El microondas lleva más de 70 años en nuestras vidas y es de gran ayuda cuando nos sobra comida. La guardamos en un tupper, la metemos en la nevera, y cuando queremos comerla la recalentamos para volverla a poner en el plato. Pero esto no se debe hacer con todos los alimentos, ya que algunos pueden acumular bacterias y hacer que nos pongamos malos.
Si vas a recalentar la comida que te sobró ayer, debes tener en cuenta que solo puedes hacerlo una vez. Si lo metes al micro y de vuelta a la nevera para volverlo a calentar mañana, los alimentos serán un criadero de microorganismos que luego van a parar a tu organismo y pueden ser tóxicos. Lo suyo es meterlo una vez, sacar el plato para remover la comida y volver a meterlo, así sabrás que se calienta toda la comida por igual.
Dicho esto es importante saber que algunos alimentos directamente no se deben recalentar, por lo que hay que planear bien qué cantidades cocinamos para procurar que no sobre. ¿Cuáles son?
El arroz es un buen acompañante de cualquier plato y una comida frecuente en los tuppers, además de que puede cocinarse de mil maneras distintas: con verduras, en paella, en un risotto… Pero tiene un inconveniente.
Recalentar el arroz puede provocar intoxicaciones alimentarias porque contiene bacterias que pueden resistir a la cocción, y revivir después de enfriarse. Una común es la bacteria Bacillus cereus, que causa diarreas y vómitos. La única manera de evitarlo es calentarlo a temperatura muy alta y no dejarlo en la nevera más de 24 horas tras haberlo cocinado.
La carne, especialmente el pollo, puede resecarse y perder calidad al recalentarse. Sus propiedades pueden modificarse y volverse tóxicas, ya que es un alimento propenso a las bacterias, y no todas mueren con el calor. Debemos tener cuidado porque puede sufrir contaminación por salmonela, común en las aves.
Ciertos pescados pueden perder todos los nutrientes y vitaminas al recalentarse en el microondas, además de generarse microorganismos y parásitos. Es importante congelarlos antes. Esto vale también para el marisco, cuyas propiedades se pueden ver alteradas al recalentarlos y causarnos enfermedades gastrointestinales.
Recalentar los champiñones y setas puede causar dolores de estómago e hinchazón. Es uno de los alimentos que más riesgo tienen al ser metidos al microondas después de haber sido cocinados, porque contiene proteínas que se destruyen fácilmente por encimas y microorganismos. Aunqu tiene diferentes formas de preparación, lo más recomendable es consumirlas frescas o calcular muy bien las cantidades para que no sobre.
Las patatas pueden conservarse en la nevera varios días, pero cuando se recalientan, se altera su sabor, se reducen sus propiedades y podrían ser tóxicas al desarrollar bacterias como Clostridium botulinum, que puede derivar en botulismo, una enfermedad rara pero muy peligrosa que ataca los nervios del cuerpo. Como alternativa, puedes reutilizar las patatas preparando puré o en una ensalada fría, que no implica que pasen por el microondas.
Las espinacas o el brócoli, al igual que otras verduras de hoja verde, contienen grandes concentraciones de nitrato, que de primeras es inofensivo pero puede convertirse en nitritos y de ahí en nitrosaminas, es decir, sustancias cancerígenas. Para reutilizar estas verduras, es mejor consumirlas en ensaladas o batidos, al igual que la remolacha.
Cuando pierden su frescura, los huevos cambian todas sus propiedades y liberan unos compuestos tóxicos para el cuerpo. Deben consumirse siempre directamente sin recalentar, al igual que otras comidas ricas en proteínas como son los frutos secos.
La carne recalentada no solo pierde su sabor y se reseca, además puede ser tóxica, porque puede producirse lo que se llama oxidación del colesterol alimentario. Estas carnes suelen llevar aditivos y conservantes que conservan su frescura, pero al meterlos al microondas podemos hacer que liberen sustancias dañinas para nuestro cuerpo, que entre otras cosas pueden favorecer el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.