La viruela del mono ya es un nuevo quebradero de cabeza de las autoridades sanitarias a nivel mundial tras el impacto que sigue siendo el coronavirus y la aparición de esa hepatitis severa en niños cuyo origen todavía no se ha resuelto de forma satisfactoria. ¿Qué está pasando? ¿Por qué parece que vuelven enfermedades que se creían olvidadas? ¿Por qué tenemos la sensación, más que nunca, de que una pandemia nueva nos espera a la vuelta de la esquina?
Con la viruela del mono volvemos a escuchar términos que parecían estar quedando poco a poco en el olvido como mascarilla, vacunación o aislamiento. De hecho, para intentar frenar al expansión de la viruela del mono se está contemplando la administración de vacunas, de forma limitada. El objetivo principal es vacunar a los contactos de los casos confirmados de la enfermedad, así como a los contactos de los contactos para proteger a todas las personas potenciales de haberse infectado. Con la vuelta de las vacunas y la idea de las restricciones vuelven también las reacciones de los conspiranoicos que creen que el objetivo vuelve a ser tenernos encerrados.
La Comunidad de Madrid ha instado este lunes al Ministerio de Sanidad a que se apruebe "con urgencia" el protocolo que la Dirección General de Salud Pública de Madrid ha elaborado y que envió el jueves pasado al Ministerio para la utilización de las vacunas menos reactógenas autorizadas contra la viruela del mono.
En España no existe stock de esas vacunas y se requiere su compra a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, han señalado desde la Consejería de Sanidad madrileña. Estos viales están autorizados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos y son útiles en el control de la transmisión de la infección por viruela del mono si son administradas a los contactos estrechos.
Desde el jueves pasado Madrid "no ha obtenido respuesta alguna del Ministerio de Sanidad, ni del protocolo ni de la posible compra de esas vacunas", han subrayado desde el departamento que dirige Enrique Ruiz Escudero, que recuerda cada vez más a las sentencias y frases que escuchamos durante lo peor del covid.
Estas vacunas se podrían usar, según el protocolo, en contactos estrechos y en un máximo de cuatro días tras el contacto de riesgo para controlar la transmisión. Un segundo escenario es administrarla dentro de la franja de los primeros 14 días tras el contacto de riesgo, pero en este caso solo se consigue minimizar la gravedad de los síntomas.
La Consejería de Sanidad de Madrid también urge al Ministerio de Sanidad a que se agilicen los resultados por PCR de las muestras que se envían para poder cortar antes las cadenas de transmisión.
Para la vacunación se contempla ahora la estrategia de vacunación en anillo –usada para erradicar la viruela–. La idea es llevar a cabo una actuación rápida en cuanto se sospeche o confirme un contagio: hay que localizarlo lo antes posible y seleccionar a las personas que han podido contraer el virus. Es lo que ahora se plantea para no caer en los errores del inicio del covid. Aunque los expertos dejan claro que la viruela del mono no tiene nada que ver con él, ni su capacidad de contagio.
El pasado 7 de mayo, las autoridades sanitarias de Reino Unido notificaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el primer caso detectado fuera de las zonas endémicas de África, en un viajero que regresaba al país procedente de Nigeria. Desde entonces los casos se han sucedido y aunque los expertos dejan claro que no estamos ante una nueva pandemia, el hecho de que estemos ante un virus poco frecuente causa alguna perplejidad entre los expertos.
Sanidad ha querido dejar claro que no estamos ante un virus sexual y sí “poco frecuente” en seres humanos, y que “no se considera particularmente contagioso entre personas”, por lo que en general, “la transmisión de persona a persona es limitada”. La advertencia de que esta enfermedad estaba aquí ya lo anunció en 2017 la bióloga belga Anne Laudisoit.
El primer caso en humanos fue detectado en 1970 en República Democrática del Congo. Un niño de nueve años que fue hospitalizado ante la sospecha de viruela. Las investigaciones realizadas por las autoridades sanitarias descubrieron que la familia del pequeño a veces comía carne de mono y el niño era el único miembro que no había sido vacunado frente a la viruela. Desde este momento se han detectado casos de forma esporádica en los países del este y centro de África.
Precisamente los niños se erigen como uno de los grupos de mayor preocupación ante el surgimiento de este tipo de brotes epidémicos. Más si tenemos en cuenta que se trata de una enfermedad endémica de ciertas regiones del continente africano y a la que nunca hemos hecho frente en países como España." Los expertos no ven un mayor riesgo para los niños pero sí consideran que hay que estar alerta sobre las complicaciones derivadas en sistemas inmunológicos debilitados.
Quita también hierro al asunto la Organización Mundial de la Salud (OMS) no tiene evidencia de que el virus de la viruela símica haya mutado, aseguró este lunes una alta ejecutivo de la agencia de la ONU.
