Da igual que te guste el heavy metal, el flamenco o el pop británico porque, si todavía no lo has hecho, hoy vas a escuchar hablar de la canción de la icónica artista Shakira con el DJ, compositor y productor Bizarrap.
¿Qué tiene de especial este tema? Para ser sincera, algo no muy original: monetizar una ruptura con una canción. Lo han hecho artistas como Taylor Swift con el temazo ‘All too well’ o, si tiramos de hemeroteca, Francisca Viveros con la archiconocida pieza ‘Rata de dos patas’. La novedad es que Shakira ha sido bastante explícita mencionando a su expareja Piqué, a la actual pareja de él, Clara Chía, y hasta a la suegra, la prensa y la deuda de Hacienda. Vamos, que no se salva ni el apuntador.
Al margen del salseo, quiero sacar una reflexión de esta canción y analizar una tendencia muy generalizada: la necesidad de soltar indirectas tras una ruptura –más aún cuando hay infidelidades de por medio– y, sobre todo, hasta qué punto eso es sano y nos va a ayudar a gestionar mejor el dolor.
Lo primero que debemos saber es que una ruptura siempre va ligada a un duelo, es decir, a un proceso psicológico de adaptación. Este duelo puede durar más o menos tiempo e incluso puede aparecer antes de la propia ruptura cuando te empiezas a dar cuenta de que la relación está muerta en vida, pero sea como sea, tiene lugar.
¿A qué nos adaptamos durante el duelo? A la pérdida y no solo de la persona en cuestión, sino también de una idea de futuro. Toca reformular nuestra rutina y nuestras expectativas, una tarea que a veces no es fácil. ¿Por qué no es fácil? Porque durante el duelo tienen lugar algunas fases relacionadas con emociones.
Está la fase de incredulidad cuando, por el shock inicial, te niegas a enfrentarte a la noticia. No le quieres contar nada a nadie e intentas actuar como si no hubiera pasado nada. Después llega la fase de insensibilidad en la que te sientes como un autómata. Es como si te diese igual la ruptura, pero no es cierto. Simplemente bloqueas tus emociones porque son tan intensas que no sabes cómo manejarlas.
Después de asumir la ruptura, comenzamos a experimentar ciertas fases que a veces se solapan. La de la tristeza, muy relacionada con el dolor y la desmotivación, la de la culpa, en la que analizas cada error que cometiste durante la relación, la de la ansiedad, ligada al miedo a lo que está por venir, a la soledad, al futuro, a enfrentarse a nuevos retos, etc., la de la ira, marcada por el rencor y por la necesidad de venganza, y la del descontrol, en la que es normal querer hacer todo lo que no hacías cuando estabas con tu pareja.
¿En qué fase crees que es normal soltar indirectas? Efectivamente, en la de la ira. ¿Y por qué? Pues porque no sabemos gestionar de otra forma el enfado y la rabia que sentimos dentro, especialmente cuando ha habido un daño deliberado como una infidelidad.
En la fase de la ira nos vemos atrapados en un pensamiento mágico: “Seguro que el karma le devuelve a mi ex todo el daño que me ha hecho”. ¿Devolvérselo cómo? Pues haciendo que sus amigos le dejen de lado, que su nueva pareja le ponga los cuernos y le trate fatal, que le vaya fatal en el trabajo, etc.
El problema es que esto no tiene por qué ocurrir y como te cansas de esperar a que el universo se vengue por ti, decides actuar. Lo haces mediante indirectas sutiles que te permiten externalizar el dolor como por ejemplo subir estados con canciones de despecho o, en el caso de Shakira, escribirlas.
Como ya hemos visto, soltar indirectas es una estrategia para lidiar con la fase de la ira. Sin embargo, no es la estrategia más sana porque:
Sin embargo, tampoco es sano reprimir el resentimiento durante la fase de la ira, algo que muchas personas hacen. En otras palabras, se callan porque les da miedo dejar mal a su expareja, porque tienen amigos en común, porque hay hijos de por medio o porque piensan que sentir enfado es lo peor de lo peor. ¿Cuál es el resultado de esta represión emocional? Que al final estallan con indirectas.
Mi recomendación es apoyarte en tu círculo social. Contar lo que pasó durante la ruptura no es dejar mal a tu expareja. Simplemente es compartir tu realidad y expresar tus emociones. Ahora bien, no inventes ni hagas suposiciones para dejar mal a tu ex en busca de ese castigo kármico, porque al final te explotará en la cara.
Otra estrategia saludable es utilizar el arte como recurso para canalizar las emociones. Hay quienes escriben, quienes componen y quienes dibujan para liberar sus emociones. Otros, adicionalmente, monetizan dicho arte. ¿Saludable? Depende del caso, pero sea como sea, es mucho más fácil lidiar con la ira, con el duelo y con la ruptura cuando en tu cuenta bancaria hay miles de euros y puedes costearte desde un psicólogo hasta un avión privado.