Cuentan que uno de los secretos de la longevidad de la reina Isabel II, que falleció a los 96 años, es que no consumía hidratos de carbono. ¿Son estos realmente tan malos para nuestra salud? ¿Debemos suprimirlos de nuestra dieta? Muchas personas piensan que engordan o que son contraproducentes, si bien esto no es lo que dice la Ciencia. Veamos qué hay de cierto en ello.
El endocrinólogo y miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) el doctor Pablo Suárez, resuelve a Infosalus estas dudas, afirmando que "los hidratos de carbono sí son imprescindibles en nuestra dieta".
Apunta que son uno de los tres macronutrientes que existen en los alimentos, junto a las grasas, y a las proteínas. Pese a que son esenciales para el funcionamiento del organismo, según valora, y sobre todo por su función energética, sostiene que también actúan de manera importante a nivel estructural de macromoléculas (como por ejemplo el ADN) o en tejidos del organismo como los nervios o el conectivo.
"Son tan importantes que en torno a la mitad de las kilocalorías ingeridas al día deberían de proceder de los hidratos de carbono. Nos aportan la energía necesaria y de manera rápida, proporcionándola al cerebro y al resto del organismo. Así, además, no contribuimos a la degradación de las proteínas y del músculo para obtenerlas, o la aparición de productos de degradación de la grasa", afirma este experto.
Así, insiste en que se trata de un nutriente esencial, si bien advierte de que los hay de mejor y de peor calidad, y es ahí donde tenemos que profundizar: "Hay algunos estudios, sobre todo a nivel molecular que orientan que una dieta baja en hidratos de carbono, y obteniendo la energía en gran parte de los cuerpos cetónicos procedentes de la grasa podrían aumentar la longevidad. Sin embargo, son estudios preliminares y que están lejos por ahora de evidenciarse en el ser humano".
Sobre si los hidratos de carbono engordan, el doctor Suárez mantiene que las proteínas y los hidratos de carbono aportan 4 kilocalorías por gramos, y las grasas 9. "Lo importante es el tipo de hidrato de carbono que se consume. Los hidratos más simples se absorben más rápido y provocan picos de glucemia que son nocivos para el organismo. Su consumo se ha relacionado con el sobrepeso, con la obesidad, y con otras enfermedades cardiovasculares como la diabetes", mantiene. En concreto, enumera que los hidratos de carbono simples son el azúcar blanco, los refrescos, las galletas, o la bollería industrial, principalmente.
Aquí mantiene que la relación entre un consumo excesivo de azúcar y un mayor riesgo de obesidad no se debe únicamente al aporte de calorías: "Existen otros factores que también pueden estar implicados. Los azúcares se absorben de manera más rápida que otros tipos de hidratos de carbono (como los que están presentes en legumbres o cereales), dan lugar a una elevación más brusca de los niveles de glucosa en la sangre y modifican la secreción de algunas hormonas, como la insulina, glucagón, adrenalina, o cortisol".
Sin embargo, sostiene el miembro de la SEEN, los hidratos de carbono complejos aportan muchísimos efectos positivos sobre el organismo ya comentados. Entre los hidratos de carbono complejos cita por ejemplo a las legumbres, a las verduras, al arroz, al pan, o a los tubérculos, entre otros alimentos.
Eso sí, recuerda el doctor que la fibra en sí es un hidrato de carbono pero que no se puede descomponer en el intestino y que provoca "efectos muy beneficiosos no solo a nivel de tránsito gastrointestinal, sino que favorece el mantenimiento de la flora bacteriana intestinal", y sobre todo a nivel de protección cardiovascular y en la reducción de la incidencia de algunos tipos de cáncer.
Es por ello por lo que indica que, para conocer la cantidad de azúcar que contienen los alimentos, es muy importante acostumbrarnos a leer el etiquetado nutricional y fijarnos en el apartado de hidratos de carbono, y dentro de éste, en la parte que dice 'de los cuales, azúcares'.
Los hidratos deben representar al menos el 50% de las kilocalorías ingeridas, por lo que dependiendo del peso del paciente este puede oscilar en torno a 200 gramos al día, aclara este endocrinólogo.
Por estos motivos, incide en que la OMS y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recomiendan que el consumo de azúcar simple no sobrepase el 5% del total de calorías de nuestra dieta.
"Debemos tener en cuenta que además del azúcar de mesa que todos conocemos, hoy en día más del 75% del azúcar que ingerimos nos llega incorporado en alimentos elaborados donde, en ocasiones, no lo vemos ni reconocemos (como en salsas comerciales, productos lácteos, zumos envasados, refrescos)", avisa el doctor Suárez.
Por ejemplo, señala que cuando nos tomamos ciertas bebidas (zumos, batidos, refrescos) podemos llegar a consumir una media de hasta nueve terrones de azúcar. "Por todo ello, es fundamental consultar el etiquetado sobre la composición nutricional de estos productos", concluye.