A lo largo de nuestra vida es probable que tengamos que exponernos puntualmente a pruebas radiológicas necesarias para detectar posibles enfermedades y dolencias o, en el peor de los casos, a tratamientos médicos que hagan uso de la radiación. Desde la clásica radiografía para visualizar una fractura de hueso hasta pruebas más complejas como un TAC, pasando por la radioterapia para eliminar células cancerosas, el riesgo asociado a cada una de estas pruebas y terapias es distinto en función del tiempo de exposición a la radiación y a su intensidad, entre otros factores. Por eso es difícil determinar con exactitud dura la radiación del cuerpo tras someternos a estos procesos, si bien existen algunos datos que pueden orientarnos. ¿Cuánto dura la radiación del cuerpo tras una radiografía?
Exponernos puntualmente a radiación es algo bastante frecuente en España, ya que esta tecnología se usa frecuentemente en el ámbito médico. Esto entraña distintos niveles de riesgo y por eso la normativa al respecto se actualiza puntualmente, buscando minimizar el uso de radiación y aprobarlo solo cuando sea pertinente y necesario.
Por ejemplo, desde febrero de 2018, a raíz de la Directiva Europea 2013/59 por la que se establecen normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes, cada paciente cuenta con un 'carnet dosimétrico', que funciona como un registro de la radiación a la que ha sido expuesto en cada momento, la intensidad y el motivo de dicha exposición.
Del mismo modo, cada persona debe firmar un consentimiento informado y, del lado del profesional encargado de aprobar dichas pruebas, debe existir un informe médico que lo justifique. Se trata de llevar a cabo un control del nivel de exposición a rayos de cada persona para evitar prácticas de riesgo, a través de un registro automático de cada nueva prueba o tratamiento que implique el uso de radiación.
Además, este 2022 se ha publicado el Real Decreto 1566/1998, de 17 de julio, por el que se establecen los criterios de calidad en radioterapia. Esta norma se refiere a los criterios de calidad en radioterapia y se trata de una disposición de desarrollo relativa a la protección del paciente, en la que se exige la implantación de un programa de garantía de calidad en las unidades asistenciales de radioterapia y en sus instalaciones.
En cuanto al riesgo asociado a cada prueba radiológica, una radiografía entraña un riesgo mucho menor que, por ejemplo, un TAC o tomografía axial computarizada. Se calcula que un TAC equivale a unas 500 radiografías de tórax. Tal y como explican desde RadiologyInfo, un TAC de abdomen y pelvis supone una exposición de 7.7 mSv, equivalente a 2.6 años de exposición a la radiación "de fondo" o natural, es decir, la dosis de radiación a la que, de media, estamos expuestos diariamente. En el otro extremo encontramos la radiografía de extremidades (mano, pie, etc.), en cuyo caso nos encontramos con una dosis de radiación muy inferior, de menos de 0.001 mSv o menos de 3 horas de radiación natural.
Eso sí, hay que tener en cuenta que se trata de comparaciones aproximadas de la radiación de fondo y la dosis de radiación efectiva en adultos, y que estos valores puede variar ampliamente dependiendo del tamaño del paciente y del tipo de tecnología de imágenes que se esté utilizando.