España es un país con una enorme riqueza natural que atrae a millones de visitantes cada año. No en vano, tal y como explica Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), “Actualmente existen 16 parques nacionales, 152 parques naturales, 291 reservas naturales, 359 monumentos naturales, 61 paisajes protegidos y 2 áreas marinas protegidas, y más de 800 espacios en aplicación otras figuras desarrolladas por las comunidades autónomas”.
Obviamente, no todos tienen la misma popularidad y los hay más visitados que otros. Eso sí, antes de apuntar cuáles son los que más gente acogen, hay que mencionar la explicación que desde la web del Gobierno de Canarias le dan a los Monumentos Naturales: “Son espacios o elementos de la naturaleza de dimensión reducida, constituidos básicamente por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza, que son objeto de protección especial, como formaciones geológicas, yacimientos paleontológicos y demás elementos de la gea”.
Ubicada en Tarifa, Cádiz, esta duna es una de las formaciones de arena más impresionantes de España, ya que alcanza los 30 metros de altura, extendiéndose desde la playa de Bolonia hasta el Parque Natural del Estrecho. Es un destino popular para los amantes de la naturaleza y para quienes buscan un destino de playa, al tiempo que ofrece vistas espectaculares del paso del Estrecho de Gibraltar. Asimismo, la duna se encuentra cerca de las ruinas de Baelo Claudia, un antiguo asentamiento romano, lo que añade un valor histórico al paisaje natural.
Sin duda el Tajo de Ronda es una de las estampas más famosas no solo de Andalucía, sino de toda España. Esta impresionante garganta atraviesa la localidad malagueña, provocando una grieta de más de 100 metros de profundidad. Sobre ella se extiende el Puente Nuevo, una estructura del siglo XVIII que conecta las partes antiguas y nuevas de la ciudad.
El Tómbolo de Trafalgar, en la costa de Cádiz, es una formación geológica donde una barra de arena conecta el islote del faro de Trafalgar con el continente. Estamos hablando de un monumento natural de gran belleza paisajística e importancia histórica, ya que fue el escenario de la famosa batalla de Trafalgar en 1805. Eso sí, lo que provoca que se llene de turistas cada tarde –especialmente en verano– es que regala unas puestas de sol impresionantes.
Situado en el Parque Natural de Somiedo en Asturias, este sistema de lagos glaciares rodeados de montañas ofrece al visitante un paisaje idílico. Cabe señalar que el parque es un refugio para especies en peligro de extinción como el oso pardo cantábrico y además ofrece numerosas rutas de senderismo con las que explorar su flora y fauna.
También en Asturias se halla esta preciosa playa interior, situada a unos 100 metros del mar Cantábrico. Su peculiaridad es que está conectada al océano a través de una cueva subterránea, de manera que el agua llega a la playa a través de túneles en la roca, creando una piscina natural rodeada de praderas verdes. En los últimos años se ha convertido en un reclamo turístico que provoca una gran afluencia de personas, así que para visitarla es mejor optar por los meses de otoño e invierno, aunque entonces resulte más complicado bañarse por las temperaturas.
Aunque los parques naturales y nacionales de los Pirineos acaparan la fama, los Mallos de Riglos, situados en la provincia de Huesca, merecen no solo una visita, sino una especial mención entre los monumentos naturales más visitados y bonitos de España. Estas formaciones rocosas se elevan hasta 300 metros de altura junto al río Gállego y son el hogar de aves rapaces como el buitre leonado.
Ubicado en Gran Canaria, el Roque Nublo es uno de los monumentos naturales más emblemáticos de las Islas Canarias. Este monolito basáltico se eleva 80 metros sobre su base hasta alcanzar los 1.813 metros sobre el nivel del mar. Está rodeado por un paisaje volcánico donde prima el pino canario, ofreciendo unas vistas panorámicas inigualables.
Dentro del Parque Nacional de las Cañadas del Teide se encuentra, obviamente, el monumento natural del Teide, el pico más alto de España, con 3.715 metros sobre el nivel del mar. Este volcán activo es el símbolo de Tenerife y de las Islas Canarias y uno de los lugares más visitados del territorio español. Los visitantes pueden ascender en teleférico y disfrutar de vistas espectaculares, tanto de día como de noche.
Las Secuoyas del Monte Cabezón, en Cantabria, forman un pequeño bosque de secuoyas gigantes plantadas a principios del siglo XX. Este monumento natural es único en España y destaca por la altura y el diámetro de sus árboles, que pueden alcanzar los 36 metros. El bosque es un sitio perfecto para dar un paseo y disfrutar de una naturaleza que no estamos acostumbrados a ver en nuestro país.
Este impresionante paisaje de tierra roja leonés se formó por la explotación de minas de oro por parte de los romanos, hace ya más de 2.000 años. Las Médulas ofrecen rutas de senderismo que permiten disfrutar de paisajes únicos y, sin lugar a dudas, es un destino turístico importante que combina historia, geología y naturaleza.
La Ciudad Encantada es uno de los grandes atractivos de Cuenca. Este paraje natural de formaciones rocosas kársticas ha sido modelado por la erosión durante millones de años, dando como resultado todo tipo de formas caprichosas que sorprenden a los visitantes.
El nacimiento del río Cuervo es pura naturaleza. Un manantial brota de una pared de roca y forma cascadas y pozas de agua cristalina de gran belleza. El mejor momento para visitarlo es durante la primavera y el otoño, cuando el flujo de agua es más abundante.
Esta playa situada en Ribadeo, Lugo, es famosa por sus formaciones rocosas y arcos naturales que se asemejan a los contrafuertes de una catedral gótica. Los visitantes –que son muchos a lo largo del año– deben saber que sólo es accesible durante la marea baja, momento en que podrán descubrir sus cuevas.