Little Island: el nuevo parque de Nueva York abre sus puertas flotando en el río Hudson
Little Island ha abierto en el Meatpacking District de Manhattan, una zona privilegiada
Ocupa más de 9.000 m2, una zona de comer, parques e incluso escenarios para actuaciones
Detrás de su construcción están magnate billonario Barry Diller y la diseñadora Diane von Furstenberg
El parque público más nuevo de la ciudad que nunca duerme se llama Little Island y simula, como su propio nombre indica, estar en una isla en medio del bullicio. Abrió sus puertas en los márgenes del Hudson River de Nueva York con más de 9.000 metros cuadrados de oasis verde el pasado 21 de mayo. Sus vistas al Empire State y su cercanía a los ferris que transportan hasta la Estatua de la Libertad son otro punto a favor para este ‘rinconcito natural’.
¿Acaso no es un plan perfecto hacer unas cuantas visitas por las incontables calles que atraviesan Nueva York y escapar después a un remanso de paz como es Little Island? Sin duda los neoyorquinos lo han recibido con los brazos abiertos. Y lo mejor: ha sido inaugurado justo a tiempo para el húmedo verano, lo cual dará una vía de escape de tanto calor pegajoso a los residentes de la ciudad.
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Se ubica en el Meatpacking District, entre Midtown y Lower Manhattan, está construido en el sitio del Muelle 55, anteriormente abandonado. Esta localización no es casual, puesto que se trata de una de las zonas más adineradas de la Nueva York.
Sus creadores han cuidado la variedad: alberga infinidad de especies de árboles, arbustos y flores para dotar de color y de aire fresco al parque. Además contiene una zona para comer, llamada Play Ground (que se traduciría patio de juego).
Pero pasar el día en Little Island requiere de planificación. Entre las 6 y las 12 horas es posible entrar sin reserva, pero a partir de esa hora es necesario asegurarse la entrada (que es gratis), una medida que se ha decidido para evitar aglomeraciones.
Y, ¿quién está detrás de tan cuidado parque?, te preguntarás. Se trata del magnate billonario Barry Diller y su esposa, la diseñadora de moda Diane von Furstenberg. Sin su donación de 260 millones de dólares nunca hubiera sido posible dar vida a este oasis, a lo que hay que sumar además los 120 millones que prometieron para ayudar a financiar las operaciones durante las próximas dos décadas, según narra el ‘The New York Times’.
La fecha de su apertura tampoco es una casualidad: la misma semana que Little Island abrió sus puertas empezaron a relajarse las restricciones por el coronavirus, y más del 60 % de la población ha recibido ya al menos una dosis de la vacuna.