A todos nos ha pasado: abrimos la nevera con la esperanza de encontrar un par de ingredientes con los que preparar la cena y nos encontramos con una mezcla entre vacío y productos de dudosa frescura. En algunos casos, hacer la vista gorda con respecto a la fecha de caducidad se encuentra casi institucionalizado, como ocurre, por ejemplo, con los yogures. Sin embargo, otros productos, como es el caso de los huevos, nos generan una duda razonable. ¿Cómo saber cuándo caduca un huevo? ¿Existe un truco para saber si un huevo sigue siendo comestible a pesar de haber caducado? ¿Hasta qué punto es peligroso consumir un huevo pasado de fecha?
Generalmente, consumir cualquier producto fresco es mucho mejor que consumirlo caducado o en dudoso estado de conservación. Puede que no nos siente mal, pero es probable que sus propiedades se hayan visto mermadas y que la carga nutricional del alimento sea menor. En algunos casos, nos estaremos arriesgando a contraer una intoxicación alimentaria que podríamos evitar con facilidad simplemente evitando consumir un producto que no nos convenza a la vista.
En el caso de los huevos, la fecha en la que las tiendas deberían retirar los de sus estantes suele considerarse como su fecha de caducidad, aunque, en realidad, se trata de una fecha aproximada que marca la barrera entre un producto fresco y de calidad y un producto en peores condiciones y menos seguro.
Eso sí, superar la frontera que marca esta fecha no significa necesariamente que el huevo se encuentre en mal estado. Por eso es importante conocer este truco infalible para saber si un huevo está caducado: ante la duda, basta con introducir el huevo en un recipiente con bastante agua (lo suficiente como para cubrirlo por completo y dejar un espacio que permita comprobar si flota o no al introducirlo en el líquido). Sí, según esta prueba de flotación, si el huevo flota, significa que se encuentra estropeado y que no debería consumirse. Por el contrario, si permanece al fondo, seguirá siendo apto para su consumo.
Esto se debe a que, a medida que un huevo envejece, bolsa de aire que se encuentra entre la cáscara y la membrana interna crece, lo que provoca que el huevo flote más en el agua. Así, los huevos más viejos flotarán más que los huevos más nuevos.
También hay que tener en cuenta que un huevo estropeado suele oler bastante mal, de forma similar al azufre. Como truco orientativo, un huevo suele mantenerse fresco hasta pasadas entre tres y cinco semanas tras su puesta en venta, lo que implica alrededor de un mes de frescura. De todos modos, ante la duda (por ejemplo, en caso de que la cáscara se encuentre dañada), es preferible no consumir un huevo que pudiera encontrarse en mal estado: los síntomas de la intoxicación alimentaria por huevos no son nada agradables y pueden incluir vómitos, diarrea y dolor abdominal.