Si necesitas el uso del aire acondicionado para combatir el calor insoportable y permanecer siempre fresco, debes tener en cuenta que existen unos efectos perjudiciales en la salud. Aunque al principio no se noten, el ambiente creado desequilibra las condiciones termohigrométricas que nuestro cuerpo y organismos acepta. A continuación, enumeramos algunos de estos problemas.
Las tasas de deshidratación son más altas en las habitaciones con aire acondicionado. Por lo general, terminamos deshidratado si el aire acondicionado aspira demasiada humedad en la habitación y no tenemos cuidado en hidratarnos. Sucede cuando la temperatura se ajusta demasiado baja, nos sentimos demasiado frescos para tener la sensación de querer beber agua.
Otro efecto secundario desafortunado es la susceptibilidad a dolores de cabeza y migrañas cuando los niveles de calidad del aire interior bajan.
Los síntomas respiratorios afectan a los ojos, la nariz y la garganta. El aire frío también puede afectar a la vía aérea por debajo de las cuerdas vocales e irritar la mucosa bronquial. Tienden a aparecer más en personas que pasan mucho tiempo expuestos. Estos pueden incluir obstrucción nasal, garganta seca o incluso rinitis.
El aire acondicionado puede empeorar las alergias e incluso el asma. Mientras que permanecer dentro de un espacio con aire acondicionado puede ser protector para algunas personas que son sensibles al polen o a los contaminantes del aire, hay otras que encuentran una situación de empeoramiento.
El mantenimiento y limpieza de los filtros es importante, siendo recomendable cambiarlo todos los años.
El ojo seco puede causar picazón e irritación en los ojos. También pueden 'arder' o picar. A veces puede ser tan malo que la visión se vuelve un poco borrosa. Y aunque este tipo de instalaciones puede no ser una causa directa, ciertamente ayuda. El problema parece empeorar cuando pasan largas horas en un espacio con aire acondicionado.
Debido a que los aires acondicionados secan los conductos nasales, pueden causar irritación en las membranas mucosas y secar el moco. En ausencia de un moco protector adecuado, nos volvemos más vulnerable al ataque de virus. De hecho, microbios notorios como la bacteria que causa los brotes de legionelosis, por ejemplo, prosperan en los sistemas artificiales de suministro de agua, incluyendo aquellas unidades y sistemas de aire acondicionado.
El mecanismo de regulación del cuerpo es muy sabio y cuando un exceso de calor provoca el sudor de forma natural para refrigerar y preservar el equilibrio en la temperatura corporal, pero ante el aire acondicionado, el cuerpo no pueda adaptase al contraste de este ambiente creado artificialmente.
Es muy importante que la piel y la musculatura no reciban el chorro directo de aire frío, dado que nuestro cuerpo reacciona provocando una brusca contracción muscular que nos puede provocar desde tortícolis hasta parálisis faciales, en los casos más graves.
Cuando llega el verano, el exceso de aire acondicionado combinado con la exposición al sol puede producir picor y resequedad en la piel. Aunque otros síntomas pueden desaparecer a las pocas horas de salir del edificio, deshacerse de un problema de piel seca no es tan fácil. Dependiendo de la severidad de la sequedad, podría tomarnos varios días.
La mejor manera de proteger la piel contra los efectos del aire acondicionado es manteniendo una buena hidratación en el cutis y en el organismo en general. Puedes seguir una serie de consejos: