Malena Alterio, heredera de un universo
Su participación en 'El Palo' en 2001 le proporcionó su primer gran escaparate profesional
La serie 'La que se avecina' la encumbró como una de las mejores actrices de comedia de España
"Llevar el apellido Alterio, seguir su trayectoria, era contraer un compromiso y sentir un exceso de responsabilidad"
Tiene en su mirada los reflejos de luz de una tarde en despedida. La mirada admirada de los Alterio. La mía siempre le ha sido fiel. Su presencia en la escena reclama contemplación y escucha.
En su infancia le rondaban, tal vez se cocinaban, sus futuros y por ello comienzo preguntándole cuándo supo que iba a ser actriz y si en esa decisión fue determinante la presencia de su padre: “Siempre pienso que si mi padre no hubiera sido actor tal vez no estaría hablando aquí contigo. Mi padre me ha influido muchísimo, pero contestando a la otra parte de tu pregunta te diré que no es fácil la respuesta porque no fue de un día para otro cuando decidí ser actriz, mi decisión se fue cocinando a fuego lento. Mientras cursaba mis estudios me apunté a la escuela de Cristina Rota para estudiar interpretación, pero lo concebía como una actividad extraescolar, no con la intención de dedicarme profesionalmente a ello salvo como para jugar y ver, para desinhibirme. En ese proceso encontré mi sitio, mi lugar, mi manera de expresarme y terminé los 4 años de formación, entonces sí me dije sigo por aquí, y en eso apareció la maravillosa Majós Martínez, en el último día de muestras de la escuela, vio un trabajo mío y me propuso ser mi representante. Yo en ese momento no tenía conciencia de que me había tocado la lotería, imagínate, yo no buscaba representante y encontré a Majós. La conjunción de todos estos astros hizo que yo siguiera mi camino por aquí”.
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Malena se disponía a edificar sobre las huellas de los suyos un universo, con la ayuda de Majós Martínez, que ya representaba a dos intérpretes muy consagrados: Rosa María Sardá y Jose Coronado. La llamo para completar el relato de este momento tan decisivo: “Rosa María siempre me decía que tenía que completar mi agenda de representados con dos jóvenes “porque Jose y yo pronto seremos viejos” (se ríe, mientras me precisa que esto fue hace 25 años). Entonces empezaba a representar a Alberto San Juan e iba por salas y teatros buscando. Así llegué a las pruebas de final de curso de Cristina Rota y vi a Malena, me partí de risa con su prueba, me acerqué, le pregunté si tenía representante, me dijo que no y empezamos a trabajar juntas. Fue como un imán. Malena es un ángel, vive para la amistad y la interpretación; y de una humildad envidiable”.
Los Alterio llegaron a España huyendo del horror y las amenazas de muerte de la dictadura argentina. Salvaron ese destierro con mucha solidaridad, con una unión irrompible, con mucho amor. Un día Malena, cuando le pregunté si se sentía Argentina, me respondió a la gallega: “Soy de aquí y de allí”. Ahora le pregunto qué queda de Argentina en ella: “Siempre está muy presente, en mi vida, en mi historia, en mi ADN; en los sabores, en los olores, en la música que escucho. No puedo ir con la frecuencia con la que quiero porque está muy lejos y me tira mucho el hecho de que mis padres estén aquí. La última vez que estuve fue hace 4 años, allí tengo primos, amigos y es un sitio que lo reconozco como mío. Cuando era pequeña, en el colegio, todos mis amigos tenían un pueblo al que se iban los fines de semana, mi pueblo era Argentina, Buenos Aires, que queda un poco lejos y es muy grande pero lo sentía mío”.
“Amo el trozo de tierra que tú eres”, escribió Pablo Neruda.
'El Palo' y las series de televisión
Cuatro mujeres que no encuentran su camino deciden arreglarlo planeando un atraco a una sucursal bancaria. Este es el argumento de El Palo (2001). La participación en el plantel de esta película le proporcionó a Malena Alterio su primer gran escaparate profesionalEl Palo. Lo recuerda de esta manera: “Cuando pienso en El Palo no puedo evitar una amplia sonrisa. Fue todo mágico desde el principio. En la escuela de Cristina Rota hacía un personaje un poco macarrilla, así que cuando me llamaron al casting de esta película para dar vida a un personaje, “Pecholata”, me ofrecí en ese registro. Eva Lesmes (la directora) en cuanto me vio lo aprobó y de repente fui consciente de que allí estaba yo acompañando nada más ni menos que a Adriana Ozores, Carmen Maura y Maribel Verdú, que fueron muy generosas conmigo. Empecé la película muy nerviosa, atenazada por la responsabilidad de tener que hacerlo bien, y por eso su ayuda fue fundamental, me tendieron su mano, me ofrecieron su experiencia y me arroparon con su cariño. La guinda de aquel pastel fue la nominación a los Goya como actriz revelación. Inolvidable”.
