Carine es una mujer de 50 años que reside en Toulouse, Francia. En 2013 le diagnosticaron un cáncer en los senos nasales, lo que llevó a que durante la cirugía le extirparan buena parte de su nariz original. Ella perdió el sentido del olfato y dejó de salir a la calle por su aspecto físico. Ahora, los médicos han logrado desarrollar en el brazo de la paciente una nariz con biomaterial impreso en 3D, según informa el diario local 20minutes. Por otra parte, en España han condenado a Allergan por sus prótesis mamarias cancerígenas.
Antes incluso de que comenzara su tratamiento de radioterapia y quimioterapia, los doctores crearon la nariz y la mantuvieron congelada para, al cabo de los años, implantar la prótesis debajo de la piel de su antebrazo, donde las células y los vasos sanguíneos han crecido durante dos meses. Después implantaron la nueva nariz en el rostro de Carine y los vasos sanguíneos del interior se unieron a los de sus sienes.
La mujer ha asegurado que está encantada con los resultados, especialmente con el hecho de que ahora puede respirar mejor e incluso oler. "Puedo salir, vuelvo a la vida. Es milagroso, este biomaterial fue mi último recurso. Agradezco la investigación y el trabajo de los médicos, que me ayudaron a aguantar", afirma.
Y es que Carine subraya que "me quedé encerrada en mi casa durante los últimos ocho años. Cuando estás enfermo, te aíslas y la cara es lo primero que ves".
Al principio, los médicos habían intentado tratar a Carine con injertos de piel para reemplazar el tejido perdido, pero estos murieron. También le pusieron una prótesis, pero tuvo problemas para mantenerla en su lugar. Fue entonces cuando los cirujanos, la doctora Agnes Dupret-Bories y el doctor Benjamin Valerie, le preguntaron si estaría interesada en la mencionada técnica.
Los médicos decidieron implantar el dispositivo nasal en el antebrazo porque la piel es más delgada allí, similar a la del rostro. Carine tuvo que visitar el hospital con regularidad mientras la piel crecía para asegurarse de que se estaba desarrollando correctamente y que no había daños.
Después de dos meses, la nariz había crecido lo suficiente como para ponerla en su cara. Para reemplazar la piel extraída de su antebrazo utilizaron un injerto de sus muslos. La paciente tan solo permaneció ingresada diez días antes de regresar a su domicilio.
Carine disfruta ya de su nueva nariz y, lo que es más importante, de una segunda vida.