Las picaduras de garrapata son relativamente frecuentes, especialmente durante la primavera y el verano: en esta época solemos llevar ropa más ligera, pasear más al aire libre... y a ello se le suma el hecho de que estos parásitos proliferan con el calor y pican más a medida que las temperaturas suben. Lo mejor es prevenir y cubrirnos la piel si vamos a transitar una zona con matorrales a baja altura. Si te ha picado una, lo primero es no entrar en pánico: sigue estas recomendaciones para eliminarlas de forma segura y, por si acaso, acude siempre a un profesional de la salud para tomar medidas extra, como la administración de antibióticos ante posibles infecciones.
La picadura de garrapata no suele generar grandes problemas, pero tampoco se debe tomar a la ligera: este tipo de artrópodo pueden transmitir (aunque no tiene por qué ocurrir así necesariamente) bacterias y otros organismos que pueden causar, a su vez, enfermedades como la Fiebre por garrapatas de Colorado, la Enfermedad de Lyme, Fiebre maculosa de las Montañas Rocosas o Tularemia. Se trata de dolencias que pueden provocar daños en el corazón, en el sistema nervioso, en el riñón, en las glándulas suprarrenales y en el hígado. En casos extremos, pueden provocar la muerte.
Las garrapatas no saltan y tampoco vuelan, pero nos esperan escondidas en zonas con hierba o con matorrales, especialmente en las áreas más salvajes. Si pasas cerca de ellas, treparán por tu piel y buscarán un lugar en el que hospedarse. Su modus operandi consiste en desplazarse hasta lugares calientes y húmedos, como las axilas, la ingle o el cabello. Luego llegará la picadura y, con ella, comenzarán a alimentarse de tu sangre.
Las garrapatas pueden resultar peligrosas si portan enfermedades y las transmiten a nuestro organismo, especialmente cuando se trate de enfermedades raras o no asociadas a nuestro país. Por eso, lo mejor es prevenir: si vas a moverte por zonas en las que puedan poblar garrapata, lleva ropa que cubra bien tus piernas y brazos, utiliza calzado cerrado, evita el contacto con la vegetación, usa repelentes para la ropa y la piel, y revisa tu cuerpo y tu ropa al finalizar tu paseo o excursión. Ten mucho cuidado también con tus mascotas: pueden ser portadoras de garrapatas y sufrir las mismas consecuencias que los humanos a raíz de su picadura.
Si una de ellas te adhiere a tu piel, lo más importante es que no cunda el pánico. Ten en cuenta que en la mayoría de ocasiones su picadura es inofensiva y que solo estarás en peligro si resulta transmisora de alguna enfermedad. Aun así, tendrás cierto margen de maniobra.
Las garrapatas pueden ser muy grandes, pero también minúsculas, y que existen distintos tipos: ante la duda, acude a un médico de urgencia. En cualquier caso, es importante eliminarla cuanto antes: el riesgo de infección aumenta entre las 24 y las 48 horas posteriores a que la garrapata se adhiera a la piel.
Para eliminarla, utiliza unas pinzas para agarrar la garrapata firmemente por la cabeza o la boca, cerca de la piel, y tira con firmeza y de forma ininterrumpida de ella hasta que se desprenda de la piel. No la retuerzas ni le des la vuelta y, si permanece pegada a la piel, no te preocupes porque es probable que más tarde se desprenda sola.
Luego, guárdala en un bote, una bolsa o en cualquier cosa que tengas a mano para sacarla de circulación y, en su caso, poder mostrársela a un profesional. También es muy importante lavarte las manos y el lugar de la picadura con agua y jabón, así como limpiar con alcohol la zona de la picadura.
Por último, no dejes de acudir al médico: es posible que te receten una dosis preventiva de antibiótico. En cualquier caso, ve al médico si la zona se inflama (podría indicar que existe infección), si notas fiebre o dolor articular.