Abrasión, retracción de encías... ¿Cuáles son los peligros de cepillarse los dientes en exceso?
Cepillarse los dientes correctamente es básico para una buena salud dental, pero hacerlo en exceso puede provocar daños
Muchas veces no se trata del número de cepillados, sino de la forma en que lo hacemos: ángulo, excesiva fuerza...
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Está claro que cepillarse los dientes es necesario para mantener nuestra boca limpia y proteger con ello su salud, pero cuando nos pasamos de la raya es posible que terminemos provocando efectos indeseados. Como mínimo, debes cepillarte los dientes dos veces al día (lo recomendable es hacerlo después de cada comida) para eliminar toda suciedad, evitar la formación de placa y ayudar a prevenir posibles caries y manchas que quiten blancura a tu dentadura. Sin embargo, debes hacerlo con el cuidado suficiente, eligiendo bien los productos que utilizas en el proceso y manteniendo limpios los utensilios, como el cepillo de dientes. ¿Cuáles son los peligros de cepillarse los dientes en exceso?
Cuáles son los peligros de cepillarse los dientes en exceso
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Si te preocupa tu higiene bucal, seguro que pones mucho esmero en la limpieza de tu boca, un gesto necesario y básico para que tus dientes y encías se mantengan sanos durante más tiempo. Sin embargo, cualquier exceso es nocivo y esta máxima también se aplica al caso del cepillado de dientes.
Más que la frecuencia, lo que más puede poner en riesgo tus dientes y encías es la forma en que llevas a cabo el cepillado. Tal y como recuerda Colgate, el cepillado compulsivo o con demasiada fuerza puede provocar problemas de salud bucal y poner tus dientes en riesgo de abrasión dental, sensibilidad dental y retracción de las encías.
- Abrasión. Este primer problema consiste en la pérdida de estructura dental por fuerzas mecánicas provocadas por un objeto extraño, como puede ser un cepillo de dientes. Usar fuerza excesiva puede desgastar a la larga el esmalte dental y, eventualmente, las estructuras más blandas de la dentina y el cemento. El resultado visible son manchas desgastadas, brillantes y, a menudo, amarillas o marrones, especialmente cerca de la línea de las encías. También son frecuentes las hendiduras o marcas en el diente en forma de cuña o en V a lo largo de la línea de las encías.
- Sensibilidad. Se trata de una consecuencia de la abrasión que tiene que ver con el desgaste del esmalte dental hasta tal punto que quedan expuestas o cerca de exponerse ciertas terminaciones nerviosas. El resultado es sensibilidad al frío, al calor, al dulce, al ácido... o en el momento de cepillarte los dientes.
- Retracción de las encías. Otra consecuencia a largo plazo de un estilo de cepillado excesivo e inadecuado puede ser la retracción de las encías. Sucede cuando el cemento más blando de la raíz queda expuesto y vulnerable. Con ello, aumenta la sensibilidad, aparece el dolor y crece el riesgo de caries.
Un efecto extremo es la pérdida de los dientes afectados. Afortunadamente, hay cosas que podemos hacer para detener el proceso: un dentista puede recomendar productos para proteger el diente y cubrir la dentina expuesta (incluyendo empastes y carillas si es necesario). También existen los injertos de encía para reemplazar tejido.
En cuanto a la prevención, deberás aprender a cepillarte de forma más suave y delicada, en la dirección adecuada (de arriba a abajo) y sin presionar en exceso. Si tu cepillo de dientes termina abierto hacia los lados tras unos días de uso, es probable que estés presionando demasiado en el proceso. Usa un cepillo de cebras suaves, elige bien tu pasta dental (atendiendo a las necesidades de tu boca) y espera unos 60 minutos antes de lavarte los dientes después de comer, especialmente si has consumido productos ácidos.