Hay lugares que merece la pena visitar por lo menos una vez en la vida y uno de ellos es la Acrópolis de Atenas. Este lugar esconde magia e historia a partes iguales y, a pesar de que es una visita que atrae a una gran cantidad de turistas (lo que hace que resulte un poco más incómodo verla), el viaje merece la pena. Todavía más si se hace junto con un guía que desvele todos sus misterios.
No siempre se puede escoger cuándo podemos ir a visitarla, para mucha gente las vacaciones de verano son los únicos días en los que puede viajar, pero si se pudiera seleccionar cualquier época del año, es mejor visitarla en primavera o en otoño, cuando el calor y la humedad son menores y también hay menos personas. La visita suele durar unas tres horas.
Aunque el Partenón es el más emblemático y más conocido, lo cierto es que en la Acrópolis hay otros muchos edificios que merece la pena ver y que forman parte de cualquier visita. Toda la Acrópolis ha sido víctima de guerras y saqueos, por lo que muchos de los edificios han sido reconstruidos a lo largo de la historia y todavía muestran los destrozos que el tiempo y la violencia han causado.
El propio Partenón hizo de polvorín y un cañonazo lo hizo saltar por los aires. Además, gran parte de la decoración escultórica que le quedaba, fue retirada para llevarla al Museo Británico.
Erecteión es el templo del rey Erecteo y se le reconoce por sus esculturas en forma de mujer que hacen de columnas, aunque las que se ven en el templo son copias. Es inevitable visitar los Propileos, que forman la gran puerta monumental que daba acceso a la Acrópolis, el templo de Atenea Niké, que es una reconstrucción del siglo XIX, el Teatro de Dioniso Eléuteros, que fue el mayor teatro de la antigua Grecia, o el Odeón de Herodes Ático.
Como siempre sucede con estos lugares que podemos visitar, existen muchas formas de hacerlo. Una de ellas es comprar las entradas en la taquilla, algo que se puede hacer de forma presencial o con antelación, y hacer la ruta por nuestra cuenta, pero también se puede hacer con un guía, que nos aporte la información clave para entender un poco mejor todo lo que vemos y ponerlo en contexto.
Existen también visitas privadas, que suelen aceptar grupos pequeños, y que suelen incluir un guía profesional que revele datos y detalles menos conocidos. El plus de este tipo de visitas, cuyos pases pueden adquirirse a través de algunas webs de turismo, es que el viajero tiene un tratamiento exclusivo y no solo puede decidir el orden en el que se visitan los monumentos, también se libra de hacer las molestas colas porque tiene pase VIP.
Un sueño para muchos viajeros, que no tendrán que dejarse arrastrar por el resto de turistas y que podrán disfrutar de la Acrópolis a su manera.