Para los amantes del necroturismo cualquier fecha es buena para ir a visitar estos lugares sagrados. Pero, es en los meses de octubre y noviembre, las fechas más cercanas a Halloween y el Día de los Muertos, cuando estos lugares vuelven a cobrar interés por curiosos turistas que quieren visitarlos.
Si bien para muchos, estos lugares son una combinación espectacular de historia, arte y misterio. Para otros, son los sitios ideales para vivir las leyendas urbanas que se cuentan sobre ellos. Y son muchos de estos cementerios los que se han convertido en los más visitados gracias a las historias que se transmiten de generación en generación sobre ellos.
Diseñado como un hermoso parque con zonas específicas para enterramientos y una pequeña capilla, el cementerio de Burslem en Staffordshire, Inglaterra, es un lugar muy conocido por su belleza. Sin embargo, la fama de este lugar entre turistas y curiosos no se debe solo a la peculiar arquitectura de sus nichos y tumbas, sino también a la leyenda de Molly Leigh.
Se cuenta que Molly fue una supuesta bruja que usaba magia negra para lanzar infortunios sobre sus vecinos. Las desgracias atribuidas a ella iban desde arruinar la leche de las casas hasta sabotear los negocios locales. Una de las historias más curiosas es la de Thomas Spencer, un pastor local al que Molly supuestamente maldijo, provocándole un estado que imitaba la embriaguez durante tres semanas. Incluso hay quienes dicen que el espectro de Molly se apareció ante él.
Sin embargo, los registros históricos indican que Molly Leigh fue realmente una mujer de negocios próspera, generosa con la iglesia y con los pobres de Burslem. La leyenda parece haber sido tan solo una difamación, pues se recuperó un testamento donde se revela que Molly era más benefactora que bruja. A pesar de esto, aún persiste la creencia de que, si alguien visita su tumba en la noche de Halloween y da dos vueltas a su alrededor mientras pronuncia su nombre, Molly regresa de entre los muertos, en un ritual que recuerda al de "Bloody Mary".
Otro cementerio envuelto en misterios es el de Highgate en Londres. Este lugar se destaca por la espesa vegetación que rodea sus tumbas, creando un ambiente que parece salido de un cuento gótico. Aquí se dice que un vampiro merodea entre las lápidas. La leyenda comenzó en la década de 1970 cuando testigos afirmaron haber visto una figura alta, oscura y con ojos brillantes rondando el lugar. Este avistamiento causó tal revuelo que incluso se organizaron “cacerías de vampiros”. Aunque nunca se encontró nada concreto, el “vampiro de Highgate” sigue siendo una de las historias más enigmáticas de este cementerio.
Nueva Orleans es la ciudad donde el velo entre vivos y muertos es más fino. Sus habitantes viven la muerte desde otro prisma, ya que viven algunas de las tradiciones africanas de sus ancestros, muchos esclavos africanos llevados a la ciudad por los colonos. Y esto está relacionado con la leyenda que rodea este cementerio.
Este camposanto es el más antiguo de Nueva Orleans, y en él reposan los restos de Marie Laveau, la última reina del vudú de la ciudad, en cuya tumba se siguen celebrando ceremonias. Marie fue una de las más veneradas reinas del vudú, practicaba la adivinación, el ocultismo y también, hacía remedios con hierbas. También conocía todos los secretos de la ciudad por lo que también era temida y amada.
Muchos afirman que han visto al fantasma de Marie Laveau caminando entre las tumbas. Entre los visitantes de este cementerio hay una práctica muy extendida que consiste en marcar 3x en la tumba de la reina del vudú mientras se le pide un favor o deseo. Dice la leyenda que si se concede dicho deseo o favor, la persona ha de regresar y colocar un regalo en agradecimiento a Marie en su tumba. Esto provocó mucho vandalismo, lo que hizo que el cementerio se cerrase al público en 2015, hoy en día se puede acceder a él en recorridos con licencia.
Pero este cementerio no solo tiene como fantasma a Marie Laveau, también cuenta con la leyenda de Henry Vignes, un marinero que vive como alma en pena porque le engañaron y vendieron su tumba de modo que cuando llegó el momento de enterrarlo, no había dónde fue sepultado en una tumba sin nombre y también, uno más cariñoso, Alphonse, un espectro que toma la mano de los visitantes y les sonríe pidiéndoles que lo lleven a casa.
El cementerio Père-Lachaise en París es famoso no solo por ser el lugar de descanso de artistas y pensadores como Jim Morrison, Oscar Wilde y Edith Piaf, sino también por su ambiente melancólico y sus historias de fantasmas. Una de las leyendas que envuelve este lugar es la de Adélaïde Paillard de Villeneuve, una joven que, al no recibir noticias de su amado durante una guerra, murió de tristeza. Muchos dicen que en ciertas noches de niebla, puede verse una figura femenina que deambula entre las tumbas en busca de su amor perdido.
Este cementerio de la ciudad de Edimburgo tiene un montón de historias a su alrededor a cual más espeluznante e increíble. La más espeluznante es la de George MacKenzie, también conocido como Bloody MacKenzie.
MacKenzie era un exitoso abogado que fue nombrado miembro del Parlamento e incluso formó parte del consejo privado del Rey. Su ascenso implicó la tortura y ejecución de muchos Covernaters que habían sido encerrados en un terreno adyacente al cementerio. No es que George tuviera mucha elección, ya que también fue nombrado como Lord Advocate, y era su cometido perseguir a los rebeldes, lo que si era de su elección fue la forma de tratar a sus prisioneros. George se retiró, y a su muerte fue sepultado en Greyfriars.
Su leyenda comienza en 1998 cuando un vagabundo irrumpió en el Mausoleo Negro donde reposan los restos del abogado. Éste tenía la intención de refugiarse, pero también de buscar objetos de valor, y fue esto lo que le llevó a intentar abrir su tumba. Pero no pudo conseguir su objetivo, ya que el suelo bajo sus pies se vino abajo y cayó en una fosa común. El vagabundo huyó, pero alteró el descanso eterno de MacKenzie, ya que hizo que éste volviera como un poltergeist. Y es que desde esta noche, han sido muchos los testimonios que afirman haber presenciado este tipo de fenómenos en el camposanto. De hecho, es tal la violencia del fenómeno que más de quinientas personas han afirmado haber sido empujadas, arañadas o incluso mordidas.
Dicho poltergeist se había extendido hasta las casas y la prisión colindantes al cementerio.
Pero, sin duda, la leyenda más famosa que rodea el cementerio es otra. Mucho menos aterradora. Trata de un perrito, Greyfriars Bobby, un Skye Terrier que permaneció junto a la tumba de su amo, el policía John Gray, durante catorce años. El can siempre hacía el mismo recorrido, a la una en punto, con el cañonazo del castillo caminaba hasta un pub cercano donde le alimentaban. Los vecinos de la zona le tomaron mucho cariño, y tras su muerte, fue enterrado en algún lugar cercano a las puertas del camposanto. Algo bastante curioso por tratarse de una mascota, pero se le concedió ese honor debido a su enorme popularidad.
Un año después de su muerte, una filántropa inglesa, Lady Burdett-Coutts, escuchó su historia y quedó tan impresionada que mandó erigir frente al cementerio una fuente coronada por la estatua de Greyfiars Bobby.