puro”, dure lo que dure”.
En los casos de aquellas parejas en las que alguno de sus miembros no realiza ningún tipo de aportación económica, bien por desempleo o por una opción personal, como puede ser el mantenimiento del hogar, ¿cuál sería el grado de bienestar de sus componentes? En ese caso, entran en juego los pactos a los que han llegado sus miembros en su acuerdo conyugal, “puede haber casos donde uno de los dos se sacrifique por el bienestar familiar y eso se reconozca en la propia pareja, pero también puede haber parejas donde esto contribuya al deterioro de la relación. Depende de la comunicación y el acuerdo al que lleguen. Se trata de una cuestión que se gestiona informalmente, donde cada uno de sus miembros hace concesiones de su propia individualidad”, sostiene Luis Manuel Ayuso Sánchez.
Por otra parte, en la consecución del bienestar subjetivo de la pareja intervienen otros factores que no son los propiamente económicos y que forman también parte de las relaciones de pareja y de la gestión de la intimidad. “Desde cómo se administra el tiempo en común y por separado, las tareas domésticas, la sexualidad, las trayectorias laborales, las relaciones con la familia política, los amigos… el dinero es una parte más del arte de gestionar la vida en pareja…”, concluye el catedrático en Sociología.