El ‘modo duende’: qué es y por qué puede ser tan saludable como destructivo

“Uy qué despiste, esta mañana me he equivocado y me he puesto sin darme cuenta las bragas bonitas…¿os ha pasado esto también a vosotros?”. Recuerdo leer un tweet de ese estilo en pleno confinamiento allá por mayo de 2020. El comentario era de una chica, no recuerdo su nombre, pero tuvo decenas de respuestas en esa línea: la mayoría eran jóvenes que contestaban con fotos mostrando su desaliño durante esos meses de encierro, asistiendo a sus clases online de la universidad en pijama desde la cama, bailando completamente desacompasados con cero sentido del ridículo o comiendo todo tipo de comida basura.

Las redes sociales se ocuparon de extender el uso de este curioso y algo gamberro ‘modo’ de mostrarse al mundo. Hay que recordar que el hastag #goblinmode (modo duende) no se inventó en la pandemia (ya se vio por primera vez en Twitter en 2009) y que en los primeros confinamientos efectivamente su uso aumentó considerablemente. Pero realmente, cuando más se popularizó el término fue a principios de 2022.

Lo que más llamó la atención a los expertos a principios de este año es que el ‘modo duende’ estaba trascendiendo el contexto de la pandemia…es decir, que había llegado para quedarse. De hecho, ‘modo duende’ es el término que ha elegido la Universidad de Oxford como la palabra del año, debido a que refleja el espíritu y estado de ánimo de muchas personas en 2022.

A principios de año, el Oxford english dictionary definió en los medios el término goblin mode como o un tipo de comportamiento autoindulgente, perezoso, descuidado, propio de alguien que rechaza las normas o expectativas sociales. Una definición que describe a la perfección una realidad que muchas personas experimentan en la actualidad a raíz de todo lo sucedido los últimos años.

Según el profesor de sociología de la Universidad Pontificia Comillas José Antonio López, “el 'modo duende' sí que tiene mucho que ver con la pandemia, o más bien con los hábitos que se han reforzado en la medida en que los confinamientos nos obligaron a reducir el espacio vital y con eso aparecieron las bromas incluso en el trabajo, porque la gente a lo mejor estaba trabajando en bata y decía ‘pues llevo cinco días sin quitarme el pijama’…ese tipo de comentarios se oían mucho en las redes sociales”.

¿Y qué ocurre cuando una situación como esta la vives cuando eres joven? “Que se convierte en un recurso hasta divertido que los jóvenes ahora saben que tienen y se dicen ‘pues oye, tampoco estoy tan mal si no salgo de mi reducto en unos días y disfruto de estas cosas y no me tengo que arreglar’”, apunta López.

Aunque la pandemia ha sido determinante en la expansión del 'modo duende', para explicar su éxito hemos de remontarnos una década, cuando ya el ocio y la manera de relacionarse de los jóvenes estaba empezando a cambiar por el auge de las tecnologías y la democratización del acceso a internet, cuando el acceso a las redes de amigos ya era posible sin la necesidad de salir al mundo real, como explica el profesor de la Universidad Pontificia Comillas. “Ya antes de 2010 los sociólogos estudiábamos en los jóvenes cómo iban repercutiendo los cambios del acceso a internet y cómo el ocio cada vez se vivía más en un entorno casi privado y doméstico (…) antes de eso, el ocio era salir a los sitios públicos o compartir un cine o ir a comer a sitios, pero ahora todo eso es en la casa. Pizza con los amigos, pero en casa. Lo ves en la publicidad misma. Las series o las pelis son a discreción de cada uno porque puedes estar viendo series y pelis hasta cualquier hora de la noche bajo demanda”.

Los expertos también explican que este éxito del 'modo duende' puede deberse al hartazgo de muchos jóvenes por ese ‘mandato social’ de tener que mostrar siempre su mejor cara en las redes sociales. “Ahora hay una especie de contraimagen de decir bueno, me muestro sin maquillar o sin peinar o sin haber salido de casa en tres días y no pasa nada. Eso empieza a salir cada vez más en redes como BeReal que muestran esa otra cara”.