Rosamund Lewis, que lidera la secretaría dedicada a la viruela del mono dentro del programa de emergencias de la OMS, afirmó en una sesión informativa que el grupo de los orthopoxvirus (al que pertenece el causante de la viruela del mono) "no tienden a mutar sino a permanecer estables".
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha intentado calmar las preocupaciones sobre los casos del virus del mono. El mandatario ha insistido en que no ve la necesidad de instituir medidas estrictas de cuarentena. En unas declaraciones en Tokio, un día después de que dijo que el virus era algo "por lo que preocuparse", Biden puntualizó que no cree que estemos en el nivel de preocupación que provocó el covid.
El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) tiene registrados hasta el momento 85 casos de viruela del mono en ocho países europeos: Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, España y Suecia.
A través de un comunicado, el organismo europeo asegura que la viruela del mono "no se propaga fácilmente entre las personas". La transmisión de persona a persona se produce a través del contacto estrecho con material infeccioso de las lesiones cutáneas de una persona infectada, a través de las gotitas respiratorias en el contacto prolongado cara a cara y a través de fómites.
Sin embargo, apuntan al sexo como principal responsable de la transmisión: "El predominio de los casos de viruela del mono diagnosticados entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y la naturaleza de las lesiones que se presentan en algunos casos sugieren que la transmisión se produjo durante las relaciones sexuales".
Según la evaluación epidemiológica del ECDC, la probabilidad de que el viruela del mono se propague en personas que tienen múltiples parejas sexuales se considera "alta". Aunque la mayoría de los casos en los brotes actuales han presentado síntomas leves de la enfermedad, el virus de la viruela del mono puede causar una enfermedad grave en ciertos grupos de población (niños pequeños, mujeres embarazadas, personas inmunodeprimidas).
"Me preocupa el aumento del número de casos de viruela del simio notificados en la UE y en todo el mundo. Estamos monitoreando de cerca la situación y, aunque actualmente la probabilidad de propagación en la población en general es baja, la situación está evolucionando. Todos debemos permanecer atentos, asegurarnos de que exista una capacidad de rastreo de contactos y de diagnóstico adecuada, y asegurarnos de que tenemos disponibles las vacunas, los antivirales y el equipo de protección personal necesarios para los profesionales de la salud", ha comentado al respecto la comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides.
El ECDC considera que "todavía no se puede estimar con precisión la probabilidad de que se produzcan casos con morbilidad grave". El riesgo global se evalúa como "moderado" para las personas que tienen múltiples parejas sexuales (incluidos algunos grupos de hombres que tienen sexo con otros hombres) y bajo para la población en general.
El ECDC apunta que la vacuna contra la viruela puede considerarse como profilaxis posterior a la exposición de los contactos cercanos con mayor riesgo de padecer una enfermedad grave. "Sin embargo, debe realizarse una cuidadosa evaluación del beneficio/riesgo para el individuo expuesto. Falta información importante sobre el uso de las vacunas contra la viruela actualmente disponibles para los grupos con mayor riesgo de enfermedad grave. Además, los antivirales son opciones potenciales de tratamiento para los casos graves", puntualizan.
Así, instan a los países europeos a centrarse en la rápida identificación, gestión, rastreo de contactos y notificación de nuevos casos. "Los países deben actualizar sus mecanismos de rastreo de contactos, su capacidad de diagnóstico para los ortopoxvirus y revisar la disponibilidad de vacunas contra la viruela, antivirales y equipos de protección individual (EPI) para los profesionales de la salud", reclaman.
Según el ECDC, los casos deben permanecer aislados hasta la completa curación de su erupción, evitando el contacto con personas inmunodeprimidas y animales domésticos. También se aconseja abstenerse de la actividad sexual y del contacto físico estrecho hasta que la erupción se cure. La mayoría de los casos pueden permanecer en casa con cuidados de apoyo.
Los contactos cercanos de los casos de viruela del mono deben autocontrolar el desarrollo de los síntomas hasta 21 días después de la última exposición a un caso. También deben evitar las donaciones de sangre, órganos o médula ósea durante un mínimo de 21 días a partir del último día de exposición.
El personal sanitario debe llevar el EPI adecuado (guantes, bata impermeable, mascarilla FFP2) cuando examine los casos sospechosos o atienda a un caso de viruela del mono. El personal de laboratorio también debe tomar precauciones para evitar la exposición laboral.
Por otra parte, advierten de que existe un "riesgo potencial" de transmisión de persona a animal en Europa, por lo que "es necesaria una estrecha colaboración intersectorial entre las autoridades de salud pública humana y veterinaria que trabajen para gestionar los animales domésticos expuestos y evitar que la enfermedad se transmita en la fauna salvaje". Hasta la fecha, en cualquier caso, no hay constancia de ningún caso sobre infecciones en animales (mascotas o animales salvajes) en la UE.