Álvaro tiene 29 años y comparte coche con su pareja, pero durante la pandemia comenzó a teletrabajar y dejó de conducir. A medida que pasaron los meses, se dio cuenta de que evitaba cualquier situación en la que él tuviese que coger el coche. ¿La razón? Le provoca ansiedad. “He dejado de conducir porque me da pánico”, comparte con Yasss. “La última vez que cogí el coche me sudaba todo el cuerpo, iba súper tenso y empecé a notar la cabeza embotada. Me dio tanto miedo marearme conduciendo que paré en medio de la carretera. Desde entonces solo lo he cogido una vez y porque no me quedaba otra”, explica.
Su situación es más común de lo que pensamos ya que según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), 3 de cada 10 conductores sufren amaxofobia o fobia a conducir.
La amaxofobia se caracteriza por un estado de ansiedad muy intenso que surge cuando tienes que conducir, cuando vas de copiloto en un coche o cuando anticipas que vas a tener que subirte a un coche.
Esta ansiedad suele ser mayor en determinadas condiciones, por ejemplo, al conducir lloviendo, al conducir por carretera nacional y tener que adelantar, o al conducir por un tramo que no conoces bien. La causa es una sensación de inseguridad extrema: te da miedo no saber reaccionar en caso de que haya un accidente o que otros lo provoquen.
Generalmente, la fobia a conducir se acompaña de síntomas físicos y psicológicos. Algunos de los más comunes son:
Aunque la amaxofobia es muy incapacitante y desagradable, afortunadamente hay solución. Tal y como indicaba la DGT, hasta el 80% de los conductores con esta fobia superan su miedo y vuelven a conducir de forma segura.
En casos muy extremos, conviene pedir ayuda profesional, pero en casos leves implementando la técnica de exposición gradual puede ser suficiente.
La exposición gradual consiste en enfrentarte poco a poco a tu miedo a conducir. Para ello, es importante crear una lista de todas las situaciones que te agobian y después ordenarlas de menos a más para empezar a exponerte a las tareas más sencillas.
Por ejemplo: conducir con mi pareja/amigo/familiar de copiloto por una zona poco transitada, conducir a solas en esa misma situación, conducir con mi pareja/amigo/familiar de copiloto por ciudad, conducir a solas en esa misma situación, conducir con mi pareja/amigo/familiar por la autopista a una hora tranquila, conducir a solas en esa misma situación, etc. La clave es que ganes poco a poco seguridad para exponerte a situaciones cada vez más complejas.
También puede resultarte útil realizar alguna clase práctica en una autoescuela que te transmita confianza. Si les explicas tu situación, la entenderán perfectamente y te ofrecerán pautas específicas para superar el miedo a conducir.
Por otro lado, es importante diferenciar la amaxofobia por desuso (es decir, el miedo que surge cuando llevas mucho sin coger el coche) de la amaxofobia postraumática (el miedo que surge cuando has tenido un accidente leve o grave). En el segundo caso, puede ser necesaria la terapia psicológica.