Con la llegada del buen tiempo gran parte de la población española está ya sacando los trajes de baño del cajón, en pleno proceso de operación bikini y pensando en qué playa pasará las vacaciones de verano. España tiene muchos kilómetros de costa lo que hace que haya más de 3.000 playas donde perderse en época estival e incluso primaveral.
Extensas, interiores, de arena, de piedra… las opciones son infinitas. Y entre tantas playas España cuenta con la más pequeña del mundo. Se trata de la playa de Gulpiyuri, en Llanes, todo un milagro geológico que abre la puerta a todo un paraíso natural en el corazón de Asturias. Tiene 40 metros de costa y el agua no sobrepasa el metro en las zonas más profundas. Otro de sus datos más curiosos es que esta playa no tiene salida directa al mar.
Este arenal tan increíble se creó de manera natural con el paso del tiempo y como consecuencia de la erosión generada por el mar Cantábrico sobre los acantilados que rodean la zona, que acabó creando una pequeña piscina natural que hasta ahora solo conocían los vecinos de la zona y que desde hace algunos años se han convertido en todo un reclamo turístico. Gulpiyuri se encuentra en la costa a unos 100 metros al interior, rodeada de prados que se dedican al cultivo del maíz.
Durante la pleamar, Gulpiyuri se queda casi sin arena, ofreciendo el aspecto de una piscina de aguas marinas, y en la bajamar se produce un fenómeno conocido como desagüe, momento en el cual se puede acceder a ella. Gracias a la erosión del mar en las rocas se crearon cuevas y canales que dieron lugar a semejante maravilla. Estos caminos subterráneos permiten que el agua se filtre y se convirtiera en una piscina natural. Su forma de semicírculo cerrado y ha hecho que se declarara Monumento Natural. Gracias al complicado acceso es lo que precisamente ha hecho que la playa se encuentre bien conservada.
Si tienes planeado visitar la playa más pequeña del mundo en verano, debes saber que conviene madrugar, pues su fama y su pequeño tamaño hace que se llene pronto. El acceso se realiza a través de un camino desde la playa de San Antolín y se desciende a ella a través de una escalera desde los acantilados. Para llegar, se recomienda dejar el coche en las inmediaciones de la playa y andar durante unos minutos. Una vez en Gulpiyuri, se puede ver, por un lado, las agitadas aguas del mar Cantábrico y, por el otro, prados, bosques y tierras de labor.
Gulpiyuri es un lugar ideal para disfrutar de la belleza natural y la tranquilidad de la costa asturiana. Las aguas son cristalinas y tranquilas, lo que permite nadar y relajarse en un entorno mágico, siempre y cuando haya pleamar. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no hay servicios como baños o restaurantes directamente en la playa, por lo que es recomendable llevar todo lo necesario para una visita cómoda.
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