A la hora de escoger un nuevo utensilio para nuestra cocina, el mercado nos ofrece materiales de distinta composición como el plástico, la madera, la porcelana, el acero inoxidable o la silicona. La verdad es que muchos, por el precio o por el eterno recuerdo de la abuela, se decantan por la madera. Es más, no falta quien asegura que ello da un toque especial a los alimentos. Sin embargo, lo que pocos saben es que puede ser un problema para la salud.
Las cucharas de madera son una de las más comunes del mercado. Normalmente, son más económicas y no dejan las sartenes o las ollas rayadas. Además, debido a que la madera no conduce el calor ni modifica el sabor de los alimentos, casi todo el mundo tiene alguna por casa. Sin embargo, como detallamos a continuación, no son la mejor decisión que podemos tomar.
La madera es un material muy poroso, lo que hace que los microorganismos puedan entrar en los recovecos existentes y que posteriormente sea complicado sacarlos. Las bacterias pueden llegar a crear colonias y terminar causando enfermedades como la listeriosis, la salmonela o incluso el botulismo.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia del botulismo alimentario a nivel mundial es de aproximadamente mil casos anuales. Es decir, es una enfermedad infrecuente, aunque de riesgo mortal, y su causa suele estar asociada al consumo de alimentos que no se han procesado adecuadamente, como suele ocurrir con los enlatados, las conservas o los fermentados de preparación doméstica.
Además, la madera puede astillarse y hacer que esos trozos que se desprenden caigan en la comida y terminen en nuestro estómago. También supone un riesgo de contaminación cruzada. Hay alimentos que tienen una carga bacteriana natural y que, si no limpiamos bien la madera tras cada uso, pueden contaminar a los otros y derivar en afecciones. De este modo, cabe destacar que están prohibidas en las cocinas profesionales.
La humedad es también perjudicial para este tipo de instrumentos. Si al terminar de cocinar dejamos la cuchara a remojo o húmeda durante horas, esto propiciará la aparición de bacterias. Lo mejor es fregarla nada más terminar de usarla y, a continuación, dejarla secar en un lugar donde lo haga rápido.
Esto también con otro clásico de las cocinas, las tablas para cortar. Es fundamental que las limpiemos bien después de que pase por ellas un alimento. Por ejemplo, las carnes o las verduras pueden contener microorganismos que se pueden adherir a la madera y contaminar otros alimentos que cortemos posteriormente en dicha superficie.
En el caso de que las bacterias sean una verdadera preocupación para su salud, también podrán desinfectar los utensilios con peróxido de hidrógeno o una solución de lejía diluida. En este sentido, es fundamental recordar que nunca deben ser introducidos al lavavajillas porque pueden contaminar a otros utensilios que anteriormente estaban en perfecto estado.
Una alternativa, recomendada por el cocinero y divulgador científico Heinz Wuth, es utilizar una leve capa de alcohol al 70% con un atomizador. Wuth lleva más de 10 años involucrando el conocimiento científico en la cocina, ya sea para beneficio propio o para el de terceros por medio de cursos y charlas, también en sus redes sociales.
En todo caso, si no podemos prescindir de muchos de los utensilios de madera que tenemos en la cocina, existen una serie de recomendaciones para tratar los mismos en el ámbito doméstico.