Tenemos que tener mucho cuidado con las personas de edades más avanzadas y el frío. Este puede jugarles una mala pasada a su salud en general. Les afecta más que a otros colectivos, por lo que hemos de seguir una serie de cuidados en las épocas de más frío, en las que se pueden colapsar las urgencias por virus respiratorios.
Para ello entrevistamos al geriatra Manuel Mejía Ramírez de Arellano, del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, quien afirma que, efectivamente, nuestros mayores son uno de los colectivos más vulnerables frente al frío "y no sabemos hasta qué punto".
De hecho, pone el ejemplo de que en la primera década de este siglo más de 300 personas mayores de 65 años murieron por frío en Madrid, por lo que es más importante de lo que parece. "Siempre nos llaman más la atención las muertes por calor porque son como más evidentes en verano, y estas son más lentas, no solo por el frío si no por cómo el frío afecta a estas enfermedades", aprecia el doctor.
"Y ellos son más vulnerables porque sienten menos el frío", afirma, al tiempo que puntualiza que sus mecanismos para regular la temperatura y combatir el frío están enlentecidos o bajos de actividad fruto del envejecimiento.
El doctor Mejía recuerda que los mayores pueden incluso tener entre medio grado, o como muchísimo un grado menos que las personas más jóvenes, precisamente por esos mecanismos de control del frío, ya que tienen disminuido muchas veces el tono muscular o una disminución en la función de algunas hormonas como la tiroidea.
Esto nos hace que cuando tienen 37,2 piensas que les pasa algo y es febrícula. Entre que tienen menos musculatura, una función muscular disminuida, y el riesgo vascular muchas veces lo tienen afectado; no es raro que tengan una temperatura más baja", aprecia este geriatra.
Sobre los factores que pueden influir en la sensación de frío de las personas de edades más avanzadas, el especialista del Hospital Ramón y Cajal subraya que sobre todo influyen las enfermedades del sistema nervioso, y que pueden afectar a la regulación de la temperatura, pacientes que han tenido ictus o que tienen Parkinson, las enfermedades de la tiroides y de las glándulas suprarrenales, ya que las hormonas también participan en la regulación de la temperatura; y luego dice que se encontrarían las enfermedades de la piel, ya que los ancianos también la suelen tener adelgazada y entonces hace que estén menos protegidos para el frío.
"Y ya sin entrar en si son pacientes con demencia o trastornos de conducta que, en muchas ocasiones, no se protegen bien, y por ejemplo se ponen un abrigo en verano y salen destapados en invierno, que hace mucho frío", avisa el doctor Manuel Mejía Ramírez de Arellano.
Habla también de muchos fármacos que toman las personas mayores, como los antihipertensivos, que afectan a los vasos sanguíneos y hacen que no se vasodilaten o que lo hagan de más y esto puede afectar al intercambio de temperatura. "Y luego los psicofármacos alteran también la sensación y la respuesta al frío", agrega.
Con ello, el especialista del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid alerta de que el frío podría agravar sus patologías crónicas y muchas veces pacientes con EPOC o con enfermedades cardíacas, o renal crónica, solo por exponerse al frío esto puede afectarles.
"Una cosa que ocurre con el frío es que las plaquetas tienden a agruparse, aumenta el fibrinógeno, una de las sustancias que ayuda a esa agrupación cuando tenemos una herida para que se forme el trombo, pero si se forma el trombo cuando no tienes herida este puede ir a algún lado y provocar un infarto, por el hecho de agregación de plaquetas o de esa elevación de fibrinógeno en sangre", avisa este especialista.
Después, indica que la inmunidad en las personas mayores está enlentecida y por eso también la importancia de las vacunas en el colectivo, contando además con que la inmunidad está baja y esas infecciones provocadas por cambios de temperatura pueden provocarse con mayor frecuencia.
Con todo ello, y como primer consejo, plantea abrigarles y hacerlo siempre mejor en lugar de algo muy gordo que les resulte pesado o impida la circulación en alguna zona del cuerpo, hacerlo con varias capas y holgadas, que facilita además que el calor se redistribuya entre la piel y la ropa.
De esta manera se puede mantener mejor la temperatura, según insiste, al tiempo que considera que lo idóneo es abrigarles sobre todo por donde perdemos calor, que es por la cabeza, por las manos, y por los pies.
Concretamente sobre el calzado, el doctor ve muy importante que no solo sea cómodo y caliente, sino que con él se eviten roces y se puedan evitar heridas, pero también que sean antideslizantes para evitar que se caigan. "Siempre hay muchas caídas por el frío", alerta el geriatra del Hospital Ramón y Cajal.
A la hora de salir igualmente ve muy importante hacerlo no solo por el sol, que nos active la vitamina D, sino porque la falta de luz en esta época provoca un ánimo tendente a la depresión: "El hecho de que muchos mayores vivan solos y no tengan una compañía les hace aislarse cada vez más y, unido con el ámbito depresivo que provoca la falta de luz influye mucho".
Resalta que es fundamental igualmente mantener actividad física para que los músculos sigan produciendo calor y les sigan manteniendo lo más independientes posibles, y también para acompañarles y que no se produzcan aislamientos.
Otros puntos importantes sobre los que hacer hincapié, a juicio de este experto, son la dieta equilibrada y una hidratación adecuada, ya que "los mayores muchas veces no beben líquidos suficientes y en verano nos acordamos, pero no en invierno", y que no sean alcohol, que parece que vas a calentarte por dentro cuando, en realidad, esta sustancia vasodilata y hace que perdamos más calor.
La medicación que toman las personas de edades más avanzadas debe ser revisada con la llegada del invierno, según subraya este geriatra, porque indica que hay fármacos que efectivamente pueden afectar a la sensación de frío y a la respuesta frente a este fenómeno.
Sostiene el doctor Manuel Mejía Ramírez de Arellano que es preciso en esta temporada del año el hacer hincapié con las campañas de vacunación, a pesar de que todavía son muchos los mayores que tienen miedo en las vacunas.
"De todas, la del neumococo y la antigripal, así como la de la covid-19 son fundamentales. Sí se está viendo que son fundamentales para evitar que empeoren las infecciones respiratorias y, en concreto, de covid-19, es muy útil para que no haya casos tan graves, y en la mayor parte hay una gran diferencia entre los vacunados y los que no", añade.
Resalta igualmente la importancia del tema social, detectar pacientes que puedan tener una posible situación de aislamiento o una mala vivienda: "En este periodo de frío se puede tener algún riesgo y hay que estar pendientes de nuestros mayores vecinos y familiares".