Una de las consecuencias de que nuestra esperanza de vida sea cada vez mayor es el aumento de casos de enfermedades relacionadas con la pérdida de memoria, como es el caso del Alzheimer. Esta enfermedad neurológica constituye la primera causa de discapacidad en personas de edad avanzada y afecta en todo el mundo a más de 40 millones de personas.
Además, España es, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), uno de los países del mundo con mayor proporción de casos de Alzheimer en personas de más de 60 años: en total la padecen unas 800.000 personas en nuestro país siendo el tipo de demencia neurodegenerativa más frecuente. Sin embargo, no es la única: podemos encontrar muchas enfermedades que se basan en el deterioro cognitivo. ¿Cuándo son alarmantes las pérdidas de memoria? ¿En qué síntoma debemos fijarnos?
Un término que nos sirve como paraguas para las enfermedades relacionadas con la pérdida de memoria es el de demencia: consiste en el declive lento y progresivo de la función mental, lo que incluye la memoria pero también el pensamiento, la capacidad para aprender y el juicio. Factores como la alimentación son clave para evitarla.
Según los datos que maneja el Ministerio de Sanidad, la prevalencia de la demencia ronda el 0,05 por ciento entre las personas de 40 a 65 años; 1,07 por ciento entre los 65-69 años; 3,4 por ciento en los 70-74 años; 6,9 por ciento en los 75-79 años; 12,1 por ciento en los 80-84; 20,1 en los 85-89; y 39,2 por ciento entre los mayores de 90 años. La edad es, por tanto, un factor clave, y determinados síntomas pueden ayudarte a detectar este tipo de dolencia para comenzar a toma medidas cuanto antes.
Tal y como explica Mayo Clinic, la demencia es un término relativamente amplio que engloba un grupo de síntomas que afectan la memoria, el pensamiento y las habilidades sociales. Se trata de signos lo suficientemente graves como para interferir en la vida diaria. No se trata de una enfermedad específica, pero hay varias enfermedades que pueden provocar demencia: Alzheimer, demencia vascular, demencia con cuerpos de Lewy, demencia frontotemporal, demencia mixta...
Aunque, en función del origen de la demencia, los síntomas pueden variar, en general incluyen pérdida de memoria, problemas en el uso del lenguaje y la realización de actividades, cambios de personalidad, desorientación y comportamiento inapropiado o perjudicial. El resultado es que, progresivamente, la persona no pueda valerse por sí misma: determinadas terapias pueden ayudar a sobrellevar estos síntomas y a conservar la función mental durante el mayor tiempo posible.
Estos son algunos indicadores de pérdida de la memoria que debes tener en cuenta:
Si quieres evitar padecer pérdidas de memoria en el futuro, debes tener en cuenta que tanto la edad como la genética son importantes factores de riesgo. Sin embargo, ciertos hábitos saludables pueden ayudarte: cuida tu dieta (en particular, los niveles bajos de vitamina D, vitamina B-6, vitamina B-12 y folato pueden aumentar el riesgo de demencia), haz ejercicio, evita el consumo de alcohol y los riesgos cardiovasculares (tensión alta, colesterol alto, obesidad, arterioesclerosis...), evita la depresión, no consumas tabaco, reduce tu exposición a la contaminación y descansa de forma adecuada.
Si percibes cualquiera de estos síntomas, lo mejor es acudir a un profesional cuanto antes: la detección temprana permite hacer uso de tratamientos que pueden ralentizar el desarrollo de las enfermedades relacionadas con la pérdida de memoria, si bien actualmente no existen medicamentos que logren restaurar el deterioro cognitivo. La rehabilitación cognitiva y el ejercicio físico pueden ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente.