¿Hay alimentos que alivian la ansiedad? Un reciente estudio sugiere que sí

Nuestro sistema digestivo contiene aproximadamente 100 billones de bacterias de diferentes especies, siendo las más comunes Firmicutes, Bacteroidetes, Actinobacteria y Proteobacteria. Todas ellas son vitales para la supervivencia y, desgraciadamente, es muy fácil dañarlas.

Cuando nuestras bacterias aliadas sufren, todo nuestro cuerpo puede sufrir las consecuencias. Enfermedades digestivas, desajustes hormonales, alergias, problemas autoinmunes o deterioro de la salud mental son algunas de ellas. ¿Podemos evitarlo? Según un estudio sí, y solo hace falta incorporar algunos alimentos a nuestra dieta.

¿Es el sistema digestivo tan importante para la salud mental? Mitos y verdades

Siempre se ha dicho que el intestino es nuestro segundo cerebro y aunque la frase tiene mucho gancho, es un poquito falsa.

Hay ciertos datos poco rigurosos sobre la relación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso. Por ejemplo, el mito de la serotonina intestinal y la felicidad.

Es bien sabido que la serotonina es una sustancia que regula el estado de ánimo, pero la serotonina cerebral no tiene nada que ver con la serotonina intestinal. Puedes comer nueces a cascoporro (que son un alimento rico en triptófano, precursor de la serotonina) o incluso tomar suplementos, que va a dar igual, porque esa serotonina de tu intestino no puede atravesar la barrera hematoencefálica del cerebro. En otras palabras, son sustancias diferentes con funciones diferentes.

Lo que sí hacen ciertos alimentos es mejorar la microbiota intestinal, que es nada más y nada menos que el conjunto de microorganismos vivos que viven en nuestro sistema digestivo.

En los últimos años, se está estudiando el papel de estos microorganismos. Cumplen muchas funciones: regulan el sistema inmunitario al protegernos de gérmenes, ayudan a absorber nutrientes y vitaminas, producen energía y, como parecen indicar los estudios más recientes, modulan nuestro estado de ánimo.

¿Qué daña la microbiota?

  • El estrés. El cerebro se coordina con el sistema digestivo a través de nervios, hormonas y del sistema inmune. Cuando hay episodios de estrés, esta coordinación se desajusta provocando deterioro de la microbiota.
  • El consumo de drogas. Sí, también el alcohol.
  • El consumo de ciertos fármacos, por ejemplo, los antibióticos que tan alegremente tomamos (a veces sin receta médica).
  • La contaminación ambiental.
  • La alimentación.

Alimentación, microbiota y ansiedad: un estudio confirma su relación

Según un estudio publicado este año, la ansiedad puede alterar la microbiota intestinal reduciendo la cantidad de bacterias Firmicutes, Bacteroidetes y Lactobacillus spp., lo que puede provocar graves secuelas: más predisposición a sufrir enfermedades intestinales, alérgicas, metabólicas y autoinmunes, más riesgo de cáncer o aparición de trastornos mentales.

¿Se puede romper el círculo vicioso de “ansiedad-destrucción de la microbiota”? Según el estudio, sí: mejorando la calidad y cantidad de componentes pre y probióticos de la dieta.

Los prebióticos son alimentos que nutren a la microbiota ya existente, por ejemplo, los ricos en fibra. Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microrganismos vivos y que aumentan la población de bacterias buenas o microbiota, por ejemplo, los yogures.

Dietas que destruyen tu microbiota y empeoran la salud mental

“Las dietas occidentales ricas en proteínas, grasa animal y baja en carbohidratos complejos inducen una marcada disminución en el número total de bacterias y especies beneficiosas”, señala la investigación. Además, “la elevada ingesta de grasas, harinas procesadas y azúcares simples aumenta el comportamiento ansioso”.

Tampoco es recomendable la popular dieta cetogénica o keto, que se caracteriza por reducir lo máximo posible los carbohidratos. ¿El objetivo? Adelgazar rápido. ¿Las consecuencias? Inflamación, aumento de la permeabilidad intestinal a los patógenos y pérdida de las bacterias beneficiosas.

¿Qué tipo de alimentos son recomendables?

Según el estudio, las mejores dietas son la mediterránea, la vegetariana y la vegana o cualquier alimentación que priorice los prebióticos:

  • Las frutas y verduras. ¿Por qué? Por su alto contenido de polifenoles, betacarotenos, isotiocianatos, fibra y carbohidratos de bajo índice glucémico
  • Las legumbres. ¿Por qué? Por ser proteínas vegetales.
  • Las grasas insaturadas como el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos o el salmón.

Y también los probióticos: yogur, kéfir, té kombucha, kimchi

Estos alimentos mejoran la microbiota que ya habita en nuestro cuerpo y favorecen la aparición de nuevas bacterias beneficiosas. Esto puede a su vez evitar ciertas enfermedades digestivas, evitar cambios bruscos de peso, mejorar el sistema digestivo y regular el estado de ánimo, el estrés y la ansiedad.