Entre el tres por ciento y el 15 por ciento de la población sufre incontinencia anal (IA) y hasta un tercio no lo explica a ningún sanitario, según ha informado la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria.
Se trata de una condición infraestimada y que afecta "muy significativamente" a la calidad de vida de la persona que la padece. "Es un problema de salud tabú, socialmente estigmatizada, que puede provocar a la persona que la padece aislamiento social, depresión, angustia, miedos, perdida de autoestima, el paciente no sabe dónde pedir ayuda y muchos no lo cuentan", ha dicho la enfermera de AIFICC, Montserrat Chicote.
Es aquí, enfatiza, donde el papel de la enfermera de Atención Primaria es "fundamental" en su detección y tratamiento inicial y si fuera necesario la derivación a la atención especializada. "Nosotros establecemos una relación de vínculo con nuestros pacientes para que les atendamos a lo largo de la su vida y esto hace más fácil por un lado conseguir la confianza y empatía necesaria para que lo expliquen, y por otro la capacidad de detección rápida, cuando están los primeros síntomas", ha argumentado.
La falta de detección viene por dos motivos principalmente, el paciente no pide ayuda por el estigma que supone y por la carencia de conocimientos de los profesionales de salud en su tratamiento. "Por eso es muy importante que la enfermera de atención primaria haga preguntas directas sobre si sufre o no incontinencia anal en la consulta. Debemos protocolarizar en las consultas hacer preguntas sobre incontinencia anal, al igual que preguntamos a nuestros pacientes por la incontinencia urinaria y por si fuma o no", ha añadido la enfermera.
Además de la edad, se han identificado otros factores de riesgo, como la presencia de un estado de salud deteriorado, limitaciones físicas generales, diabetes, problemas neurológicos, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o enfermedad inflamatoria intestinal. La causa de la incontinencia anal es "multifactorial, y pueden afectar diversas patologías como es un estreñimiento crónico, fumar, partes prolongados, cirugía anal, diabetes, menopausia, enfermedades neurológicas, al igual que algún fármaco puede provocar diarreas y tener algún efecto adverso.
El principal tratamiento es la educación y cambios de hábitos necesarios para disminuir la posibilidad de pérdidas involuntarias de deposiciones. En este sentido, ha destacado la importancia de tener presente la necesidad y expectativas del paciente, de su estado de salud y actividades habituales. "Debemos tener en cuenta que el objetivo principal del tratamiento es mejorar la calidad de vida de cada paciente, de acuerdo con la situación particular", ha dicho.
La primera fase, para todos los pacientes, es la de implementación de dieta adecuada, modificar los hábitos de alimentación y regular el tránsito intestinal. Otros tratamientos pasan por medicación e incluso la cirugía reparativa.
La incontinencia fecal es la incapacidad para controlar la salida de heces del cuerpo. Puede presentarse junto con estreñimiento o diarrea. Generalmente ocurre en adultos de edad avanzada y en niños.
Durante la evacuación intestinal normal, el recto, el ano, los músculos de la pelvis y el sistema nervioso deben trabajar juntos, en forma simultánea. La incontinencia fecal puede ocurrir, según la web radiologyinfo.org debido a:
Daños en los músculos o nervios. Daño en los nervios sensoriales del recto o de los músculos del esfínter pueden causar una pérdida de control de la defecación. Este tipo de daño podría ocurrir debido al parto, al esfuerzo constante durante la defecación, a una lesión de la médula espinal, o a un accidente cerebrovascular. Algunas enfermedades tales como la diabetes mellitus y la esclerosis múltiple también pueden afectar los nervios que controlan la defecación.
Daños en el recto. El recto se puede endurecer debido a la inflamación crónica. Esto hace que las heces se muevan rápidamente a través del recto. Este tipo de daño puede deberse a la colitis, al tratamiento con radiación, o a procedimientos quirúrgicos que involucran el recto y el ano.
Estreñimiento crónico (continuo). El estreñimiento crónico y las heces duras pueden hacer que los músculos del recto se estiren y debiliten con el tiempo. Esto puede hacer que los músculos que rodean al ano (denominado esfínter anal) permanezcan abiertos, resultando en la fuga de las heces.
Diarrea. Las heces blandas pueden empeorar la incontinencia fecal.
Otras condiciones. La incontinencia fecal también puede ser el resultado de una condición denominada prolapso rectal. Esto sucede cuando el recto se desplaza fuera de lugar, a veces saliendo hacia afuera del cuerpo. En las mujeres, la incontinencia fecal también puede ser el resultado de una condición denominada rectocele. Esto sucede cuando el recto forma una protuberancia hacia la vagina de una mujer (debido a un debilitamiento o desgarro del tejido que normalmente separa el recto y la vagina).