Son conocidas las obras de Salvador Dalí en las que representa su universo onírico. También Francisco de Goya recogió en los grabados que integran Los Caprichos alusiones al mundo de los sueños siendo el más representativo “El sueño de la razón produce monstruos”, en el que se observa al autor cercado por búhos, lechuzas o murciélagos, mientras está adormecido con la cabeza apoyada en sus brazos sobre una mesa en la que aparecen lápices y papel de dibujo. Una escena que posiblemente formara parte de los sueños o pesadillas del autor durante una ensoñación y que posteriormente plasmó en el aguafuerte.
Charles Dickens y los sueños también han sido motivo de estudio para conocer en qué medida le servían de inspiración en sus obras literarias. Pero, ¿hasta qué punto la capacidad de recuperar los sueños les ayudó o propició que fueran personas más creativas? ¿Existe una relación causa-efecto?
Para intentar dar respuesta a la relación entre soñar y creatividad en las personas, un equipo de investigadores, dirigido por Perrine Ruby, del Centro de Neurociencias Cognitivas de Lyon, ha publicado el artículo “La alta frecuencia de recuerdo de los sueños está asociada con una mayor creatividad y conectividad de red en modo predeterminado” en Nature and Science of Sleep. Esta investigación sugiere que “la frecuencia del recuerdo de los sueños se correlaciona positivamente con rasgos de personalidad como la creatividad y la apertura a la experiencia”.
Luis M. Martínez, director del programa de Cognición Humana en el Instituto de Neurociencias de Alicante (CSIC-UMH), considera que sí existe vinculación entre soñar y creatividad, y no solo por lo que indica ese estudio, sino porque, según explica, “hace ya unos veinte años que se vinculan características específicas de la personalidad, como la apertura, la propensión a la fantasía y las tendencias esquizotípicas, con la inclinación a recordar y relatar sueños, por un lado, y con la creatividad, por otro. Asimismo, recientemente, se ha visto de manera más directa que las personas que recuerdan más veces sus sueños puntúan mejor en tareas que miden creatividad que las que los recuerdan menos”. Sin embargo, continúa el director del programa de Cognición Humana, “es prematuro decir que podríamos llegar a mejorar nuestra creatividad prestando más atención a los sueños que tenemos cada día (o cada noche). La relación causal se puede confundir fácilmente con una simple correlación; por ejemplo, si las personas creativas simplemente sueñan más que las menos creativas. Es difícil distinguir entre las dos cosas y en esto los autores son muy cautos y lo apuntan muy bien”
El estudio diferencia entre aquellas personas “high recallers” (HR), que recuerdan mucho los sueños, y las “low recallers” (LR), que recuerdan menos número de ellos durante el sueño y la vigilia. Según Luis M. Martínez, “los autores han encontrado diferencias tanto en la conectividad como en la actividad al despertar de distintos componentes de la red neuronal por defecto (RND), un conjunto de regiones cerebrales funcionalmente acopladas entre sí que serían responsables de gran parte de la actividad desarrollada mientras se supone que la mente está en reposo o no involucrada en ninguna tarea concreta. Se cree que la RND es fundamental en procesos como el pensamiento autorreferencial, la divagación o day-dreaming, el razonamiento inferencial, la memoria episódica o la imaginación, y, claro, también la creatividad”. Por eso, continúa el director del programa de Cognición Humana del Instituto de Neurociencias de Alicante, “el estudio sugiere que estas diferencias funcionales y estructurales en la RND casan bien con la visión emergente de que soñar y el pensamiento creativo pertenecen a la misma familia de procesos mentales espontáneos”.
Por su parte, Alejandro Herrero, neurólogo de la Unidad del Sueño del madrileño Hospital Universitario 12 de Octubre, considera que lo que más se asocia a la creatividad es la entrada al sueño. Esto se debe, según este neurólogo, “porque en las áreas cerebrales que se van durmiendo durante el sueño, o zona epnalógica (donde se producen ensoñaciones o alucinaciones), determinados problemas se solventan más fácilmente que en vigilia y se tienen más ideas creativas que en otras épocas de la noche, incluso superior que en el sueño profundo REM, más asociado a la consolidación de la memoria”. La explicación se encuentra, prosigue este experto, “en que durante las fases iniciales del sueño N1 o fase incipiente se puede interactuar un poco, se dispara el pensamiento automático o lo que se denomina pensamiento por defecto, aquel que no dirigimos. En ese momento hay cierta consciencia o cierto recuerdo del sueño y se pueden manejar un poco. En ocasiones no son ni siquiera sueños, son pensamientos que te surgen con contenido del día a día. Hay personas que dicen que eso se aprovecha para una solución que no has encontrado en la jornada o que te surja alguna idea sobre un proyecto en el que estás trabajando”.
En el caso de aquellas personas que sobresalen por su creatividad. Gabriel Rubio, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de octubre, incluye un matiz en relación a la asociación entre sueños y creatividad, que les hace diferentes, su curiosidad. En opinión de este psiquiatra, este tipo de personas “sienten interés por aquello que les ha provocado el sueño. Esto lo vemos no solo en los grandes descubridores, sino también en personas que tienen un fondo de creatividad o preocupación por algo en el mejor sentido”. Pero, prosigue el jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre, “si soy una persona con escasa sensibilidad para la pintura, es improbable que aunque sueñe con bellos paisajes o con obras de pintores, dirija mis pasos hacia la pintura”. En el caso de los grandes genios, “posiblemente, utilizaron muchos de los contenidos de los sueños para su actividad creativa. Es decir, si soy creativo, lo que me aporta el sueño es una visión distinta o algo, un detalle, una perspectiva, en lo que no había reparado”, concluye Gabriel Rubio.