Los viajes del Imserso cumplen ahora 40 años, y necesitan una vuelta de tuerca. Mucho han cambiado las cosas desde aquel invierno de 1985 en el que viajaron 16.000 jubilados, muchos de ellos a ver el mar por primera vez. Tres semanas en Mallorca costaban 25.000 pesetas (150 euros), la pensión media rondaba las 33.000 pesetas (199 euros), y el sueldo medio estaba en 120.000 pesetas (723 euros) al mes.
Hoy los Viajes mueven a cerca de 900.000 personas, y en esencia, la idea no ha cambiado mucho: ofrecer la posibilidad de viajar a los jubilados a precios muy baratos, y mantener el empleo y la actividad turística en temporada baja. Pero lo que sí han cambiado son los jubilados, que poco o nada tienen que ver con los de hace 40 años. El Imserso lo sabe, y ha encargado un informe a una consultora para conocer, entre otras cosas, cuáles son las preferencias de los viajeros de hoy, para actualizar el programa al siglo XXI. Estos son los resultados.
Los Viajes cumplen una función social, fomentar el envejecimiento activo y paliar la soledad no deseada. Por eso siempre han estado bajo la órbita del Imserso y de los ministerios con competencias sociales, y no dependen, por ejemplo, de Turismo. De hecho, los 70 millones de presupuesto figuran como prestaciones no contributivas, es decir, ayudas para cubrir necesidades perentorias de los ciudadanos, igual que las pensiones no contributivas o los subsidios de último recurso.
Entre las asociaciones de usuarios y foros de viajeros es recurrente la polémica entre los que defienden que los jubilados con pensiones por encima de los 3.000 euros no deberían viajar en las mismas condiciones y precios que los que cobran la pensión mínima, y los que defienden lo contrario.
El informe encargado por el Imserso señala que “el programa reserva 1% de las plazas a las personas de rentas bajas, personas con recursos económicos iguales o inferiores al importe de las pensiones no contributivas de jubilación o invalidez de la Seguridad Social, pero cada año, más del 50% de dichas plazas, no se cubren. Las causas por las cuales esta oferta de plazas queda vacante podría estar relacionada con la falta de recursos económicos de las personas con menos renta -dice el estudio-. El Programa de Turismo Social no estaría llegando a las personas de rentas más bajas, colectivo que no puede permitirse acceder al programa ni siquiera pagando el 50% del precio. En este sentido, podríamos hallarnos ante uno de los límites de la universidad de acceso al Programa. Sería aconsejable realizar un análisis específico de barreras de acceso”, aconseja el informe.
Reforzar esa función social con la que nació el programa y encontrar espacio para las demandas de los nuevos jubilados es una de las tareas más delicadas (y quizá la más importante), a las que se enfrenta la entidad.
En las encuestas realizadas para la realización del estudio entre los usuarios del programa y asociaciones de personas mayores se recogen las quejas más frecuentes de los que viajan normalmente. En general, los usuarios consideran que la oferta de plazas no satisface la demanda y que el sistema de reservas es estresante. “Ahora tienes que llegar a las agencias a las 8 de la mañana para poder reservar haciendo largas colas, y a las 9 ya no queda nada, y no todos saben hacer las reservas on line” se quejan los usuarios.
Existen críticas a las agencias de viaje que “tienen previamente apalabrado con numerosos mayores la decisión de elegir destino. Son ya clientes habituales del programa y de la agencia. Les guardan el hotel y el destino”, denuncia alguno de los encuestados.
“La organización del viaje está bien en inicio, después es un caos y más cuando se llega al hotel, con aglomeraciones en la recepción y para usar los ascensores, suponiendo que haya varios”, denuncian.
Hay usuarios que encuentran que hay muchas asimetrías entre hoteles en relación a la calidad, y otros consideran que en general, los hoteles no suelen ser modernos, ni están bien equipados.
Numerosos viajeros dicen que faltan destinos internacionales que sí ofrecen otros programas de viajes de las Comunidades Autónomas.
También existen quejas de las actividades y excursiones paralelas, que no contempla el programa y que se consideran caras. Se reclama una mejor accesibilidad a los baños y más baños con duchas adaptadas, así como un mayor control sobre los menús ofrecidos.
Una queja común es el trato desconsiderado recibido de parte del personal de algunas de las empresas participantes en el Programa, “como el que se le da a una excursión de niños o adolescentes”, denuncian.
Con todas estas recomendaciones el Imserso está trabajando en la renovación del programa, para adaptarlo al perfil de los nuevos usuarios, y estas son las mejoras que se plantean.
Se está considerando poner a disposición de estos nuevos mayores una oferta de viajes más amplia y más atractiva, en la que se puedan hacer, por ejemplo, rutas senderistas por la montaña, rutas en bicicleta, viajes culturales por ciudades y pueblos de España, ofertas en alojamientos rurales, etcétera.
Se estudia mejorar el sistema de reservas para que se pueda crear un turno de espera no solo en una fecha determinada, sino en un destino elegido, y que este sea rotatorio año tras año, de tal suerte que todos los viajeros puedan tener oportunidad de acceder a los viajes más demandados que son las islas y las costas.
Se estudia aumentar las plazas para hoteles en capitales de provincia, sobre todo las provincias con menos habitantes, y aumentar la oferta y la tipología de los viajes culturales. También se plantea incorporar nuevos destinos en zonas turísticas de montaña.
Una de las peticiones en las que se está trabajando es en reducir los precios de las excursiones que ofertan las operadoras turísticas, así como que la información sobre las mismas esté disponible en origen, al contratar el viaje.
El informe recomienda más habitaciones con plato de ducha y condiciones de acceso adecuadas a las personas con problemas de movilidad. También que se aumente la oferta de habitaciones individuales para personas que por sus circunstancias deben viajar solas.
Aunque ya existen programas de formación en los hoteles sobre el trato a los usuarios de los Viajes, se propone reforzar, a corto plazo, los módulos de formación relativos a atención y trato correcto a las personas usuarias, incluyendo aspectos como empatía, respeto y consideración de las especiales necesidades y preferencias de las personas mayores, e incluso se considera la posibilidad de que el IMSERSO “asuma y elabore los programas y los materiales de capacitación a fin de asegurar que los estándares homogéneos de conocimientos y de habilidades de las personas y empresas que ejecutan el programa”.
Entre las recomendaciones de mejora se incluye la de aprovechar las capacidades de las asociaciones de personas mayores en las localidades de destino, como redes de apoyo, o como complemento a las actividades de ocio y de visita a las ciudades, sin perjuicio del trabajo de los guías profesionales.
Veremos si todas estas intenciones se plasman en el pliego de condiciones para la contratación del programa la temporada 2025-2026, que está apunto de ser publicado. Por el momento ya son cuatro las empresas que previsiblemente pujarán por la gestión del programa: Ávoris, Mundiplan, Nautalia y Senior Plan.
Uno de los objetivos que se planteó Mayte Sancho al acceder al cargo de directora general del Imserso fue el de reflexionar sobre los Viajes para adaptarlos a las nuevas necesidades de los viajeros. Ahora ya tiene toda la información en sus manos, y deberá decidir qué camino toman los Viajes en los próximos años.