Cada 4 de septiembre tiene lugar el Día Mundial de la Salud Sexual, una jornada que tiene como finalidad recordarnos la importancia de conocer los riesgos asociados a las enfermedades de transmisión sexual y la ausencia de la protección adecuada en nuestras relaciones. Aunque muchas de estas enfermedades pueden tratarse y erradicarse siguiendo las pautas que indique un profesional, otras pueden quedarse con nosotros durante toda la vida, siendo posible tan solo controlar en cierta medida su desarrollo. La prevención es clave: toma nota de cómo pueden prevenirse las infecciones de transmisión sexual (ITS) o enfermedades de transmisión sexual (ETS) y cuáles son las más preocupantes.
Uno de los datos más alarmantes con respecto a las infecciones de transmisión sexual o ITS es el aumento de su incidencia entre los más jóvenes: su tendencia es ascendente en prácticamente todos los grupos poblacionales, incluidos los adolescentes. Según el último informe del Centro Nacional de Epidemiología, entre 2016 y 2019 la incidencia de gonococo, clamidia y sífilis se duplicó en los jóvenes de 15 a 19 años en España.
Estos datos son especialmente alarmantes en otras ITS sin cura a día de hoy, como es la infección por VIH, tal y como aseguran desde la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP): los adolescentes constituyen uno de los pocos grupos de población a nivel mundial en los que no se ha conseguido un descenso en los nuevos diagnósticos. En ellos, además, el diagnóstico tardío es una realidad preocupante, ya que afecta al 30 por ciento.
Además, nos encontramos con el virus del papiloma humano, la infección de transmisión sexual más prevalente a nivel mundial. Se estima una prevalencia de entre el 50 y el 60 por ciento a los dos primeros años del inicio de las relaciones sexuales. Por detrás de este virus, las infecciones más frecuentes son la clamidia y el gonococo. La lista de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más frecuentes incluye también la tricomoniasis, la hepatitis B y el virus del herpes.
Para prevenir, los métodos anticonceptivos de barrera siguen siendo la solución universal, teniendo en cuenta además que consideramos contacto sexual la vía vaginal, la oral y la anal. A veces estas enfermedades se transmiten de madre a hijo, así como a través de transmisiones de sangre o productos sanguíneos no controlados.
Tal y como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), "cuando se usan correcta y sistemáticamente, los preservativos son uno de los métodos de protección más eficaces contra las ITS, incluida la infección por el VIH." Además, los preservativos también protegen contra el embarazo no deseado en relaciones sexuales consentidas. Eso sí, aunque son muy eficaces, los preservativos no ofrecen protección frente a las ITS que causan úlceras extragenitales (es decir, sífilis o herpes genital). Cuando sea posible, debe utilizarse un preservativo en toda actividad sexual vaginal y anal.
Por otro lado, existen vacunas seguras y muy eficaces para prevenir dos de la ITS víricas: la hepatitis B y la infección por el VPH. Además, la investigación sobre la vacunación contra el herpes y el VIH está avanzada y se están empezando a realizar estudios clínicos con varias vacunas experimentales.
Por último, toma nota de algunas señales de alerta. En el caso de las mujeres, sospecha si notas un flujo vaginal anormal en cuanto a color, olor o volumen. En los hombres, debe preocuparte la presencia de secreción uretral, ardor, úlceras genitales o dolor abdominal. Ten en cuenta que las infecciones bacterianas (clamidiasis, gonorrea y sífilis), y una parasitaria (tricomoniasis), tienen tratamiento y son curables. Los antivíricos para tratar el herpes y el VIH pueden frenar la evolución de la enfermedad, pero no curarla.