Los amantes del cine no tienen dudas de dónde encontrar el cementerio más famoso del cine Western, pero seguro que para el resto de mortales es toda una sorpresa descubrir que no solo está en España, sino que se encuentra en Santo Domingo de Silos, un pueblo de Burgos.
Es de sobra conocida la relación de Almería con este cine, haciendo que el desierto de Tabernas sea considerado un lugar especial para los cinéfilos e incluso un lugar de peregrinación para quienes quieren ver en primera persona esos escenarios que ya forman parte de la historia del celuloide. En su ruta pueden añadir también el cementerio de Sad Hill, que fue construido en 1966 para el rodaje de El bueno, el feo y el malo.
Dirigida por Sergio Leone, el clímax de esta película, una de las más conocidas y más relevantes del Western, tiene lugar en este cementerio, un escenario construido para poder rodarla y que durante el proceso contó con la ayuda del ejército español. Con el tiempo este espacio quedó en el olvido, como en tantas ocasiones, relegado a formar parte de la historia de un lugar, pero se le quiso dar la importancia que merecía y fue recuperado por un grupo de voluntarios que quisieron que recuperara su esplendor. Gracias a su trabajo, el Cementerio Sad Hill, se ha convertido en lugar de peregrinaje para muchos cinéfilos.
Este cementerio fue construido para la película, pero una vez finalizado el rodaje, la naturaleza recuperó el espacio que siempre había ocupado en este lugar, situado a los pies de la Peña del Carazo, en la Sierra de la Demanda. En el año 2016 la Asociación Cultural Sad Hill lo restauró, un trabajo laborioso que contó con gran apoyo por parte de todo el mundo, incluido el actor y director Clint Eastwood, protagonista de la película y cuya silueta actualmente recibe al visitante.
Porque como decíamos antes, ahora es posible visitar este lugar y poder vivir en primera persona las emociones de todos aquellos amantes del género que se emocionaron durante la escena final de la película. Acudir a este punto, que tanta importancia tuvo en el séptimo arte en su momento, parece la excusa perfecta para poder conocer esta zona, un tanto olvidada por los visitantes, pero que también merece la pena.
Ya que estamos en Santo Domingo de Silos, nada mejor que aprovechar para disfrutar de los alrededores, como el desfiladero de La Yecla, o dar un paseo hasta ver su monasterio, que comparte nombre con el pueblo. Si quieres escoger un momento clave para visitarlo, puedes acudir en algunas de las muchas fiestas que se celebran a lo largo del año en este lugar. Aquí, según cuenta la leyenda, se libró de la invasión musulmana porque, a punto de ser asediada, un vecino pensó que si fingían que había un gran incendio, pensarían que no quedaba nada que mereciera la pena y pasarían de largo, como así fue.