Lola Morales tiene dos pasiones, su hija Daniela de cuatro años y las matemáticas. Y pensando en sus dos amores creo Matemápolis, el mapa de una ciudad inventada con 200 personajes, objetos y teoremas que, a modo de busca y encuentra, propone diversión y aprendizaje a partes iguales.
Un mapa que está siendo copiado y compartido por muchos de sus colegas, profesores de matemáticas que como ella quieren enseñar la asignatura despertando la curiosidad de sus alumnos, animándoles a encontrar a Pitágoras entre las casas, a descubrir dónde se ha escondido un cicloide o cómo es mejor apilar las naranjas para que no se caigan.
Retos que en un primer momento pensó para Daniela. Como madre soltera por elección que es "su vida está centrada en su hija", cuenta, y por ella aprendió a dibujar siguiendo cursos de internet, por ella robó horas al sueño para crear una ciudad donde esconder el dibujo de Daniela (y que se buscara) y por ella pasó el último verano creando la ciudad.
Por Daniela, y por sus alumnos de la ESO y Bachillerato del instituto público de Madrid donde trabaja, para los que quiere un mundo donde las matemáticas les enseñen a entender la vida.
P. ¿Cómo se te ocurrió crear Matemápolis?
R. A mi hija le encantan los libros de busca y encuentra. Así que pensé que serían más divertidos si los personalizaba y aparecía ella, los abuelos, amigos y cosas que le gustan. Pero se me fue yendo de las manos. Empecé a meter objetos matemáticos, algunas figuras geométricas, series de dibujos que ella conoce, y luego pensé en mis alumnos y me dije, podría poner este matemático del que hemos hablado. Una cosa llevo a la otra y salió Matemápolis.
P. Pero no eres ilustradora, ¿Cómo has podido dibujar todo ese mapa?
R. No claro, yo soy profesora de matemáticas. De hecho no tenía ni idea de dibujar hasta hace un año. Empecé a seguir tutoriales en YouTube y hacer algún curso. Cuando me vi más suelta dibujaba en un cuaderno la historia que luego digitalizaba para subir al Ipad, aunque al final acabé dibujando ahí directamente para poder ir guardando todo.
P. Por lo que cuentas fue todo un reto.
R. Eso es, y también eso se lo he explicado a mis alumnos, que con esfuerzo se puede. Cuando tengo que hacer un dibujo de un personaje yo tardo un día, mientras que un dibujante profesional no tarda nada. No todo el mundo tiene que ser super bueno en matemáticas, pero con cierto trabajo al final salen las cosas.
Y así pasó de poner dibujitos en la tartera de Daniela con post-it a dibujar toda una ciudad sacando tiempo de donde podía.
"Yo soy madre soltera y no tengo mucho tiempo libre, pero lo que hago es acostarme a la vez que mi hija y despertarme a las cinco de la mañana. Ahí tengo unas horitas que empleo para mi y que usé para dibujar. Aunque el gran empujón se lo di este verano que nos fuimos a casa de mis padres. Mientras Daniela estaba con ellos fui pintando Matemápolis.
P. ¿Qué tiene esa ciudad para que haya despertado tanto interés?
R. No es un juego, es la excusa para hablar de matemáticas. Una manera de enseñarlas de manera amena, divertida. Hay unos 200 objetos o teoremas o matemáticos que puedes ir buscando, hay pequeños retos, acertijos, pero no es lo central de la ilustración. Lo que quería es despertar la curiosidad, el interés del que lo ve.
P. En Matemápolis te puedes cruzar con Gauss, Newton o Arquímedes, buscar el teorema del bocadillo de jamón o aprender la historia del ajedrez. ¿Se ha convertido de algún modo así en una herramienta de trabajo en clase?
R. Esa es la idea. Mis alumnos van a hacer trabajos de investigación sobre ciertos objetos o personajes que salen ahí. Más allá de buscar los objetos que yo he listado puede despertar tu interés saber quién es Hipatia de Alejandría o descubrir lo que es una torre de Hanoi.
P. Se trata por tanto de enseñar jugando
R. Sobre todo intento hacer divulgación que se conozca la historia de las matemáticas u objetos de matemáticas que no son tan conocidos. La mayoría de las personas conocen los números y las figuras geométricas básicas. Lo que intento es que lo veamos de otra forma, que nos demos cuenta que muchas de esas figuras nos rodean, que están entre nosotros.
P. También planteas algunos retos.
R. Algunos. Represento por ejemplo el problema de los puentes de Königsberg. Una antigua ciudad de Prusia Oriental que tenía siete puentes y plantearon el reto de saber si se podía encontrar un recorrido para cruzar a pie toda la ciudad pasando solo una vez por cada uno de los puentes y regresando al mismo punto de inicio. Al dibujarlos doy pie a que se hable de como Leonhard Euler lo resolvió. También me da pie para hablar de los grafos.
P. Y todo esto lo entiende Daniela.
R. Ella lo usa porque lo tenemos impreso aquí en casa y le encanta buscarse (sale varias veces) o buscar otras cosas. Pero lógicamente depende del nivel que tengas ves una cosa u otra. Algunos amigos míos adultos también están aprendiendo porque se ponen a mirar y me preguntan por términos o personajes que aparecen y que desconocían. Cuando me preguntan les digo, búscalo.
Una manera de enseñar que Lola Morales defiende, despertar el interés para que descubramos que las matemáticas son algo más que números.
"Lo importante es desarrollar herramientas que puedan usar. Esa es la manera de que los alumnos aprendan. Cuando das clase y de pronto ves a un alumno que no entendía nada y de pronto empieza a entender las cosas, es muy bonito. Cuando les dices por ejemplo que un impar más un impar siempre es par, y lo entienden, se les cambia la cara".
Por esos alumnos, por despertar el interés de ellos y de todos Lola Morales ha subido su ciudad de las matemáticas a la red a través de la plataforma Gumroad para que quien quiera se la baje y la disfrute.
"Se puede hacer una aportación aunque la mayoría se lo está bajando gratis, y me parece bien", comenta, su recompensa, confiesa es comprobar como lo que empezó como un juego para ella y Daniela se esté convirtiendo en una herramienta de divulgación que pueda ayudar a entender las matemáticas, esa ciencia que a ella le apasiona desde niña.