Los sueños viajaban hacia el futuro, los de una niña que se ponía a cantar y a bailar en cuanto podía, cada vez que los amigos de sus padres encendían su karaoke. La ilusión era una luz que alumbraba aquel escenario doméstico de aquella cría que desde bien pequeña ya quería ser artista. Y lo fue, lo es, con su éxito a cuestas y su legión de seguidores en redes sociales, en las firmas de sus discos, en sus conciertos, en sus programas de televisión. Se llama Edurne García Almagro, o Edurne a secas.
A los 9 años formó parte de un grupo musical infantil, Trastos, que llegó a grabar un disco y a gozar de algunas apariciones televisivas. Así comenzaba el cuento. Dice el poeta de poetas, Caballero Bonald, que “la infancia ocurre en verano”; en esos territorios se iban fraguando las ilusiones estivales de Edurne, a quien poco después pudimos verla haciendo cameos en Ana y los sietey ya de adolescente en Hospital Central.Hospital Central
Y eso llegó el año. 2005, y Operación Triunfo resucitó en Telecinco, y en esa edición surgió como un relámpago sobre el agua la luz de Edurne, que, como sucedió a otros artistas en anteriores ediciones, no fue la ganadora pero sí la triunfadora.
“Operación Triunfo fue una gran oportunidad, una espléndida plataforma. Guardo un enorme agradecimiento a Telecinco, a la productora y a la discográfica. A partir de ahí comenzó mi carrera y empezaron a surgirme nuevos proyectos. Fue muy bonito y mi recuerdo no puede ser mejor”, me cuenta Edurne mientras despliega una amplia sonrisa. Lo querido sostiene la existencia.
Acudo a Jesús Vázquez, uno de los artífices de aquella resurrección, para que me lo cuente: “Edurne es muy especial para mí, la vi nacer, profesionalmente hablando, en aquel primer O.T. en Telecinco, uno de los mayores sueños de mi vida profesional hecho realidad, un éxito colosal de audiencia...".
"Conecté con ella al instante, por su frescura, su bondad y su simpatía, que son virtudes que persigo. Adoro a la gente buena y Edurne es pura bondad y encima es poseedora de una belleza deslumbrante", prosigue.
"A lo largo de estos 15 años hemos crecido juntos, personal y profesionalmente, siguiendo caminos paralelos que no han dejado de cruzarse. Ella se ha convertido, por derecho, en una estrella, no solo de la música, sino también de la televisión. La cámara la adora y el público también. Ahora, en Ídol Kids vuelvo a compartir plató con ella y me he encontrado a una mujer, una estrella, que 15 años después no ha perdido ni su esencia, ni su inocencia, pero que derrocha seguridad y que, manteniendo la dulzura, ha ganado en carácter. Edurne es un amor. Es parte de mi historia, espero que yo de la suya también. Sabe que la adoro”, concluye Vázquez.
Mi buen amigo y paisano Gonzalo López, responsable de la División de Management de Sony Music, cruzó también travesías profesionales con Edurne. Me habló mucho de ella en otros tiempos y le pido que también lo haga en esta ocasión:
“Conocí a Edurne en 2005, cuando con apenas 19 años era una de las concursantes de la cuarta edición de OT. Yo estaba ya al frente de la División de Management de Sony Music y teníamos la opción de firmar al ganador y a otro concursante a nuestro criterio, así que se puede decir que ella fue realmente nuestra única libre elección. Acertamos. Cuando nos pusimos manos a la obra, lo que más me llamó la atención fue su profesionalidad, poco habitual en artistas a una edad tan joven. Ya había hecho sus pinitos en televisión y cantando, y tenía clarísimo lo que quería y el esfuerzo que ello demandaba. Derrochaba una naturalidad y simpatía arrebatadoras, que unía a su facilidad para generar entornos de trabajo agradables y a su educación, su belleza, su solvencia profesional, su capacidad de trabajo, su talento, su humildad y el discreto apoyo de su maravillosa familia. Virtudes que sigue atesorando en una trayectoria profesional intachable y ganada a pulso gracias a un carácter y una fortaleza de principios que le ha permitido remontar los momentos más complicados", apunta López.
"Su carrera creció tanto que lo musical fue dejando de ser su faceta primordial y nuestros caminos profesionales se separaron, pero, pese al tiempo transcurrido, seguimos manteniendo una buena amistad a distancia porque otra de las virtudes que atesora Edurne es la de ser una persona siempre fiel y cariñosa. Hoy puedo decir que es una de las artistas con las que he trabajado a lo largo de mi carrera a las que guardo mayor afecto”, remata.
Como dice su canción, “tal vez viniste para quedarte aquí”. Así ha sido, en ese andar rectilíneo por la música y la interpretación que descubrió mientras participaba en el musical Grease Greaseencarnando a Sandy.
Tras muchas noches estrelladas y otras tantas lunas llenas, apareció de nuevo la oportunidad con su magia, la del empeño de abrirse camino en la interpretación. Edurne trazaba su rumbo mientras esperaba que la brisa de su ilusión le hiciera llegar nuevos proyectos. Y así le llegó el papel de Nadia, una camarera del bar de Coque, el Max & Henry del disparatado vecindario de La que se avecina. Laura CaballeroLa que se avecina., directora de la serie destacó su talento y su buen rollo y dijo que había sido un placer haberla tenido en la serie aunque solo fuera en un episodio. Edurne le corresponde: “Fue estupendo. El equipo de la serie es formidable y me lo pasé de maravilla. Me sirvió de mucho. Un episodio en una comedia vale como aprendizaje como el de una serie entera”.