Sus interpretaciones iban llevando y trayendo historias como recados de palomas mensajeras, como si portaran algo que no les pertenecía y que deberían llevar, hacer llegar a los lugares en los debieran estar. Apariciones esporádicas en 'Hermanas' (Telecinco, 1998) y 'El Comisario' (Telecinco, 2003) iban enseñando trazos distintos, cercanos. Malena daba entereza a sus papeles y verdad a lo que interpretaba. Lo que sus sueños le iban dictando. Y en eso llegó Belén (López Vázquez), el personaje de “Aquí no hay quien viva” (Antena 3, 2003-06), una actuación esculpida a base de comedia y de sarcasmo; de sonrisas, y, como ella dice, estableció “un antes y un después” en su carrera profesional: “La dimensión de “Aquí no hay quien viva” fue tan increíble como inesperada -continúa-. Estaba feliz porque era mi primer papel estable en una serie. Como ya has apuntado había hecho unos cuantos episodios en 'El Comisario' y de repente llegó esta serie tan rompedora. Pasé de ser anónima a un grado de popularidad inimaginable. Fue brutal. Me puso en el escaparate para que me aparecieran otras propuestas y partir de ahí el trabajo se me dio más en continuidad”.
Los factótum de esta serie fueron los hermanos Caballero, Laura y Alberto, que también dieron a Malena un personaje (Cris) en la primera temporada de 'La que se avecina'. Les llamo para ampliar esta charla, me responden con enorme celeridad y por colleras: “Malena llegó de puntillas, casi sin hacer ruido, y en tres temporadas de Aquí no hay quien viva se convirtió en una de las mejores actrices de comedia de este país. Le ofrecimos un personaje que estaba enfadado con la vida y ella lo mezcló con su dulzura y su perplejidad, resultando en una Belén que se convirtió en referente de toda una generación. Malena es una mujer tímida, muy educada y excelente persona, pero sobre todo, la estrella menos estrella que hemos conocido.”
Coincido plenamente, Malena tiene la capacidad de deshacer los nudos de sus personajes, los hace suyos, los llena de palabras y de flores. Como decía el poeta salmantino José Miguel Ullán: “Se deja llevar por el ritmo del corazón”.
Una conversación circular
La respiración de la interpretación circula por las tres disciplinas: el cine, el teatro y la televisión. Malena siempre creyó que el teatro era el sitio de los actores y te invita a sentarte ante ella. Surge en la conversación el relato de cómo se produce la inclinación por los trabajos en una u otra arte escénica: “Son ellos los que deciden, los que me eligen. Si estás mucho tiempo en una sola de las tres actividades acabas saturándote un poco y por tanto saltar de una disciplina a otra te enriquece, te mantiene viva y entrenada y eso es lo deseable. Estaba en “La que se avecina” cuando me ofrecieron una obra en el Teatro María Guerrero, 'Tío Vania' de Chéjov, dirigida por Carles Alfaro, con Enma Suárez, Enric Benavent y Francesc Orella. Fue otro regalo que me dio la profesión. Entonces me di cuenta de que no soy mucho de cambiar las cosas, si puedo elegir prefiero escalonarlas para no congestionarme. Así van circulando por mi vida el teatro, el cine y la tele. Mira: hay una cosa que me dijo Nuria Espert, a quien tanto admiro y agradezco por lo que ayudó a mi padre cuando este llegó a España; ella me dijo: “Veo que te va muy bien en la tele pero no te olvides del teatro porque el teatro no se olvidará de ti”. Lo que me gusta del teatro es su talante artesanal, el cine y la televisión son más grandes, tienen una dimensión mucho más potente pero la artesanía del teatro...”.
Le interrumpo para decirle que siempre he pensado que la posición del actor en el escenario teatral es como la que describe Sillitoe en 'La soledad del corredor de fondo'. “Sí, tiene la magia de la vida en directo -precisa Malena-, con la inmediatez de tener al público delante y palpar su reacciones. Es como la actividad de un equilibrista, un torero, que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa. Tiene mucho de adrenalina y de tensión”.
