Existen en España un total de 8.132 municipios, pero solo uno de ellos está reconocido por la ONU como uno de los pueblos más bonitos. Hace casi tres años que, en 2022, que la ONU Turismo incluyó Guadalupe en el listado de Best Tourism Villages, donde se encuentran (hasta ahora) 254 pueblos de todo el mundo por la gestión sostenible de sus recursos turísticos.
Este pueblo de la provincia de Cáceres es un rincón inolvidable que ha ligado su historia aun monumento emblemático. El Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe es desde 1993 Patrimonio de la Humanidad, todo un símbolo de arquitectura y de fe en España.
Situado en el centro de la provincia de Cáceres, el pueblo de Guadalupe se ha convertido en uno de los rincones más especiales de Extremadura. Esta villa, que combina historia, cultura, gastronomía y naturaleza, y es un destino rural único que atrae a miles de viajeros nacionales e internacionales. Un conjunto monumental que no deja indiferente a nadie y que merece la pena conocer de primera mano.
La construcción del monasterio tiene su origen en la aparición de la Virgen a un pastor cacereño. Sobre una primitiva ermita, el rey Alfonso XI impulsó en 1337 la edificación de una iglesia mudéjar que fue declarada Santuario Real. Posteriormente, el monasterio fue reconstruido en tres ocasiones, siendo el actual de estilo gótico. Así, el edificio cuenta con una planta de cruz latina, tres naves, crucero, cabecera y un ábside poligonal, y su retablo mayor alberga esculturas de Jorge Manuel Theotocópuli, hijo de El Greco. Además, destacan dos claustros: uno mudéjar, considerado entre los más bellos de su estilo, y otro que alberga un templete central atribuido a Fray Juan de Sevilla.
“Cuenta la leyenda que, a principios del siglo XIV, en los valles de Las Villuercas, el pastor Gil Cordero buscando una res perdida de su rebaño, la encontró muerta. Cuando se disponía a descuartizar el animal, éste volvió a la vida. En ese instante se le apareció la Virgen al vaquero, que le transmitió su deseo de que anunciara el prodigio y excavara en el mismo lugar en el que encontró su vaca muerta. Allí apareció la imagen de Santa María de Guadalupe y rápidamente se difundió su fama de milagrosa. El rey Alfonso XI escuchó los relatos milagrosos que se contaban de la Virgen y se hizo devoto de Santa María de Guadalupe, encomendándose a Ella antes de la famosa Batalla del Salado, de la que salió victorioso a pesar de la inferioridad numérica de sus tropas. Agradecido, peregrinó hasta Guadalupe y concedió a su humilde iglesia privilegios y rentas que permitieron la construcción de su santuario”, aseguran desde la web de la Diputación de Cáceres.
"La calle Mayor, que conecta las partes alta y baja de la ciudad, se convierte en el eje principal de un entramado de calles empedradas y casas de arquitectura tradicional con balcones de madera, pórticos y soportales. Entre las tradiciones más arraigadas en el pueblo destaca la artesanía del cobre, una técnica ancestral cuyo origen tiene que ver con las labores de los monjes Jerónimos del Monasterio en la Edad Media. De generación en generación ha pasado este arte, con el que hoy se elaboran a mano desde jarrones hasta piezas decorativas o bisutería que pueden comprarse en muchas de las tiendas tradicionales del centro del municipio”, nos cuentan desde la web de Turismo de España.