Europa en Navidad se transforma. Sus calles, plazas y edificios históricos parecen distintos cuando son decorados con luces y empiezan sus mercadillos navideños que llenan de vida las ciudades creando una atmósfera mágica.
Lo cierto es que algunos lugares son realmente fascinantes y, junto con la historia y encanto que los rodean, representan lo mejor de la temporada navideña. Además, se les añade el frío, en algunos sitios la nieve y las bebidas calientes más típicas y que lo convierten en una experiencia única que no se puede disfrutar en otra época del año.
El Ayuntamiento de Viena es un edificio neogótico que se convierte en el corazón de las celebraciones navideñas de la ciudad. La fachada se adorna de luces y decoraciones navideñas, y en sus jardines se puede ver el famoso Mercado de Navidad de Viena, uno de los más grandes y tradicionales de Europa. En él se pueden encontrar puestos de artesanías, comida típica y vino caliente o glühwein que ayudan a mantener el calor durante estas fechas tan frías en Viena.
En cuanto al ambiente del edificio es mágico, alrededor también se instalan pistas de patinaje sobre hielo para que todo el que quiera pueda disfrutarlo. Además, incluye muchas actividades infantiles para que los más pequeños puedan divertirse creando casas de jengibre o manualidades navideñas.
Siguiendo en la misma ciudad, otro de los edificios imperdibles en época navideña es el Palacio de Schönbrunn, un antiguo palacio imperial donde residían los Habsburgo. Durante la Navidad, este palacio acoge un mercadillo navideño al más puro estilo imperial. El mercado se instala frente al palacio y cuenta con diversos puestos de artesanía de alta calidad, adornos navideños y especialidades culinarias.
Por otro lado, el Palacio también ofrece conciertos navideños de música clásica con vals o villancicos tradicionales austriacos. El Palacio, además, se ilumina creando una atmósfera única que evoca al visitante la elegancia de épocas pasadas.
Continuando con países de Centroeuropa, cabe destacar la capital húngara. El Parlamento de Budapest es uno de los edificios gubernamentales más espectaculares de Europa, y en Navidad, sus alrededores se iluminan y adornan dándole una atmósfera muy bonita. Para verlo de una manera espectacular, se puede reservar en uno de los cruceros que se hacen por el Danubio, y al atardecer es una experiencia inolvidable.
Otro lugar emblemático es el Castillo de Buda, ubicado en la colina de Buda, éste es accesible en funicular. Desde ahí, se tiene una vista espectacular del Parlamento y el río Danubio que atraviesa la ciudad.
La catedral de Notre Dame es una de las catedrales góticas más famosas del mundo. En estos momentos se encuentra en proceso de restauración tras el devastador incendio de 2019, pero aún así, sigue siendo uno de los símbolos de Navidad de la capital francesa.
Notre Dame destaca por su impresionante arquitectura y su ubicación rodeada por el río Sena. Pero, además, se colocan luces y un majestuoso árbol de Navidad en sus cercanías, lo que crea un escenario muy especial.
La Basílica de San Pedro es una de las iglesias más grandes y bonitas del mundo. Durante la Navidad, recibe a miles de peregrinos que buscan celebrar la Misa del Gallo oficiada por el Papa en Nochebuena. La plaza de San Pedro se adorna con un inmenso árbol de Navidad y un Belén a gran escala, por lo que se convierte en el epicentro de la celebración dejando a los visitantes impresionados por sus decoración.
Además, la Basílica es famosa por sus obras de arte de Miguel Ángel y Bernini. Al visitarla en Navidad es una experiencia inolvidable tanto para quienes buscan una conexión religiosa como para aquellos que quieren disfrutar de la belleza de la Navidad.
La Plaza Roja se ilumina con decoraciones y luces que hacen aún más bello el paisaje, y la Catedral de San Basilio, con sus cúpulas coloridas y arquitectura únicas, se convierte en el fondo ideal para estas festividades.
En la Plaza Roja se instala un mercadillo navideño en el que se pueden encontrar regalos y productos típicos rusos, y también una pista de patinaje sobre hielo. El ambiente que se encuentra allí es vibrante y acogedor a pesar del frío y es una forma auténtica de experimentar las tradiciones rusas en una de las épocas más especiales del año.
En la capital portuguesa, la Torre de Belém destaca por su belleza e importancia histórica. El monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se ilumina durante la Navidad. La ciudad se adorna con luces en sus calles y plazas. En la torre no se encuentran mercadillos navideños como en otros edificios emblemáticos, pero el ambiente merece la pena.