¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando asistimos a un concierto en directo?
El verano de 2022 supone el regreso de la música en directo y de los conciertos al aire libre tras la pandemia del coronavirus
Un profesor explica a Yasss que la música en directo "activa ciertos mecanismos que implican una alteración de nuestro estado"
Disfrutar de un concierto no deja de ser una emoción colectiva, un nexo de unión invisible con otras personas que trasciende de la identidad de los individuos
La geografía española vuelve a llenarse de festivales de música. Tras dos años de parón por la pandemia del coronavirus, el verano de 2022 supone el regreso de la música en directo y de los conciertos al aire libre. Momentos de magia, alegría y divertimento en un contexto cultural que va más allá del ocio. Todos conocemos los efectos positivos que produce la música en nuestro cuerpo, ya que ver en vivo a nuestros cantantes y grupos favoritos reduce el cortisol, la hormona del estrés, y apela directamente a nuestras emociones.
Pero, ¿qué pasa en nuestro organismo cuando asistimos a un directo? ¿Es más intensa la conexión emocional con la música? Manuel Tizón Díaz, coordinador del Máster en Investigación Musical y profesor en el Máster en Pedagogía Musical y en el Grado en Música de UNIR, ha detallado para Yasss qué ocurre en nuestro cerebro cuando disfrutamos de un concierto. Según el experto, la música en directo "activa ciertos mecanismos que implican una alteración de nuestro estado" a través de un "mecanismo primitivo": la respuesta del tronco encefálico. Esto es lo que conecta nuestras emociones con nuestras reacciones. Por eso, el volumen alto en los conciertos nos hace responder fisiológicamente a ciertos estímulos.
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Disfrutar de un concierto no deja de ser una emoción colectiva, un nexo de unión invisible con otras personas que trasciende de la identidad de los individuos y genera un sentimiento colectivo, de comunidad o pertenencia. "El ser humano es sociable por naturaleza y necesitamos sentirnos integrados en un grupo o comunidad. Los conciertos con público provocan un contagio emocional que a su vez genera emociones positivas", explica. Este sentimiento 'comunitario' no sólo se da en la música, sino también cuando uno acude a ver un partido de fútbol o un espectáculo en directo. "Es una sincronización corpórea momentánea", señala Tizón. De sobras es conocido que las personas cantan y bailan juntas en todas las culturas e incluso desde hace miles y miles de años, como hacían nuestros ancestros moviéndose alrededor del fuego.
Los jóvenes tienen respuestas emocionales más fuertes con la música
Escuchar música en cualquier contexto genera un bienestar en la persona y es bueno para nuestra salud emocional. Sin embargo, además del sentimiento colectivo, un concierto presenta unas particularidades que lo diferencian de otras experiencias con la música. "En un concierto hay una focalización de lo que ocurre en el escenario, lo que hace que sea más intenso. Además, en los conciertos de música popular no suele haber una setlist. No sabemos qué va a cantar nuestro artista o nuestro grupo favorito después. Eso genera un factor sorpresa, un efecto que puede llegar a ser un plus emocional en la persona", explica Tizón.
Todo lo contrario a cuando disfrutamos, por ejemplo, de música grabada en casa. "En ese contexto elegimos la música que queremos escuchar, porque nos causa bienestar y lo necesitamos. Un buen ejemplo puede ser que en invierno la gente escucha música más nostálgica, porque la nostalgia tiene una función relacionada con la supervivencia. Sentirla incluso se ha demostrado que eleva la temperatura de las personas. Por el contrario, en términos generales, en verano disfrutamos más de la música rítmica y nueva", señala Tizón.
Pero, ¿hay personas más sensibles a las emociones que despierta la música en directo? La respuesta es sí. "Los jóvenes tienen respuestas emocionales más fuertes. Aunque no podemos olvidar que las emociones son diferentes según el sujeto, lo cual engloba su personalidad y experiencias", explica.