El Síndrome de Dolor Miofascial (SDM) es una de las causas más comunes de dolor muscular que nos lleva a visitar a un fisioterapeuta. ¿Qué son los llamados punto gatillo y cómo sé si eso es lo que me está causando molestia?
El síndrome de dolor miofascial es un trastorno por dolor crónico que puede venir causado por muchas causas, como traumatismos, o malas posturas cuando trabajos o mientras hacemos las actividades rutinarias de nuestro día a día, por ejemplo. Los puntos gatillo que desencadenan ese dolor se encuentran en el músculo o en el tejido conectivo que recubre esos músculos, llamado fascia.
El punto gatillo miofascial se trata de un nódulo que es palpable sobre la piel, que se encuentra dentro de una banda tensa en el músculo esquelético o en su fascia asociada.
Son dolorosos a la palpación, lo cual quiere decir que, si tocas y duele, es probable que tu dolor se deba a un punto gatillo. A veces ocasionan dolor local (en el mismo nódulo) y otras referido (cuando se irradia hacia otras zonas). Son más frecuentes en la espalda y el cuello, y ligeramente más habituales en mujeres que en hombres.
El dolor miofascial provoca algunos síntomas muy claros:
Es común que se confunda el dolor miofascial con la tendinitis, migraña, vértigo o fibromialgia.
Aunque hay muchas causas para el dolor miofascial, generalmente se produce después de una lesión o de una sobrecarga muscular, o por todo lo contrario, por mantener la misma postura durante mucho rato, causando “fatiga postural”. También puede activarse estos “puntos gatillo” por factores emocionales como la ansiedad y el estrés.
El tratamiento del SDM se centra en eliminar estos puntos gatillo, actuando sobre el músculo y corrigiendo los factores que crearon ese dolor. Lo primero puede hacer con diferentes técnicas de fisioterapia: manual con presión digital de los puntos gatillo, amasamiento del musculo a través de la masoterapia profunda, estiramientos y crioterapia, o con la punción seca, es decir, insertando una aguja dentro de la zona o haciendo una infiltración.
Pero, como decimos, esto no es suficiente. Si lo que nos causa dolor es la postura que se adopta al trabajar con el ordenador, entonces habrá que corregirla o cambiar de posición con mayor frecuencia, por ejemplo.