Sofocos, insomnio e irritabilidad son solo algunas de las consecuencias de las olas de calor. Las conocidas como “noches tropicales”, las que transcurren a más de 20 ºC, y las “tórridas”, que lo hacen 25 ºC, no solo lo ponen muy complicado para dormir, sino que además tienen un impacto negativo en la salud a corto y largo plazo. Así nos afectarán este fin de semana, y cómo afrontarlas mejor.
Cada vez más estudios demuestran la relación innegable entre dormir mal (o no dormir) por el calor y una mayor mortalidad, dado que un sueño de mala calidad puede agravar enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
El cuerpo necesita mantenerse en una determinada temperatura para poder conciliar el sueño. Esta es, por debajo de los 22 ºC. De lo contrario, se alteran la estructura del sueño y el horario de nuestros ritmos circadianos, y esto afecta a nuestro rendimiento, nuestro estado de ánimo y a nuestra salud física.
Nuestro cuerpo regula su temperatura mediante la sudoración, la vasodilatación (lo cual hace que nos hinchemos) o reduciendo el ritmo metabólico, y todo ello hace que se nos peguen las sábanas y que no peguemos ojo en toda la noche.
La privación de sueño puede hacer nos notemos más irritables, más tristes o puede agravar la ansiedad. Y eso no es todo porque, como decimos, el insomnio también tiene impacto en la salud física: puede causar presión arterial alta, empeorar problemas del corazón, y afectar la liberación de las hormonas que ayudan a crear masa muscular, combatir infecciones y reparar células, según los expertos.
Un estudio liderado por el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Dominic Royé, concluyó que las noches muy calurosas (con 23 ºC o más) aumentan la mortalidad por causas naturales, respiratorias y cardiovasculares.
Concretamente, se observó que la mortalidad por causas naturales en Barcelona aumenta un 1,1 % por cada 10 % de la noche en la que se superan los 23 ºC, y hasta un 9,2 % en las raras ocasiones en las que no se baja de esa temperatura en toda la noche. Influyen muchos factores, por supuesto, principalmente la renta. Las clases más pobres son las más afectadas por las temperaturas altas, por la falta de recursos para adecuarse al calor.
“En Madrid se ve mayor impacto del calor en zonas con menor renta y donde hay más mayores de 65 años. El nivel de renta es decisivo”, explicó Julio Díaz, autor del estudio 'El impacto de las olas de calor en la mortalidad diaria en los distritos de Madrid' en Maldita.