Mujer, mayor de 50, cuidadora: peor salud
Las mujeres son más longevas, pero también tienen una vejez con peor salud que los hombres. Y así lo perciben y manifiestan. La desigualdad de género en la salud de la vida adulta se agudiza porque, a partir de los 50 las mujeres no solo tienen más enfermedades incapacitantes y dolorosas como la artrosis o la artritis. Sino que, al cumplir con el rol tradicional de cuidadoras de familiares mayores, de nietos, añaden carga emocional, que supone en no pocos casos, depresión.
Son algunas de las conclusiones de un informe de la Fundación Mapfre y de la Universidad a distancia (UNED), “Salud en la vida adulta y su relación con el envejecimiento saludable”. También que los españoles con 50 o más años, son los europeos que sienten que tienen peor salud, en la misma línea que el resto de países mediterráneos. Según los expertos, esto es así, al margen de que España tenga un equilibrio dinámico entre años de vida y la discapacidad y la esperanza de vida. No se perciben igual las limitaciones físicas en un país o en otro, según existan o no infraestructuras urbanas y sociales para la discapacidad. En España, señala una de las autoras del informe, hay más consciencia de las limitaciones y menos problema en contarlas, que en países nórdicos, por ejemplo
La autopercepción de peor salud aumenta cuando se trata de personas de edad avanzada y cuando son cuidadoras de un familiar o de los nietos. Las mujeres de forma mayoritaria, porque asumen el tradicional rol social de atender a los demás. A los problemas físicos, en cualquier persona, se unen en las que son cuidadores, hábitos como reducir las horas de sueño o el tabaquismo, en mujeres, y la ingesta de alcohol en los hombres. Pero además hay impacto emocional. “La sobrecarga de responsabilidad sobre el cuidado, la falta de ayudas sociales, les hace sentir ansiedad y depresión”, dice Rosa Gómez Redondo, catedrática de la UNED.
La insuficiente aplicación de la ley de dependencia, dicen las autoras del informe, la falta de una red de apoyo social público y privado, inciden en la carga de los cuidadores. Una población que, aseguran, carece de relevo. Por la baja natalidad, que merma las generaciones venideras. Contar con redes de apoyo mejoraría la salud física y mental de hombres y mujeres por encima de los 50.