Las autoridades sanitarias han identificado un caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (F.H.C.C) en la comarca leonesa de El Bierzo, donde un paciente ha tenido que ser ingresado en el hospital comarcal de Ponferrada para ser tratado de sus síntomas.
Concretamente, el varón presenta picadura por garrapata y permanece en estado estable, aunque, dada la gravedad clínica que implica esta patología, permanece en estricto aislamiento y entre las medidas de protección pertinentes y previstas para este tipo de situaciones por parte de los profesionales sanitarios.
Ha sido la Sección de Epidemiología del Servicio Territorial de Sanidad de la Junta en León, la que, en colaboración con los profesionales sanitarios del Hospital de El Bierzo, han identificado a su vez los contactos de la persona afectada para, del mismo modo en que se hace con el coronavirus SARS-CoV-2, tener una trazabilidad e indicarles el seguimiento a realizar.
En este sentido, el protocolo dicta la necesidad para el afectado de vigilar periódicamente su temperatura corporal y comunicar a su epidemiólogo de referencia cualquier cambio en su estado de salud.
Tras detectar el caso, desde Salud Pública se han enviado muestras sanguíneas del afectado al Centro Nacional de Microbiología en Majadahonda del Instituto de Salud Carlos III, en Madrid, el cual se ha encargado de confirmar que, en efecto, se trata de una infección por el virus de Crimea-Congo.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es provocada por un virus cuyo mecanismo de transmisión principal es la picadura de la garrapata del género 'Hyalomma', aunque también puede transmitirse de persona a persona por contacto con sangre o fluidos del enfermo, lo que puede ocurrir especialmente en personal sanitario cuando no está debidamente protegido. No hay vacuna disponible ni para personas ni para animales, ni tampoco un medicamente específico que lo cure específicamente.
Se trata de una patología endémica en África, Oriente Medio y Asia, que siempre se ha considerado una enfermedad exótica en España, pero que con cada vez más frecuencia está adquiriendo cierta presencia.
El periodo de incubación media suele ser de uno a tres días, con un máximo de nueve, aunque si se produce por contacto con fluidos de un enfermo podría extenderse a un máximo de 13.
Los síntomas principales suelen ser: fiebre, dolor muscular y/o de cabeza, mareos y sensibilidad a la luz. Puede haber también náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y de garganta, cambios de carácter y confusión. De dos a cuatro días más tarde es habitual que aparezca somnolencia y depresión. Además, los pacientes graves pueden sufrir un rápido deterioro renal o insuficiencia hepática o pulmonar.
En la mayoría de los casos, la mejoría comienza a partir del noveno día. Según la OMS, se emplea el antiviral Ribavirina, tanto en formato oral como intravenosa, para luchar contra ello, pero tiene una eficacia limitada, y por esta razón, lo principal para tratar la enfermedad es paliar los efectos de los síntomas a la espera de que la infección remita por sí sola.