¿Qué señales alertan de un infarto mientras practicamos deporte?
Existen ciertos síntomas que deben hacernos sospechar de que algo no va bien mientras hacemos deporte
Los principales síntomas relacionados con problemas de corazón son dolor torácico, dificultad para respirar, fatiga, palpitaciones, mareos y síncope
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Hacer ejercicio es una de las claves para mantener una salud de hierro durante más tiempo, pero no se trata de una práctica exenta de riesgos, especialmente si nos gusta llevar nuestro cuerpo al límite de sus posibilidades. Determinados deportes resultan más peligrosos que otros si hablamos de riesgo cardiovascular y normalmente este mayor riesgo se asocia a situaciones en las que ponemos a prueba la resistencia de nuestro corazón. Por eso es muy importante tener clara la diferencia entre los síntomas de un trabajo intenso y los que pueden alertarnos de un sobreesfuerzo peligroso. ¿Qué señales alertan de un infarto mientras practicamos deporte? ¿Ante qué síntomas debemos parar o incluso pedir ayuda profesional?
¿Qué señales alertan de un infarto mientras practicamos deporte?
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Cuando practicamos deporte intenso es posible que aparezcan ciertos síntomas que deben ponernos alerta y llevarnos a reducir intensidad o a parar para proteger nuestro corazón. Tal y como explica la Fundación del Corazón, los principales síntomas relacionados con algún posible problema de corazón son el dolor torácico, la disnea o dificultad para respirar, la fatiga o disminución del rendimiento, las palpitaciones, los mareos y el síncope.
En el caso concreto del infarto de miocardio, se produce cuando se bloquea el flujo de sangre que va al corazón. La primera advertencia podría ser un dolor o una presión en el pecho recurrente (angina de pecho) que se desencadena con el esfuerzo y se alivia con el descanso. En concreto, la angina de pecho es el resultado de un descenso temporal del flujo sanguíneo hacia el corazón.
También es común experimentar dolor o sensación de compresión en los brazos, que puede propagarse hacia el cuello, la mandíbula o la espalda. Otros síntomas del infarto son náuseas, indigestión, ardor de estómago o dolor abdominal, falta de aire, sudor frío, fatiga y aturdimiento o mareos repentinos. Dado que el infarto es potencialmente mortal, en caso de tener síntomas compatibles con un ataque cardíaco, es muy importante acudir a urgencias y ponerse en manos de un profesional.
En cuanto a cómo actuar, para toda actividad física y, si tienes antecedentes cardiológicos y medicación prescrita, tómala para intentar frenar los síntomas. Es también conveniente que te sientes o te acuestes (mejor de lado) para evitar cualquier esfuerzo físico, que evites cualquier tipo de opresión (por ejemplo, en tu ropa) y que cuentes con ventilación suficiente.
Si te encuentras en una situación en la que alguien alrededor tuyo podría estar sufriendo un infarto, intenta mantener la calma y transmitirle lo mismo a la persona afectada, asegurándote de que el ambiente sea lo más tranquilo posible. Hablar despacio y en un tono bajo, con cariño y amabilidad. En caso de ser necesario, tendrás que realizar la reanimación cardiorrespiratoria: si no sabes hacerlo, desde el servicio de urgencias te indicarán los pasos que debes seguir. En todo caso, no te alejes del paciente, controla su evolución y, si perdiera el conocimiento, llama inmediatamente de nuevo al servicio de urgencias para comunicarlo.
Por último, ten en cuenta que, si experimentas algunos de los síntomas descritos de forma puntual, también puede ser conveniente acudir a un médico para que pueda realizar las pruebas convenientes: es posible que exista alguna patología cardíaca no identificada y que debas tomar medidas para evitar riesgos.