Sobre paisajes que desafían la imaginación y a lo alto de montañas majestuosas, los teleféricos se han convertido en más que simples medios de transporte. Permiten a los visitantes ascender a alturas impresionantes brindando experiencias inigualables llenas de belleza y adrenalina.
Lo que comenzó siendo una herramienta funcional para superar obstáculos geográficos ha pasado a convertirse en una actividad emocionante, en muchas ocasiones, no apta para aquellos que sufren de vértigo. Desde paisajes de montañas cubiertas de nieve, valles profundos o ciudades enclavadas entre colinas, los teleféricos ofrecen vistas que difícilmente pueden competir con otros medios de transporte.
Situado en Mérida, es una verdadera joya tanto para ingenieros como para los amantes de la naturaleza. Con una altura máxima de 4.765 metros sobre el nivel del mar, es considerado el teleférico más alto del mundo, conectando cinco estaciones en su recorrido de 12,5 kilómetros. Esto hace que no solo sea el más alto, sino también el más largo del mundo.
El Mukumbarí, inaugurado en los años 60, ofrece un viaje que combina la adrenalina de la altura con la belleza de los paisajes andinos. Durante la ascensión, los visitantes pueden observar el cambio de ecosistemas: desde los frondosos valles hasta la zona nevada de las cumbres. Un recorrido de aproximadamente una hora que culmina en el Pico Espejo, donde se tienen unas vistas impresionantes del Pico Bolívar, el más alto del país.
Este sistema, localizado en la provincia de Hunan, China, tiene un recorrido de 7,5 kilómetros, siendo uno de los más largos del mundo. Con una altura máxima de 1,279 metros, comunica la ciudad de Zhangjiajie hasta la cima de la montaña Tianmen, que está considerada como un lugar sagrado en la mitología china.
Durante su viaje, que dura 30 minutos, los viajeros son testigos de una de las vistas más imponentes del planeta atravesando montañas con picos vertiginosos y desfiladeros profundos. Uno de los momentos más ansiados es la vista de la famosa “Puerta del Cielo”, una cueva natural situada en la montaña que da la sensación de encontrarse frente a una puerta celestial.
En el corazón de los Alpes franceses, el teleférico de Aiguille du Midi es una de las rutas ineludibles para quienes quieren explorar las cimas nevadas europeas. Cuenta con una altitud máxima de 3,842 metros, este sistema ofrece vistas de ensueño del Mont Blanc.
Partiendo de Chamonix, los pasajeros son transportados en dos etapas hasta la cima de Aiguille du Midi, convirtiéndose también en una puerta de entrada para los alpinistas que quieran aventurarse a escalar el Mont Blanc o practicar deportes de nieve.
En la estación superior, se encuentra una plataforma de observación donde los visitantes pueden disfrutar de las vistas que abarcan los Alpes franceses, italianos y suizos, además de la pasarela de vidrio conocida como “Paso en el vacío” donde los más valientes podrán caminar sobre un precipicio de miles de metros de altura.
Siendo uno de los teleféricos más altos de Asia, encontramos el Gulmarg en la región de Jammu y Cachemira, Con una altura máxima de 3,979 metros, este sistema conecta la ciudad de Gulmarg con la montaña Apharwat, ofreciendo a sus visitantes unas vistas impresionantes del Himalaya nevado.
Este teleférico no tiene sólo importancia turística, sino que, tiene un papel significativo para la economía india al atraer a visitantes internacionales y promover deportes de invierno en una región que, sin él, sería de difícil acceso por las condiciones climáticas adversas.
Es el teleférico urbano más alto del planeta, operando a altitudes que varían entre los 3.640 y 4.150 metros sobre el nivel del mar. Este sistema conecta la ciudad de La Paz con El Alto, solucionando un crítico problema en una región montañosa y de difícil acceso.
Inaugurado en 2014, este sistema no solo es un ejemplo de innovación en transporte urbano, sino que, además, ha reducido significativamente la contaminación y los tiempos de desplazamiento, aportando a los viajeros unas vistas sin igual del Altiplano boliviano y la cordillera de los Andes.
Con una altitud máxima de 3.883 metros, el teleférico Klein Matterhorn, se sitúa como el más alto de Europa. Este sistema, transporta a los visitantes desde Zermatt hasta la cima del Klein Matterhorn, ofreciendo una experiencia única al poder llevar a los turistas al glaciar Theodul, donde los deportes de invierno son una actividad durante todo el año.
Aunque este teleférico es el punto de partida para los amantes del esquí que buscan disfrutar de las pistas más altas de Europa, también nos deleita con las panorámicas del monte Cervino y sus cumbres cercanas que hacen que el viaje sea una experiencia visual única.