En verano es frecuente que hagamos y deshagamos maletas con cierta regularidad. Lo más probable es que tengamos que hacer el equipaje varias veces a lo largo de las vacaciones y planificar con cierta antelación los itinerarios y la logística de nuestros viajes.
Toca decidir cómo administrar el espacio para que todos los imprescindibles quepan y podamos disponer en destino de todo lo necesario. Entre las dudas más frecuentes de los pasajeros de los aviones están las relativas a qué se debe facturar y qué se puede llevar en la cabina del avión sin recibir una penalización de la compañía aérea.
Uno de los elementos indispensables para una jornada en la playa es la sombrilla. Pero, ¿podemos llevar este objeto a bordo?
Las aerolíneas establecen siempre reglas específicas sobre el tipo de equipaje que podemos llevar a bordo, tanto lo que facturamos como lo que llevamos con nosotros dentro del avión. El equipaje de mano está sujeto a ciertas limitaciones de tamaño y peso. Salvo excepciones, una sombrilla de playa estándar no cumplirá con estas restricciones debido a su longitud y volumen. Ryanair, EasyJet y Vueling, por ejemplo, imponen equipajes de mano cada vez más pequeños que hacen que llevar este clásico de la playa en la cabina sea inviable. En el caso de Ryanair, por ejemplo, la aerolínea ha sido siempre famosa por imponer una política que roza el abuso en las dimensiones de los equipajes de mano, obligando a los pasajeros a facturar maletas de mano que en otras aerolíneas sí están permitidas.
Por otro lado, compañías como British Airways y American Airlines sí permiten el transporte de objetos de mayor tamaño en el equipaje facturado, aunque también aplican tarifas adicionales y restricciones. En algunos casos, es posible que tengamos que avisar a la aerolínea con antelación para estar seguros de que pueden acomodar la sombrilla.
En principio, esta será la regla que debemos tener siempre presente: el equipaje de mano debe caber en los compartimientos superiores o debajo del asiento delantero. Una sombrilla, que suele medir entre 1,5 y 2 metros de longitud, será muy difícil de acomodar.
Podemos tomar como ejemplo lo que explica la compañía Vueling en su sección de dudas frecuentes en referencia a las sombrillas de playa.
“Si has contratado una maleta para llevar en la bodega, podrás facturar las 2 cosas juntas, siempre y cuando no superen el peso máximo. Es decir, si en tu reserva llevas una maleta de 20 kg, ese será el peso total que pueden sumar tu maleta y tu sombrilla. Si no has contratado ninguna maleta facturada para tu viaje, tendrás que facturar tu sombrilla como si fuera un equipaje más”.
Otro punto a tener en cuenta es que los objetos afilados o potencialmente peligrosos no están permitidos en la cabina. Si bien una sombrilla de playa no es una amenaza per se, su estructura, que a menudo incluye una punta afilada para clavarse en la arena, podría ser considerada un riesgo por el personal. De hecho, en las inspecciones de seguridad del aeropuerto será cuando recibamos un ‘toque’ y, casi con toda seguridad, nos obligarán a dejarla en tierra o nos pedirán que la facturemos como equipaje especial.