Tras esto le ofrecieron el papel de Sara Barrios en la serie diaria Servir y proteger. Su productor, César Benítez, me lo cuenta así: “Edurne fue uno de los principales reclamos de la tercera temporada de Servir y Proteger. Interpretó a Sara, la camarera del pub Moonlight, lugar donde se desarrollan muchas tramas de la serie. Aunque ella apenas tenía experiencia como actriz, enseguida nos demostró a todos que habíamos acertado de pleno al contratarla. No sólo supuso un impacto mediático para la serie (medios de comunicación, promoción, redes sociales…), sino que también sirvió para lograr una audiencia más juvenil en esa franja de la tarde. Además, Edurne demostró que tiene madera para poder convertirse en una competente actriz. Un ejemplo de su implicación fue que ella misma se pagó una coach para ensayar cada día anterior las escenas que tenía que grabar. Al principio, como es natural, tenía mayor dificultad para las escenas dramáticas, pero, tras el primer mes de rodaje, se fue soltando y consiguiendo cotas cada vez más altas, hasta el punto de equipararse a sus veteranos compañeros", explica Benítez.
"Profesional, entregada, amable con el equipo, todo el mundo habla maravillas de su paso por la serie. Al darnos cuenta del acierto en su contratación, rápidamente ampliamos su presencia en la serie, dándole un mayor recorrido a su personaje y con más peso en las tramas. Así, en esa primera etapa, estuvo más de 100 capítulos. Posteriormente, en la cuarta temporada, volvimos a recurrir a ella, dándole unos 50 capítulos. El público agradeció enormemente su vuelta, convirtiéndose ya en uno de los personajes más queridos de la serie".
"Edurne nos ha demostrado a todos su enorme talento y potencial como actriz y es todo un ejemplo de trabajo superación y una magnifica compañera de trabajo con todo el equipo, ganándose el respeto y el cariño de todos”.
Edurne me cuenta también que “fue una experiencia única el poder tener un papel fijo en una serie diaria. Es donde de verdad te pones a prueba. En esta serie y trabajando con un equipo tan profesional como el de Plano a Plano sentí que completaba mi faceta interpretativa”.
Lo acontecido podría resumirse en palabras que le escuché a Joan Manuel Serrat hace algunos años, que decía que “lo que importa es estar dentro de lo posible, no estar demasiado a disgusto con lo que ha sucedido y pensar que la vida es lo que tienes y lo que te queda por delante”.
Desde los comienzos de Got Talent, Edurne tuvo silla como jurado. Le pregunto cómo se ha visto todo este tiempo en el programa y me responde sin titubeos: “Participar en Got Talent fue una gran novedad. Hago este trabajo con gran ilusión, con muchas ganas y mucho cariño. Me costó adaptarme, pero la verdad, tenía ya experiencia de haber hecho muchos castings y esto me hizo identificarme mucho con los participantes”. “Cuesta decir que no, pero aprendes a hacerlo de manera constructiva, intentando ayudarles. Me siento muy, muy a gusto en Got Talent”.
De talent a talent, ahora la vemos en Idol Kids, al lado de Isabel Pantoja y del productor musical Carlos Jean. Le llamo y le digo que me cuente su experiencia evaluadora con Edurne:
“De ella solo se puede hablar en positivo, aparte de ser una gran artista y de haber sabido adaptarse a los tiempos a la perfección. Hay algo que me llama tremendamente la atención en las personas y ella lo maneja como pocas saben hacer, y es que te pone las cosas fáciles, además siendo ella misma. Es muy complicado saber manejar las expectativas al salir de un talent Tanto artísticamente como en el mundo de la televisión ha conseguido crear una marca”.
Nuestra conversación deriva inevitablemente a la dificultad de juzgar a niños y aquí Edurne añade: “Los niños imponen y conviene hablarles con sinceridad, pero también hay que hacerlo con cierto tacto, con ternura y en actitud cariñosa”. “He de confesarte, Manuel, que las negativas se las toman mejor que los adultos. Reaccionan mejor”.
Su vida es un ir y venir entre Manchester y Madrid y me despierta curiosidad saber cómo lo lleva: “Pues es un poco agotador pero lo hago ya sin pensarlo, de manera automática, y por ello lo compagino bien. Me gusta Manchester, tiene rincones preciosos, aunque allí hago una vida muy casera; el clima ayuda (se ríe) y me sirve de descompresión, de desconexión”. Esta permanente ida y vuelta es como atravesar una vida para ir regresando siempre a los orígenes, al Madrid de sus amores.
A Edurne le gustan los vinos blancos y me pide que elija un vino curioso para que nos acompañe hoy. Le propongo un gewürztraminer elaborado por Finca Río Negro en Cogolludo (Guadalajara). Una perfecta adaptación de esta variedad propia de Alsacia o las tierras del Rhin. Lo cultivan a 1.000 metros de altitud, en las estribaciones de la Sierra de Ayllón. Clima, suelo y altitud dan a este vino una personalidad única. Un vino seco y fresco, con mucho volumen, muy aromático con notas de manzana verde, de cítricos... Sensación untuosa, sedosa, una caricia para el paladar.
Terminando la conversación suena la canción de su último disco, que interpreta con el cantautor Andrés Suárez: “Mañana ya es pasado. La página no está. La que leímos tanto”. Se titula Cierra al salir Dejamos mejor la puerta entornada por si acaso decidimos volver a conversar. Palabra de vino.