En un futuro, las muertes atribuibles a las altas temperaturas en España podrán ascender a 13.000 en verano. Los expertos de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) destacan la importancia de la adaptación.
“El cambio climático mata y hay millones de vidas en juego", han advertido con rotundidad los científicos del centro Carlos Santamaría de la UPV/EHU, en San Sebastián, en la Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología de esta semana.
Los expertos hablaron sobre las consecuencias previstas del cambio climático en nuestro país. En algo más de 30 años, ejemplificaban, la playa de la Concha de San Sebastián no tendrá arena en pleamar, teniendo en cuenta el ritmo actual de la subida del nivel del mar.
En el caso del mar Cantábrico, en los últimos 65 años el nivel del mar ha subido 15 centímetros, lo que se traduce en la pérdida de 15 metros de playa.
“El rápido aumento del nivel del mar amenaza la vida en nuestras costas tal y como la conocemos ahora", decía Julio Díaz, de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III. Destaca el caso del Mar Mediterráneo, que llegó a los 30 grados este verano, 6,2 grados por encima de su temperatura habitual.
Desde 1982 se han duplicado las olas de calor marinas, lo que ha dado lugar a un aumento de especies invasoras y a la disminución de la productividad de las aguas, afectando al rendimiento pesquero. De hecho, algunas especies ya se están desplazando al norte en busca de aguas más frías y están modificando la puesta de sus huevos.
Los científicos también han advertido de que las altas temperaturas y la contaminación "son factores de riesgo para enfermedades como el cáncer, la cardiopatía coronaria o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y facilitan la propagación de nuevos agentes como los virus de viruela del mono, el zika o el dengue".
Asimismo, han señalado que los últimos siete años "han sido los más calurosos jamás registrados y 2022 va camino de ser el octavo". "La sucesión de veranos como este demostrará el cambio climático", ha asegurado Adolfo Uriarte, del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco.
Por el momento, en España la población se está adaptando a las altas temperaturas. "La temperatura umbral desde el punto de vista de la salud de definición de ola de calor sube 0,6 grados por década. Es una buena noticia, porque la temperatura de calentamiento global solo está subiendo a 0,42 grados por década en el periodo 1983-2018, lo que significa que, de momento, nos adaptamos", añadía Julio Díaz.
Según estudios del Instituto de Salud Carlos III, en el periodo que va desde 1983 hasta 2003, el impacto de las altas temperaturas sobre la mortalidad diaria a corto plazo indican que por cada grado en ola de calor aumentaba la mortalidad en un 14 %. A partir de 2004 hasta 2013, ha bajado hasta prácticamente un 2 %.
No obstante, según los modelos de Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en el escenario más desfavorable la temperatura subirá a un ritmo de 0,7 grados por década, por lo que la capacidad de adaptación actual "no sería suficiente y podrían dispararse los fallecimientos".
"Si no nos adaptamos, en España podría haber hasta 13.000 muertes al año en vez de las 1.300 de media anual que se produjeron en el periodo 2000-2009", ha alertado.
En cuanto a los incendios, "son una causa de mortalidad directa a corto" ya que "emiten partículas altamente tóxicas que pueden llegar a miles de kilómetros de distancia y que se relacionan con ingresos hospitalarios por causas cardiovasculares y respiratorias, partos prematuros, o bajo peso al nacer".
Respecto al ozono, que se forma a partir de precursores que emiten las industrias y los vehículos, el experto apuesta por articular medidas que disminuyan las emisiones cuando se prevean niveles altos de ozono. En este sentido, ha recordado que, aunque las ciudades cubren el 1% de la superficie terrestre se estima que producen hasta el 50 % de emisiones totales de gases de alto efecto invernadero.