Libertad alimentaria: comer de todo sin sentimiento de culpa
La libertad alimentaria favorece la buena relación con la comida, así como la salud mental y física
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En la actualidad convivimos con muchos elementos que pueden ser negativos en nuestra relación con la comida: la tecnología que nos muestra cuerpos inalcanzables, restaurantes de ‘fast food’ y anuncios de dietas que prometen resultados milagrosos. ¿Cómo podemos aprender a comer de todo sin sentir culpa? Te hablamos de la libertad alimentaria.
¿A qué llamamos libertad alimentaria?
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Llamamos libertad alimentaria a despojarse de la cultura insana de las dietas restrictivas. Estas provocan ansiedad y sentimiento de culpa, aislamiento, desmotivación, apatía, y pueden causar asimismo depresión o una mala relación con la comida.
Eso a nivel psicológico, porque también pueden tener consecuencias negativas en nuestro cuerpo, causando alteraciones hormonales, pérdida de masa muscular o bajo rendimiento en los estudios y el trabajo.
La libertad alimentaria consiste en planear hábitos menos estrictos y desligarse emocionalmente de la comida: comer solo cuando se tenga hambre, comer alimentos lo más frescos posibles y darle a tu organismo los nutrientes que necesita.
De esta manera desarrollaremos una relación con la comida saludable y mejoraremos nuestra salud, además de controlar posibles trastornos alimenticios, y en definitiva favorecerá nuestro bienestar físico y mental.
Comer de todo sin sentimiento de culpa
La libertad alimentaria plantea otra vía para el mantenimiento o la pérdida de peso: adquirir buenos hábitos sostenidos en el tiempo. Para ello es necesario usar la intuición y la conciencia, y en algunos casos consultar a un especialista, de manera que no tengamos juicios con ninguna comida y podamos ingerir todo tipo de alimentos sin sentir remordimiento.
Lo que bebemos también es importante
Es importante no dejar de lado la hidratación. Muchas personas beben refrescos, café o alcohol y se olvidan de beber agua mineral a lo largo del día. Es importante adquirir el hábito de beber agua y dejar atrás refrescos azucarados que no compensan la pérdida de sudor o las bebidas alcohólicas, que nos hacen retener líquidos.