Las lluvias están brillando por su ausencia este otoño. El paso de las borrascas Armand y Beatrice trajo un ligero alivio de la sequía la pasada semana en las provincias del oeste peninsular y el entorno de Pirineos, pero los cielos han cortado el grifo en España con la llegada del anticiclón, lo cual está causando un aumento de la contaminación. ¿Cómo afecta este tiempo a nuestro organismo?
“Donde sí está lloviendo y lo va a hacer con intensidad es en Galicia”, señala Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). “Tenemos aviso naranja por lluvias (riesgo importante), y se pueden acumular más de 80 litros por metro cuadrado en 12 horas, entre este viernes y el mediodía del sábado”, informa.
Esas lluvias podrán llegar también al oeste de Asturias y puntos de las provincias de León y Zamora. “En el resto, ni gota”, lamenta el meteorólogo.
Se está imponiendo un “juego entre las altas y las bajas presiones”, asegura. Por un lado, "tenemos una borrasca atlántica algo lejos de nosotros y sus frentes solo logran rozar la Península", afectando a Galicia con esas lluvias.
En el resto de Europa occidental lo que domina es una dorsal de altas presiones asociadas a aire cálido, “que hace de barrera, bloqueando las borrascas”. Por eso no llueve. Dada la posición de la borrasca en el Atlántico y el anticiclón sobre el continente europeo, entre ambos “se crea un pasillo de vientos del sur procedente del África” que no solo trae más calor, también trae calima.
Eso explica el aumento de la contaminación. A más partículas en suspensión, peor es la calidad del aire. “Este material particulado, aunque es natural porque procede del desierto, es un contaminante”, dice Del Campo. Las partículas llamadas PM10 (con un diámetro inferior a 10 micras) y PM2,5 (diámetro inferior a 2,5 micras) pueden penetrar en las vías respiratorias y el torrente sanguíneo y ocasionar daños en nuestro organismo.
“La sequedad ambiental afecta a la humidificación de nuestras vías respiratorias lo que las convierten más vulnerables para la entrada de todo tipo de microorganismos respiratorios”, comenta Dámaso Rodríguez Serrano, profesor del Grado de Enfermería Universidad Francisco de Vitoria.
La contaminación, añade, “puede provocar enfermedades coronarias, aumento de asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, afectación en el desarrollo del feto” y un largo etcétera de problemas en la salud que se vuelven más probables en los días con mala calidad del aire.
Estos días, el “estancamiento” del aire por la estabilidad anticiclónica y la presencia de calima por la llegada de ese polvo en suspensión procedente de África está disparando la contaminación en zonas de España.
Las más afectadas se encuentran en el sur y el este de la Península, así como el centro, concretamente la Comunidad de Madrid. A medida que el polvo sahariano se extiende la calidad del aire empeorará también este fin de semana en el norte y en zonas del interior peninsular, así como las islas Baleares y las Canarias.
En Lanzarote y Fuerteventura se están superando los 120 microgramos/metro cúbico (µg/m3) de partículas, superando el umbral seguro para la salud en algunas zonas.