¿Cómo afecta el estrés al ciclo menstrual?
El estrés y la ansiedad afectan a nuestra salud de distintas formas, y nuestro ciclo menstrual no es una excepción
Es frecuente que se produzcan retrasos en la ovulación debido a los cambios hormonales que provoca una situación de estrés
Además, el riesgo de parto prematuro aumenta cuando nos exponemos a situaciones de estrés
El estrés y la ansiedad se han convertido en constantes en nuestro día a día: nuestro organismo está diseñado para mejorar nuestra capacidad de respuesta ante eventos potencialmente peligrosos cuando sea necesario, pero cuando nuestro día a día se parece demasiado a una situación de peligro constante, las alertas se mantienen despiertas mucho más allá de lo recomendable. El resultado es una merma de nuestra salud física y mental, al someter a nuestro cuerpo a un esfuerzo desmedido de forma constante. La lista de enfermedades provocadas o agravadas por el estrés y la ansiedad es muy larga, y ello tiene que ver con el hecho de que vivir en constante estado de alerta puede afectar a nuestros procesos fisiológicos, como es el caso de la menstruación. ¿Cómo afecta el estrés al ciclo menstrual?
¿Cómo afecta el estrés al ciclo menstrual?
Tal y como explica el Colegio de Farmacéuticos de la Comunidad Valenciana, el aumento de los niveles de estrés y ansiedad puede afectar, entre otras cosas, a nuestra salud reproductiva. Así, unos niveles altos de estrés pueden provocar cambios hormonales que alteren nuestro ciclo menstrual. Por eso normalizamos sufrir retrasos en la menstruación en momentos clave como la temporada de exámenes, un bache sentimental o un duelo. La cosa se complica cuando el estrés no es puntual, sino constante.
Cuando estamos estresados, se producen alteraciones en el hipotálamo que afectan a su vez a la liberación de las hormonas relacionadas con la menstruación y sus fases. Estas hormonas son las responsables de que se produzca la ovulación y, en una situación de estrés, es frecuente que se produzcan alteraciones que pueden retrasar estos procesos. También es posible que el estrés provoque reglas más dolorosas, de la misma forma que cierta falta de cuidado (ejercicio, alimentación sana...) asociadas a estados de estrés no ayudan a que los periodos de menstruación sean más llevaderos.
Más peligroso aún es el estrés durante la gestación: el aumento de los niveles de cortisol y de HLC en el tejido reproductivo se han asociado con el nacimiento prematuro, por lo que, si estás estresada o sufres ansiedad, será más probable que tu bebé nazca antes de tiempo. En concreto, el cortisol, la hormona del estrés, frena la acción de la progesterona, hormona que reduce las contracciones del útero y evita que el parto se produzca antes de tiempo.
Además, si estás intentando quedarte embarazada, ten en cuenta que las mujeres con altos niveles de estrés y ansiedad pueden ovular hasta un 20 por ciento menos y que la posibilidad de que sus óvulos sean fecundados disminuye en un 30 por ciento, tal y como explica Quirón Salud.
Si quieres acotar estos riesgos y cuidar tu salud general reduciendo tus niveles de estrés y ansiedad, algunos consejos prácticos son introducir el deporte tu en rutina diaria, así como cualquier práctica que te ayude a relajarte y a desconectar: paseos, meditación, yoga... pueden ayudarte a romper con la rutina diaria y a relajar tu cuerpo y tu mente. También es recomendable despegarte en la medida de lo posible de smartphones y ordenadores, cuidar tu alimentación, evitar bebidas excitantes y crear un ambiente ordenado y relajado en tu hogar.
Si te enfrentas a situaciones externas que afectan a tu nivel de ansiedad y tienes cierto margen de actuación, nunca es tarde para abandonar un trabajo nocivo (si te dan pánico los lunes, es probable que debas tomar medidas), romper una relación o amistad tóxica o mudarte de ciudad.