 Para muchos, el término duende tiene ciertas connotaciones positivas que además encajarían mucho con ese ‘modo de estar en la vida’ tan propia de los adolescentes “Es el duende, el desaliño… pero un desaliño gracioso, porque eso es lo que es el goblin, que no es un troll, que sería el malo. El goblin tiene algo de cómico que yo lo veo muy con el espíritu adolescente del desaliño, con ese punto juvenil de llevar un poco la contraria” explica el sociólogo José Antonio López.

Para otros expertos, el modo duende tiene más bien una connotación negativa: “Goblin mode describe nuestra salud mental actual. Muchos experimentamos cierta sensación de angustia, sobrecarga, apatía y estrés” escribía la psicóloga Valeria Sabater en un reciente artículo.

La escritora estadounidense Cat Marnell, una autora que ha tuiteado mucho sobre su propio ‘modo duende’, ya comentaba en un artículo a principios de año que “existe un modo duende saludable y un modo duende destructivo”.

Quizás lo más certero sea considerar que el 'modo duende' no tiene nada de malo ni de bueno en sí mismo. Todo dependerá del significado que cada uno le otorgue en función de sus circunstancias.

Como explica José Antonio López, “desde el punto de vista psicológico, el ‘modo duende’ puede servir como de escudo o de barrera para tener tu intimidad, para conservarla, y ahí puede tener su lado positivo. Pero claro, puede también crear una especie de huida de la realidad, de meter la cabeza debajo del ala como el avestruz (…) Para unos puede ser positivos y para otros no. Por ejemplo, para un joven que está desempleado y que está sin metas o afanes de estudio puede ser un lastre más vivir en ese ‘modo duende’. Pero puede existir otro joven que, desde su reducto, sigue estando activo y buscando trabajo o estudiando por su cuenta un curso internacional de no sé qué o puede estar trabajando en equipo con otra agente mientras está en pijama”.

Según López, el ‘modo duende’ podría compararse con la soledad, cuyo efecto, si la soledad es elegida, desde un punto de vista psicológico y social pues puede ser buena. Es buena si te permite tomar distancia de las cosas, conectar contigo mismo para, desde ahí, establecer relaciones más saludables. Pero si es una soledad no buscada, si es impuesta o es consecuencia de un miedo, puede convertirse en algo negativo que te impide relacionarte y no te ayuda.

Tiene sentido que el ‘modo duende’ pueda ser muy positivo para una persona que vive demasiado condicionada por la opinión de los demás, que sufre por ello y que necesita reforzar su identidad y su autoestima, pero sea nefasto para una persona con fobia social (o simplemente tímida) a la que le cuesta relacionarse y salir de casa. 

Independientemente de estas interpretaciones positivas o negativas ¿por qué el ‘modo duende’ ha generado tanto interés y curiosidad para los expertos en este contexto temporal de 2022 y no antes? Porque en plena pandemia (con todos los confinamientos) el ‘modo duende’ tenía mucho sentido…pero ahora, cuando se han relajado las normas sanitarias y muchos sienten que -incluso pudiendo- no tienen esa necesidad de regresar a la normalidad de la prepandemia, el hecho de que el ‘modo duende’ siga vigente tiene connotaciones más complejas ya que nos habla de una forma de mostrarse contra las expectativas sociales en un contexto más amplio que el de la pandemia. Es decir, para algunos, el concepto ‘modo duende’ vendría a ilustrar o representar en cierta manera un aprendizaje colectivo que como sociedad hemos hecho a raíz de la pandemia y que tal vez nos está hablando del surgimiento de un nuevo paradigma que tendría que ver con el fin de la tiranía de la belleza y de la imagen.