¿Por qué sacamos un pie fuera de la cama al dormir?
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Seguro que te ha pasado más de una vez: entras en la cama dispuesto a dormir en la postura correcta y, al despertar, te encuentras con cada extremidad apuntando hacia un extremo de la cama y un pie colgando por fuera. Incluso es posible que, si duermes con calcetines durante el invierno, te hayas despertado con un calcetín de menos y un pie desnudo asomando bajo el edredón. Esto nos da muchas pista sobre cuál es el motivo por el que sacamos un pie de la cama al dormir.
¿Por qué sacamos un pie fuera de la cama al dormir?
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El motivo por el que muchas veces nos despertamos con un pie por fuera de la cama es la regulación de la temperatura mientas dormimos. Es muy frecuente que entremos en la cama con algo de frío y que las sabanas o edredón aún se encuentren frescos. Sin embargo, a medida que avanza la noche, la temperatura del conjunto irá en aumento y es posible que llegue un punto en que sea demasiado para ti. Por eso, instintivamente y sin darte cuenta, buscarás la forma de redar la temperatura corporal... y una forma de hacerlo es obtener frescor a través de ese pie que escapa de la cama.
En concreto, cuando nuestro cuerpo pide refrigerarse, el gesto de refrescar una extremidad nos ayuda a disipar calor hacia fuera a través de la vasodilatación: aumentamos nuestra temperatura periférica en la piel, las manos y los pies, para expulsar ese caos hacia fuera. En este proceso, es normal que las extremidades puedan enrojecerse un poco, precisamente porque nuestro organismo está trabajando para llevar el calor hacia la piel y eliminarlo
De hecho, aunque sacar los pies de la cama es un gesto más característico, curioso y reconocible, las manos cumplen exactamente la misma función. En ambos casos, al tratarse del final de las extremidades, la presencia de vasos sanguíneos es mayor, por lo que se trata de zona perfectas para expulsar calor fuera del cuerpo. También encontramos menos musculatura y pelo en ellas, y un tipo de estructura sanguínea que conecta pequeños vasos con otros de mayor tamaño de forma muy directa, facilitando este proceso de regulación.
Por último, si quieres descansar mejor, ten en cuenta que el uso de materiales transpirables siempre será mejor que el de fibras sintéticas que acaparen el calor y no lo dejen salir. Ante la duda, opta por linos, algodones... tanto en la ropa de cama como en las fundas y protectores, así como por ventilación natural, huyendo del uso del aire acondicionado durante la noche, ya que puede resultar muy perjudicial para tu salud y favorecer la aparición de enfermedades respiratorias.
El nórdico o colcha también debe ser de un material hipoalergénico que deje pasar el aire: teniendo en cuenta que pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo, merece la pena invertir en elementos de calidad, como un buen colchón o una buena almohada, así como dormir en la postura correcta y mantener nuestro colchón limpio.