El apellido Alterio
“Viejo como deben ser los maestros, sereno y múltiple. Además practica la pedagogía de la alusión, única pedagogía delicada y profunda”, dijo Ortega y Gasset y es perfectamente aplicable a la figura imponente del padre, Héctor Alterio. Hablar de él es hablar de pudor y respeto, de un actor responsable y exigente. Él encaminó a sus hijos, ambos actores también, con el ejemplo. Vuelco la conversación hacia este lado, hacia el peso del apellido: “Al principio sí sentí ese peso, me cuenta Malena. Llevar este apellido, seguir su trayectoria era contraer un compromiso y sentir un exceso de responsabilidad e imprimió un carácter muy serio a mi trabajo a pesar de ser una cómica. El hecho de que mi padre fuera actor me daba cierto pudor al principio porque se pudiera pensar que me amparaba de alguna influencia, tuve muchos reparos en ese sentido que se han ido suavizando y que he ido integrando en mi carácter para que no me afectaran. Cada vez más siento que mi padre y mi hermano han hecho su camino y yo el mío, somos un grupo familiar muy bien avenido pero cada uno tiene su estilo y su forma que no son comparables; también porque yo soy mujer y ellos hombres. Mi padre es una maravilla, tiene una luz única, su mirada llena la pantalla, la escena, y tiene una forma de hacer especial. No llegaré ni a la uña de su meñique. Es maravilloso”.
Hablamos del núcleo familiar, quien les conoce bien me dice que su madre, Ángela Bacaicoa, es la armonía y también un enérgico combustible. Hablando de todo un poco le pregunto si cuando están juntos suelen hablar de trabajo a pesar de que su madre no forma parte del entramado actoral. “Mi madre es la gran consejera de la familia, siempre está ahí y aunque no es actriz, ni directora, es sicoanalista y la que nos mantiene en vereda y nos alerta cuando algo empieza a patinar o empieza a hacer cortocircuito. Es una pieza fundamental en nuestra familia, participa mucho de nuestras historias, alegrías y tristezas. Y sí, hablamos de trabajo cuando ella está presente y no se aburre lo más mínimo”.
Señoras del (H)ampa
Esta serie es un encuentro entre la armonía y lo indomable. A ratos comedia absurda, a veces drama. No hay grises, todo tiene intensidad y un ritmo trepidante. Malena Alterio da vida a una de esas alocadas madres, Lourdes Sanguino, y me cuenta cómo llegó el proyecto a sus manos: “Fue a través de Abril Zamora, Carlos del Hoyo y Toni Acosta, que es pura energía además de una constante generadora de historias. Hicimos un piloto que me pareció muy divertido, tremendamente original. Luego empezaron a buscar novias para el proyecto hasta que aparecisteis vosotros y Amazon Prime Video. El proyecto era entusiasmante, una mezcla de Almodóvar y Alex de la Iglesia, complicado por el tono de drama, acción, comedia, género... No es fácil y se ve una energía más allá de la pasión con la que está contada. Es una serie muy valiente”.
Llega el tiempo de hablar del vino que nos acompaña en el día de hoy, Malena tiene preferencia por los tintos y afirma con decisión que “es impensable un buen asado sin un buen tinto”. La elección es riojana, la de un hacedor de mil suelos con su compañía, Telmo Rodríguez y su Remelluri, añada 2010. Sería difícil conocer la felicidad si no supiéramos de este vino: paisaje y riqueza, diversidad, experiencia, sabidurías ancestrales.
Navarra, Arribes del Duero, Rueda, Málaga, El Moncayo, Ribera del Duero, Toro, Cebreros, O Bibei y La Rioja, aquí está La Granja de Nuestra Señora de Remelluri, en Labastida (Álava), a los pies de la Sierra Cantabria, en una de las fincas con más historia de la zona, en palabras de Telmo “una propiedad antigua”. Viñedos plantados en terrazas naturales, levaduras autóctonas de la piel de la uva, explotación vitivinícola tradicional y ecológica con productos que facilitan el trabajo y respetan el medioambiente. Vinos multipremiados y reconocimientos internacionales.
El de hoy es un rioja con todas las señas de identidad, una apuesta segura en una añada excelente. Pureza y sencillez, elegante, con un excelente fondo mineral. Intenso, profundo, torrencial y directo. La fruta aparece carnosa y está en óptimas condiciones, tantas que deja un recuerdo placentero, inolvidable. Un grandísimo vino.
Terminamos. La tarde se ensimisma como si quisiera detener el tiempo, como si pretendiera burlar su paso y aspirara a detenerlo para que permaneciera en su quietud el “universo Alterio”, esa manera tan singular de contar, de aparecer en la escena.
Palabra de vino.